Julio César Moreira
Fotos: Nico Carrasco
Para quienes la practican, la medicina Kambó nunca ha originado efectos nocivos, ni causado la muerte de algún paciente, sino que, muy por el contrario, “sólo trae felicidad y alegría”, señala una información que aparece en la página www.medicinakambo.cl
Sin embargo, el fallecimiento de Daniel Antonio Lara Aguilera (53), se produjo a minutos de que se le realizara la aplicación de este tratamiento a base del fluido de la rana del mismo nombre: kambó (phylomedusa bicolor), originaria de la selva amazónica brasileña.
El conductor de ambulancia del hospital de Pichidegua, falleció la tarde del viernes, tras ser tratado con este medicamento alternativo, con el propósito de mejorar una discopatía vertebral que, desde hace seis meses, no le permitía trabajar, y lo tenía con licencia.
Era la segunda medicación que le practicaban dos “médicos” venidos de Maipo, y que decían haber adquirido sus conocimientos en el Mato Grosso brasileño.
Uno de ellos sería heredero directo de la tribu de los indios Katukinas (Gente amigable y verdadera), quienes, por miles de años, han utilizado esta técnica curativa.
“Debido a su problema a la columna, que no le permitía caminar, él tomó esta medicina alternativa. No sé quién se la recomendó. Mi hijo me contó que era un veneno de unas ranas brasileñas. Le pinchaban de la rodilla hacia abajo y le ponían unas cositas que eran igual que la soda. Salían burbujas que lo hacían transpirar, vomitar y hasta defecar”, contó su ex esposa, Doris Mondaca, mientras esperaba el informe del Instituto Médico Legal, en Rancagua, y la entrega del cuerpo de su familiar, acompañada de dos de sus tres hijos.
Señaló que Daniel Antonio llegó a estar completamente inmovilizado; y que una vez realizado su primer tratamiento, allá en Maipo, mejoró milagrosamente. “Estaba contento, y cuando llegó a la casa caminaba, saltaba y hasta se sentaba brusco. Era impactante para la gente que lo había visto como inválido”
A raíz de lo ocurrido, el funcionario de la salud hizo que los “médicos alternativos” se trasladaran hasta Pichidegua, previo acuerdo de reunir a más de 10 pacientes. Juntó 14 personas, todas las cuales llegaron hasta la residencial de Malpaso, Ignacio Carrera Pinto 1145, de propiedad de Silvia Rubio (nota aparte).
Allí le hicieron su tratamiento, por lo que “tenía que vomitar y no lo hizo. Llegó a la casa y se sentía tan mal que se acostó. Mi hijo salió a comprar. En el trayecto se topó con otro caballero al que la habían hecho lo mismo. Mi hijo se conmovió y lo fue a dejar a su casa. Cuando volvió, se encontró con su papá fallecido. Le hizo respiración boca a boca. Se llamó a la ambulancia, y a los paramédicos, para que le prestaran ayuda”, narró la atribulada mujer.
-¿Usted diría que su marido murió a raíz de la aplicación de este veneno?-“No estoy segura. Hasta que el informe de la PDI no diga lo contrario, uno no puede culpar a nadie. No sé si fue negligencia o no”.
-¿Quiénes son estas personas, qué comenta el pueblo?-“Dicen que colocaban esta agujitas con las que aplicaban este veneno; y que era como la soda cáutica. Era como una medicina alternativa de Brasil, del Amazona, el veneno de la rana. En la residencial había como 14 personas que estaban atendiendo”.
-¿Podrían también ellos estar en riesgo?-“Una cosa así. Imagino que eso (los efectos de la medicina), tendrá un movimiento previo, para que la persona vomite y que no se acueste”.
Silvia Rubio dijo estar muy afectada; esencialmente por el dolor que la muerte de su ex pareja ha causado en sus hijos. Indicó que Lara Aguilera era una persona muy conocida y querida en Pichidegua; en donde además de conductor de la ambulancia, ejercía como colectivero.
Testimonio de una paciente
Silvia Rubio, propietaria de la residencia en que los “médicos” brasileños atendían a sus pacientes, si bien dijo conocerlos desde hace mucho tiempo, porque se había tratado con ellos, manifestó no saber sus nombres.
Describió a uno de ellos como “negrito y bajo”, con el que era imposible hablar, pues no hablaba castellano. El segundo oficiaba de traductor.
“Mis familiares se habían tratado con ellos. Cuando él (Lara Aguilera), supo que llevábamos s mi hermana para que la sanaran, fue con ella y se trató. A los dos días llegó saltando. Yo me hice el tratamiento y un montón de gente también, y no nos ha pasado nada. Ellos son de la selva amazónica de Brasil y yo me he sentido muy bien con el tratamiento. Tengo artrosis”, contó.
Indicó que se trata de algo muy simple: “A uno le hacen unos puntitos en la pierna y le ponen una especie de jalea”.
Datos sobre el Kambó
El Kambó es una especie de rana que vive en la selva amazónica brasileña. Emite una secreción que actuaría como energizante, produciendo mayor eficiencia en el sistema inmunológico.
Los indios Katukinas acostumbran a colectar el Kambó, para lo que usan palabras mágicas. Una vez que logran su propósito, dejan al batracio en el mismo árbol en que lo encontraron.
Antes de aplicar la sustancia, al paciente hombre se le hacen puntitos en los brazos y el abdomen, con una pequeña brasa de cipo (piedra con que los romanos marcaban las distancias) para luego depositar allí el “medicamento”. En treinta minutos el tratado puede retomar sus labores habituales.
Dicen que quien lo usa emite una luz verde que “atrae las cosas buenas de la vida”.
Quita la flojera y las pocas ganas de cazar y “pololear”