Julio César Moreira
Pero eso no es todo. Quienes la usan se creen dueños del lugar, por lo que los vecinos de las calles Lircay y 5 de julio, en la población René Schneider, viven atemorizados. En ocasiones deben transitar por vías alternativas, y algunos encerrarse en sus hogares, para no ser agredidos.
Ana Tamayo, presidenta de la junta de vecinos número 21, contó que la casa está sin moradores desde hace 4 años, “y nadie ha hecho nada por el tema, aunque he reclamado en todos lados”.
Dijo que la vivienda, signada con el número 0456, “se ha convertido en un centro de perdición. Los niños chicos ven de todo ahí. No se puede pasar por ahí, porque está el peligro que te asalten. Tiran piedras a los vecinos. Hemos llamado a los carabineros, porque se originan problemas entre los curados o los drogadictos. Botan basura, hacen el amor. Yo puse un reclamo y no se puede hacer mucho, porque es una propiedad privada. Pero resulta que los dueños no aparecen, y no viven acá”.
Una segunda persona del sector, quien declinó dar su nombre por temor a las represalias, señaló que el lugar no sólo es punto de reunión de los drogadictos y ebrios, sino también un foco infeccioso. “La gente llega a drogarse y a la vez botan todo tipo de basura, y hasta hacen sus necesidades allí”, dijo.
Manifestó que ella vive en constante miedo y riesgo, porque “se trata de grupos de hombres y mujeres que reaccionan muy violentos cuando están con droga o curados; y resulta que yo vivo sola”.
-¿Por qué se fueron sus moradores?
– Porque a la señora le hicieron una “mejicana”(le quitaron la droga), la asaltaron y le quitaron cosas. Después de un tiempo se fue y dejó todo botado. Vivía con 2 hijas y dos o tres nietos. Esa casa está muy peligrosa, porque llega de todo.
“Cancha” de fútbol convertida en basurero
Rosalba Solano, dice estar cansada de barrer el frontis de su casa, convertido hoy en el vertedero de la calle José Ignacio de la Carrera, en la población René Schneider.
Hay en ese lugar una franja de pavimento que, a menudo es utilizado por los chicos para jugar a la pelota. Sin embargo, denunció la vecina, la gente bota allí todo tipo de desperdicios, animales muertos y desechos domiciliarios.
“Esto está siempre lleno de papeles y bolsas que, con el viento, se vienen para el lado de mi casa. Yo, casi todos los días, tengo que barrer; porque el camión pasa dos veces a la semana. Toda la gente bota la basura acá. Y vienen también de otras partes”, manifestó la mujer.