Alexis Apablaza Campos
Texto y fotos
Quizás muchos esperaban que el inicio de esta crónica se refiriera a las hazañas de O’Higgins durante la tarde de ayer en El Teniente. Contar las épicas actuaciones de Harbottle, los desbordes de Ojeda, las genialidades de Gutiérrez y un Roberto Hernández orgulloso tras una victoria ante Universidad de Chile que los podía dejar momentáneamente como líderes del Apertura.
No obstante, la catástrofe dejó de lado el deporte y todos los espectáculos. Apenas se inició la jornada de ayer, la ANFP anunció que se suspendió toda la jornada del fútbol, mientras desde Cuevas 51 llegaba un grito desesperado: “hinchas, ya no vengan a la sede y pregunten por entradas que el partido no se juega”.
Llegando al Estadio El Teniente, coliseo que prometía ser quien albergara una interesante jornada que incluiría grupos musicales, aparecía en su frontis un letrero anunciando la suspensión del partido. Consultando con sus funcionarios, el establecimiento sólo estuvo abierto hasta el mediodía y sin daños estructurales, aunque luego de esto fue cerrado para hacer un catastro de los daños, anunciando además su cierre por tres días.