Por: Manuel Polgatiz C.
Fotos: Marco Lara S.
Enfurecida e impotente por la relación de los hechos, María Figueroa Salazar, habitante de Villa Triana, expuso el drama que un grupo de vecinos, debe soportar hace una década. Por la tranquilidad del lugar y la buena ubicación, muchos experimentados matrimonios, decidieron construir sus moradas, en el apacible sector. Sin embargo, en el año 1999, el Colegio Médico de Rancagua, instaló su sede gremial en plena Av. Bombero Villalobos, a escasos metros de Av. Héctor Zamorano. De ahí en más, los “dolores” de cabeza, se han multiplicado por mil.
Estas cefaleas están unidas principalmente, a los estruendosos ruidos que surgen desde el recinto utilizado por los galenos. “Hacen fiestas a destajo. Yo estoy enferma y no respetan a nadie. Ponen la música a todo “chancho” y no contentos con ello, se tiran a la piscina y gritan enfervorizados”, dijo María Salazar. La propietaria, representante de un número importante de residentes, tiene su casa en calle Domingo Sarmiento (cuadra comprendida entre Bombero Villalobos y Av. Central), justo detrás del establecimiento, por lo que es testigo ocular y auditivo de lo que allí se desarrolla. “Ya estamos aburridos de llamar a carabineros para que detengan la juerga. No sé cuántas multas les han cursado, no obstante ello, siguen con la parranda. Se supone que los médicos están obligados por ley, a resguardar la salud de las personas pero aquí lo único que hacen, es empeorar la calidad de vida”, manifestó encolerizada.
Opinión que es refrendada por el presidente de la junta de vecinos, Sergio Shipley. “Es cierto que en el último tiempo, han bajado un poco los decibles pero los eventos no se detienen. Aquí realizan matrimonios, cumpleaños, despedidas, etc.”, aseveró. Con estos antecedentes en mano y considerando la nula ejecución de los dictámenes de la autoridad respectiva, los vecinos decidieron interponer una demanda ante el 2º Juzgado de Policía Local. “El juez solicitó que las partes llegáramos a un acuerdo. Firmamos un acta de compromiso pero esa obligación, no ha sido respetada por estos señores”, aseguró Shipley.
“HAGO UN LLAMADO PARA QUE SEAN MÁS TOLERANTES”
La presidenta del Colegio Médico, Magaly Pacheco, no estaba para nada sorprendida por la denuncia. Es más, conocía los actos e incluso confirma que existen causas judiciales pendientes. “Sabemos del conflicto y lo pusimos en conocimiento de nuestros asociados. Ahora creo que existe un nivel muy bajo de tolerancia. Los vecinos deben saber, que si se hace un cumpleaños, va haber música y un poco de ruido. Eso es totalmente normal y no se sale de las normas establecidas”, estableció. Respecto a la autorización con que cuenta el establecimiento, remarcó que este jamás ha sido un centro de eventos. “Quienes lo utilizan son los socios y nadie más. No se arrienda ni mucho menos. Por eso, hago un llamado para que sean más tolerantes y flexibles”, puntualizó.