Felipe Alvear Silva
Foto: Nico Carrasco
Una complicada y desagradable situación vivió hace algún tiempo la señora María Inés Aguilar Bobadilla. La mujer, madre de ocho hijos, concurrió hasta la oficina de su caja de compensación a retirar un dinero que se le debía, correspondiente a 300 mil pesos. Tras recibir el dinero llamó a su nieta para ir a celebrar, tomando un helado en un local del centro de Rancagua.
La mujer estaba contenta, la ayuda recibida de su caja, le ayudaba mucho con sus problemas económicos, ya que mensualmente recibe sólo 70 mil pesos de pensión para vivir, más lo que recolecta haciendo trabajos de costurería en su casa de la población 25 de Febrero.
Pero su alegría duró poco, ya que tras la inocente invitación que realizara a su nieta, ésta le respondió hurtándole el dinero recibido en un sobre, según cuenta la señora María. La situación se agrava aun más, sabiendo que la mujer pensionada crió a la muchacha desde que ella tenía sólo días, cuando su madre natural la abandonó. Además, la señora María asegura que su nieta tiene una buena situación económica, que vive en una buena casa, con autos y buen pasar, ya que el esposo de ella trabaja en una importante empresa de la zona.
No puede haber sanciones
Con el dolor inmenso de acusar a un familiar, la señora María concurrió hasta Carabineros y Policía de Investigaciones, para realizar la denuncia correspondiente. Pero lamentablemente no pudieron hacer nada, ya que según señalaron desde la Brigada de Robos de la PDI, las víctimas de delitos -por Ley- no pueden realizar denuncias contra familiares ascendentes, colaterales o descendentes.
Según el artículo 489 del Código Penal a Leyes sobre Familia, están exentos de responsabilidades criminales y sujetos únicamente a la Ley Civil por hurtos, defraudaciones o daños, los parientes consanguíneos en toda la línea recta, los parientes consanguíneos hasta el segundo grado inclusive de la línea colateral, los parientes afines en toda la línea recta y los cónyuges.
Como lamentablemente no pudo hacer nada contra el cobarde hurto, su intensión es realizar un llamado a todas las personas de la tercera edad a no confiarse en demasía de sus familiares. “Quiero decirles a todos los abuelitos, que no confíen tan ciegamente en la familia, ya que estos pueden hacerles daño como me lo hicieron a mi”, manifestó la señora María Inés Aguilera.