Por: Alvaro Rivera E.
Texto y fotos
Un universo oscuro, angustiante. Extraño. En escena, los actores y la escenografía —un “discurso por si mismo”, según palabras del director del montaje, Néstor Alfredo Vargas— interactúa como uno más. Las luces hacen lo propio, dejando a los personajes a la deriva de lo que dictan sus divagaciones sicológicas. “Un asesinato perfecto, un asesinato nunca antes visto».
En ese mundo se mueve y se desarrolla Woyzeck, obra escrita por el dramaturgo alemán Georg Büchner, a fines del siglo XVIII, y que la compañía rancagüina PanorámicaTeatro puso en escena la semana anterior, en dependencias del nuevo polo cultural de la ciudad, Mujica 360.
La obra vuelve en enero, a partir del 5 hasta el 9, en el mismo horario: 21 horas.
Fueron alrededor de cuatro meses de ensayo, donde los actores y el grupo creativo fueron buscando detalles y símbolos, que representen un valor en las personas. Constanza Cale es actriz de la compañía. Su personaje femenino llena el escenario. Con carácter, con canto, con lamentaciones. Estos son algunos de sus conceptos, respecto a la obra.
¿Esperaba esta convocatoria?
-“La verdad, no. Pero ha estado muy bueno. Algunas funciones hemos tenido que buscar más sillas. Además que por la fecha, nosotros decíamos que fin de año, iba a ser difícil. Pero ha venido mucha gente. Esperamos que en el verano asistan muchos más.
La obra es un clásico del teatro. Pero ustedes usan algunos códigos modernos: la música, la imagen, la cámara filmadora. ¿Cómo surgió este montaje?
-“Quien mejor puede responder esto es el director. Pero como tú dices, esta es una obra clásica, prerromántico, que siempre marca. Dentro de la historia del teatro es súper importante. Porque el autor, a fines de 1.800, escribía de una manera que aún es vanguardista. No tenía un orden en las escenas. De hecho, siempre que esta obra se monta, uno tiene que elegir el orden en que tiene que poner las escenas. Y existían las ganas de Néstor, de hacer esta obra. Hasta que logró ponerla en escena, por medio de un Fondart. Y la idea es traerla desde un imaginario cercano. Desde las imágenes que uno puede imaginar, y pensar en un contexto actual. Y también situarlo en un a situación más local, más cercana, para que la gente se reconozca en ella”.
¿Cómo construyó el personaje?
-“Fue un proceso bien especial. Nunca me había tocado un personaje así, tan envuelto en un mundo tan oscuro, violento, de sentimientos medios desagradables, de odios. Todo muy negativo. Por ese lado, fue difícil. Pero también creo que enganché harto con el concepto de la obra, con lo que quería el director. Y en ese sentido, fue bastante fácil trabajar. Creo que hubo un fiato. Pero es una búsqueda más conceptual. Algo más en las ideas, que tan físico. Creo que eso se logra traspasar”.
Néstor Alfredo Vargas: “Es importante hacer
un teatro más vanguardista en Rancagua”
Néstor Alfredo Vargas, director de la puesta en escena y quien interpreta a Woyzeck, tiene muchas cosas que decir, como joven que es. El es rancagüino. Su padre —Néstor Vargas—es gestor cultural de la región. Estudió siete años en Santiago, y se le presentó la oportunidad de hacer clases en la capital regional. Así lo comenta. “Conocí al grupo, al Colectivo Prende, donde conocí a los actores y actrices y a los gestores culturales que forman la agrupación”. Agregando. “Empezamos a idear el proyecto. Lo presentamos al Fondart. Lo ganamos y lo comenzamos a materializar”.
¿Cómo cree que ha reaccionado la gente que ha asistido a la obra? La temática es muy violenta…
-“Es una obra interesantemente angustiante. Porque habla de dolores y traumas inherentes al ser humano. Y están bajo ese consciente. Bajo varias capas de profundidad, sicológicamente hablando. Y con la gente ha sido muy especial. Han asistido cerca de 300 personas. Es muy positivo para nosotros, porque ésta es una puesta en escena novedosa. Tiene que ver con la estética, con el lenguaje actoral e integral que confluye en escena, y que la gente es capaz de ver: esta lo lumínico, lo visual, lo actoral, todo instalado en el mismo registro. Por eso a la gente le ha gustado mucho. A pesar que es muy angustiante. Y dura una hora y algo. Es una tragedia transversal al ser humano, porque cualquier persona en este momento, puede estar pasando por esta experiencia”.
Hay una estética particular en este Woyzeck. ¿Tuvo algún referente? ¿O lo fue construyendo a partir de los ensayos?
-“El punto de referencia más importante para nosotros como PanoramicaTeatro, fue el lenguaje teatral Alemán. Ellos han sido uno de los instaladores más importantes de estética en el teatro contemporáneo. Y nosotros suscribimos a la idea del diseñador integral de la puesta en escena, que es Eduardo Cerón —diseñador que trabaja con los grandes directores de este país—. Para él, el discurso de la escenografía es súper importante. Pero esta no es una escenografía: no hay muebles, eso que viste no es una puerta. Es discurso por si mismo. Es un dispositivo teatral, que nos ayuda a nosotros como actores, al músico, a instalarnos, para potenciar este discurso político, de la intervención de los poderes hacia un oprimido, como es Woyzeck”.
¿Se cumplió lo que habían planeado como compañía en un principio, con esta puesta en escena?
“-Creo que se cumplieron todas las premisas que nosotros habíamos instalado en primera instancia. Es decir, desde la estética, la pantalla del fondo, que es un enigma. Pero cuando empieza, tiene una razón en particular. No es una subrayación del síntoma, sino que es un recurso aparte”.
La música como uno más
Para el músico Nicolás Lacamara, encargado de los sonidos que nutren a Woyzeck, su rol es “funcional a la obra”. “Lo que hago puede ser cómplice con la historia. Y también omnisciente. Yo como interprete la siento así”. Según el músico, el proceso creativo fue “bien innovador, experimental. Desde los ensayos con los actores, ver que estaban haciendo en cada escena. Yo hago ruidos de subsuelo, melodías nostálgicas. La música es un lenguaje súper importante. Porque empieza a funcionar desde el ritmo interno de los personajes, de cada uno de los roles, que se potencian con la actuación. No musicalizado. Porque la musica es una sonoridad, no es una composición”.