Alexis Apablaza Campos
Fotos: AJA
Luego de que la luz del día permitiera mirar con más tranquilidad las consecuencias de la tragedia, se vio claramente que las estructuras de adobe fueron las que obviamente tuvieron mayores daños, esta situación fue la que preferentemente afectó al casco histórico de Rancagua, así como de otras comunas de la región.
Avanzando por el sector de Avenida Brasil se pudo observar algunos daños a locales comerciales. Los más graves ocurrieron en la panadería Max Pan ubicada al lado de la Galería Brasil, ésta terminó con derrumbes que incluyeron su estático, más algunos muros de su entrada, generando curiosidad entre los presentes.
Otro local que terminó con graves daños fue una tienda de artículos de regalos, ubicada en Brasil poco antes de llegar a la esquina con Rubio. A este local, su techo se le vino literalmente abajo, por lo cual se vio cómo su vitrina quedó intacta, pero con la totalidad de sus artículos y mostradores del recinto aplastados.
También la zapatería Bata de la esquina con Diego Portales, al tener vidrios laterales en su segundo piso, todos ellos cayó a la calle, obligando a cerrar el tránsito en el sector recién mencionado. Mientras que en su frontis, sus vitrinas quedaron totalmente destrozadas, incluyendo el calzado de los mostradores que quedaron repartidos, obligando a sus empleados a rodear el sector para lograr ordenar la situación.
Esta última imagen fue la tónica que se podía ver en los locales comerciales del centro de la ciudad. Dependientes poniendo cintas de seguridad al perímetro de sus locales, recogiendo el material repartido de sus vitrinas que, al ser de vidrio, terminaron destruidas. Eso junto a uno que otro daño estructural menor.
Como decíamos al principio, el adobe fue la principal víctima del terremoto, junto con los tejados de los techos que en su mayoría terminaron lisa y llanamente repartidos por el suelo, obligando a los transeúntes a esquivar todos los obstáculos que las entradas de las casas estaban interponiendo.
Las casas de Almarza, Bueras, Astorga, Gamero y O’Carrol que incluían este material, terminaron simplemente repitiendo la mencionada postal, incluyendo muros parcialmente derrumbados, aunque en el peor de los casos la caída de estos fue total.
NO FALTARON LOS “PATUDOS”
Recorriendo el sector poniente de la capital, preferentemente el sector pasado la línea férrea, tenía la misma postal mencionada. Uno de los puntos más peligrosos era el de la intersección entre Avenida Baquedano y Avenida Corazón, ésta última para acceder a las Villas Corazón, Los Húsares, Nórdica y Las Flores. La casa que está en dicha esquina tuvo caída lateral de cerca del 25% de su estructura, con lo cual más de la mitad de la calle terminó llena de restos que hicieron complejo el acceso al lugar, obligando a retrasar el tránsito por el sector.
Situación idéntica ocurrió en la esquina de Baquedano con Machalí, en dicho lugar está ubicada una botillería que terminó con la caída de la totalidad de su techo, haciendo imposible el acceso peatonal por el sector, situación que se extendió por otro local comercial colindante que también tuvo derrumbes de su techo hacia la calle.
En tanto en los alrededores del Paseo Estado, el Instituto O’Higgins tuvo algunos daños estructurales en el sector de las salas de 1º a 4ª básico, incluyendo ello la galería de trofeos, los cuales tuvieron algunos daños menores. Donde hubo mayores inconvenientes fue en la Casa de los Scout y en el Museo Regional, ambas estructuras terminaron con una cantidad importante de grietas en sus paredes, por lo cual será necesaria su reparación.
En tanto que en el sector de la población Rancagua Sur hubo daños preferentemente en el sector de los edificios, cercanos a la plaza. Éstos tuvieron grietas en su estructura, considerando los años de estas edificaciones. Situación similar que ocurrió en el sector de la calle Diego de Almagro.
Otro de los inconvenientes que hubo en el damero central de la ciudad, correspondió a los saqueos. A las pocas horas posteriores del terremoto y aprovechando la oscuridad junto con la carencia de suministros básicos, no faltaron los “patudos” que hurtaron de vitrinas de locales comerciales, preferentemente del Mall del Centro, para quedarse con algunas especies.
Para tranquilidad, ya con la luz del día y con los perímetros de seguridad establecidos, esta situación no continuó, por lo cual los actos vandálicos que se produjeron tras esta tragedia que sacudió a la región y a gran parte del país fueron menores.