por: Tony Gunckel, PhD (c)
Vicerrector Universidad Tecnológica de Chile INACAP
Sede Rancagua
El último Informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) sobre la Educación Superior en Chile deja al descubierto varios problemas que le impiden ser reconocido como un sistema de calidad de clase mundial.
Desigualdad en el acceso a la educación superior para estudiantes provenientes de orígenes sociales distintos.
Los resultados obtenidos en la educación básica y media se asocian principalmente al capital social de las familias de los estudiantes. De esta manera, cualquier joven con similar talento y habilidad, con distintas características u origen, tendrá distintos resultados cuando desee ingresar a la educación superior, ya sea en su clasificación de entrada, para entrar en la institución y/o programa de su elección, para completar una carrera y finalmente titularse.
La baja cobertura de los grupos de bajos ingresos tiene mayor relación con la ayuda estudiantil que con la admisión. A pesar de la reciente expansión de la cobertura en educación superior, los estudiantes de diferentes ingresos y niveles socio-económicos aún tienen un acceso desigual a la educación superior.
La ayuda estudiantil no está disponible para muchos estudiantes de bajos ingresos, los que tienen menos posibilidades de pagar el costo total de sus estudios.
La duración de muchos programas universitarios de grado, de generalmente más de cinco años, es también un fuerte desincentivo para los estudiantes de niveles más pobres a continuar estudios superiores.
Segmentación entre instituciones universitarias y no universitarias.
Actualmente existe una injustificada división entre instituciones que pertenecen o no al Consejo de Rectores (CRUCH). No hay razón para limitar los aportes fiscales directos, la elegibilidad de estudiantes a crédito o becas principalmente a las Universidades del CRUCH.
Además, la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) señala que corresponde exclusivamente a las universidades otorgar los títulos profesionales que requieren la previa obtención del grado de licenciado, lo cual representa un monopolio extemporáneo (actualmente son 18 títulos: Abogado, Arquitecto, Bioquímico, Cirujano Dentista, Ingeniero Agrónomo, Ingeniero Civil, Ingeniero Comercial, Ingeniero Forestal, Médico Cirujano, Médico Veterinario, Psicólogo, Químico Farmacéutico, Profesor de Educación Básica, Profesor de Educación Media, Profesor de Educación Diferencial, Educador de Párvulos, Periodista y Trabajador Social)
Programas de estudio inflexibles y basados en prácticas educativas obsoletas.
Los empleadores se quejan de la relevancia de la educación superior en Chile, y no tienen canales de participación para informarse e influir en las prácticas educativas y sus contenidos.
A su vez, los empleadores prefieren los egresados de los mejores institutos profesionales y centros de formación técnica, pero se quejan de que son pocos e insuficientes para las necesidades del país.
Los programas académicos necesitan llegar a ser más relevantes para un mundo competitivo y globalizado. Los programas universitarios podrían estar alejados de los verdaderos requerimientos del mundo del trabajo, encontrándonos además con un currículo que es a menudo inflexible y sobre especializado.
Programas de graduación demasiado largos.
Para los estándares internacionales, la duración de los programas conducentes al primer grado son demasiado largos y la carga de trabajo de los estudiantes y académicos muy pesada, conduciendo a una alta deserción y a un deficiente uso de recursos, lo que representa un mayor costo para Chile.
Prácticas de financiamiento institucional obsoletas.
Pese a los avances en cuanto el financiamiento público de la educación superior, éste sigue siendo muy bajo y los costos para los estudiantes y sus familias muy altos, comparados con los de otros países.
Mucho del reciente aumento de cobertura en educación superior se ha debido al rápido crecimiento del sector privado (actualmente matriculando el 70% de los estudiantes), financiado por los estudiantes y sus familias.
En todo caso, el crecimiento masivo de las matrículas no ha provocado una disminución general de la calidad de la educación y el sector de la educación superior ha sido y permanece dinámico. El éxito de Chile al pasar de un sistema de educación de elite a uno de educación masiva, manteniendo la calidad de la educación, se debe en gran medida a su voluntad de implementar políticas con nuevos enfoques, pero debiéramos seguir avanzando hacia un sistema de ingreso universal y más atingente a las necesidades reales de Chile, en un contexto globalizado.