Hugo Soto Riquelme
Fotos: Héctor Vargas
Un día de gran felicidad vivió, ayer, la Iglesia diocesana en la Región, tras la ordenación de dos nuevos sacerdotes, en una ceremonia religiosa encabezada por el Obispo de Rancagua, Alejandro Goic, junto a diversas autoridades eclesiásticas que acudieron hasta la Catedral para dar la bienvenida a los presbíteros.
A las 11 horas en punto, se dio inicio a la celebración eucarística que acogió a los nuevos sacerdotes Marcelo Lorca Rodríguez y Osvaldo Rodríguez Pérez, quienes en presencia de padres de distintas congregaciones y fieles provenientes de varias comunas de la Región, prometieron manifestar su voluntad de llevar una vida de servicio por muchos años más.
Durante la ceremonia, monseñor Goic hizo alusión al periodo que se vive en estos días, manifestando que “la Navidad es una identificación total de Dios con el hombre”, poniendo en relevancia que el sacerdocio ministerial debe estar enfocado hacia un servicio permanente.
El prelado indicó que la “sociedad actual lejos de buscar la paz, está en la búsqueda de nuevos frentes de batalla. La guerra de la Navidad se sigue colmando de inocentes”, criticando el consumo exagerado y derrochador de las personas en épocas navideñas, en contraposición de “hermanos nuestros que carecen de bienes para vivir con dignidad”, agregó.
Asimismo, recordó que precisamente hoy (ayer) se conmemora la muerte del discípulo Esteban, mártir de la Iglesia reciente: “las campanas que celebran el nacimiento de Cristo suenan como cañonazos. Esteban es uno de los siete diáconos de la caridad”, dijo, instando los nuevos ministros de Fe a imitar el ejemplo de este mártir como parte del inicio sacerdotal.
En este sentido, exhortó a los padres Marcelo y Osvaldo a seguir como todo discípulo de Jesucristo, “los caminos de la Cruz que se convierten en bendición, para que la acepten y así aprendan la alegría del cristiano”, incluso en momentos de dificultades, ya que el valor de un testimonio es insustituible “cuando el evangelio lleva hacia él, deben amar la cruz, un camino que Cristo se hace siempre presente” destacó Goic en su homilía.
El momento culmine de la ceremonia se vivió cuando los nuevos sacerdotes prometieron ante monseñor Goic, la voluntad de recibir la celebración de los misterios de la reconciliación y la eucaristía. Tanto el padre Marcelo como Osvaldo realizaron en ese preciso instante, ante los fieles presentes, sus votos de respeto y obediencia a toda la comunidad eclesiástica.
Tras la imposición de las manos con los signos de la mediación de la Iglesia, realizados por los sacerdotes que se encontraban presentes en el altar, monseñor Goic pidió a los presbíteros que “sean un ejemplo de vida, con su palabra y predicación del evangelio para que los pecadores sean reconciliados y reconfortados los enfermos”, sostuvo.
Finalmente, a través de un caluroso aplauso son presentados como nuevos sacerdotes hacia los fieles que los acompañaron en la ceremonia de ordenación. En la oportunidad, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, destacó que en los cerca de seis años de obispado se han ordenado 15 sacerdotes como fruto del trabajo emprendido en el seminario Cristo Rey.
Respecto a la labor de este seminario, resaltó la labor de los rectores Bernabé Silva y Pedro Barahona, donde a partir del 2010 se sumará el sacerdote Felipe Pardo.
LOS NUEVOS SACERDOTES
“Una inmensa alegría es lo que significa todo esto. Es un don maravilloso de Dios”, con estas palabras el padre Osvaldo Rodríguez, asumió como nuevo sacerdote en la Iglesia Catedral, el cual prestará servicios en la vicaría parroquial de El Sagrario.
Proveniente de Palmilla, a sus 33 años, aseguró que este el regalo más grande que la ha dado Dios. “Me siento con la responsabilidad de vivir este sacerdocio, de una forma radical, a través de la vida de Jesús. Con oración y sacrificio para apacentar este rebaño que se me ha encomendado”, aseguró.
En tanto, Marcelo Lorca, de 26 años, mantendrá sus servicios en la Santísima Trinidad como vicario parroquial, “es una alegría profunda de poder llegar a la meta en este caso. Se finaliza una etapa de formación, pero se inicia otra. La compañía del pueblo fiel ha sido muy importante para seguir en este camino”, recalcó.
Tras egresar del Instituto Federico Errázuriz de Santa Cruz, ingresó al seminario Cristo Rey con una convicción profunda de servir a las personas: “realmente uno se da cuenta que todo esto ha sido gracia de Dios”, enfatizó el presbítero, quien continuará con su labor de vicario junto al padre Luis Cobaya en Santa Cruz.