Alexis Apablaza Campos
Fotos: Héctor Vargas / Luis Fernando González
Un conocido tema del grupo Los Miserables dedicado al hincha del fútbol dice: “no importa si ganas, si ganas o pierdes. Mi amor por ti durará por siempre”, precisamente esa convicción quedó clara con la retirada del campo de juego de los jugadores de O’Higgins. Cuando muchos esperaban luego del “papelón” que el equipo dio en la cancha ante La Serena, ante el cierre penoso de una de las planillas más caras del torneo que fue el primero en cerrar la cortina en lo que resta del presente año y que para más se despidió de las actuales estructuras de su recinto deportivo, ante todo eso se esperaba silbatinas e insultos, pero no. Lo que hubo fue un aplauso cerrado y una ovación grande con respeto y con la consigna que las hinchadas gritan, estar en las buenas y en las malas.
Del partido, ni siquiera merece la pena analizar demasiado. Si se vio un equipo tan abúlico y desganado como en la cuarta fecha ante Universidad de Concepción y que significó la partida “casi arrancando” de Jorge Sampaoli del cuadro celeste. Prueba de ello fue que apenas pasada la media hora de partido el marcador ya estaba sentenciado con un contundente 1-3 en contra.
Es que las chambonadas comenzaron temprano. A los 6’, Jorquera pierde el balón en el medio terreno, quien la recibe es Sebastián Tagliabúe en el centro del área para levantársela a Parada y de globito abrir la cuenta. Pasaron 16 minutos para que ante una pelota divida en el área, el “1 celeste” en vez de tomar el balón optara por mandar el pelotazo lejos del área, el problema fue que el balón cayó en los pies de Ángel Carreño que sólo tuvo que bajarla y pegarla para aumentar la humillación.
LAS CARTAS ECHADAS
Cuatro minutos después vino el descuento, producto del amor propio y del único jugador que tuvo un gran segundo semestre: Juan Gonzalo Lorca. El delantero recibió una habilitación de José Pedro Fuenzalida a las espaldas de la dupla de centrales papayeros y terminó derrotando a Gastón Losa con un disparo sutil que pasó entre sus pies; pero la ilusión de la remontada duró sólo 10 minutos porque la historia se cerró con un centro de Salazar, una mala salida de Parada, una tibia reacción de la defensa y con un cabezazo de Tagliabúe totalmente libre en el segundo palo.
Quizás todo esto explique porque en el ambiente había otros matices como hablar del último partido en El Teniente antes de su remodelación, del técnico para la próxima temporada e incluso de los refuerzos que se podrían quedar o no para el siguiente torneo. Quizás explique también la reacción de los hinchas tras el resultado, las cartas para este 2009 ya estaban echadas hace rato, por lo que una caída más en El Teniente ya ni siquiera valía la pena para el análisis, porque al final en lo único que se terminó quedando fue con las buenas intenciones, el problema es que éstas no hacen goles, no ganan partidos ni mucho menos suman puntos.