Felipe Alvear Silva
Fotos: Marco Lara
El pasado jueves 17 de junio, los habitantes de San Joaquín de Los Mayos no aguantaron más la espera de las autoridades para botar el silo del sector, y tomaron medidas de presión cerrando el paso a los automovilistas hacia el colegio La Cruz, ubicado en el lugar. Ese mismo día, el Gobierno Regional prometió que antes del lunes 21 del presente mes, el semillero estaría botado. Han pasado seis días desde la fecha límite que fijó la autoridad regional y la mole de cemento sigue donde mismo.
De acuerdo a lo expresado por el Gobierno Regional durante la semana, la empresa encargada —Omar Flores— está lista para realizar la faena, pero por un problema legal que tiene que ver con la responsabilidad en el caso de haber inconvenientes en las casas aledañas tras la caída, el tema se ha atrasado. Está el dinero, están las autorizaciones, sólo faltaba comenzar a socavar el terreno para después botar el famoso silo. Pero durante el jueves hubo buenas noticias, ya que gracias a la gestión que realizó la propia empresa que contrató un seguro contra accidentes, la demolición debería haber comenzado durante la jornada de ayer. Pero nuevamente, nada.
Los vecinos están enojados. Como sucedió anteriormente, las autoridades no les han cumplido con los plazos, y peor aún, les han dicho que ni siquiera es necesario botar el granero. Juan Carlos Vera, vecino del sector, señaló que el lunes fueron de la empresa que botará el silo, pero dijeron que vendrían el miércoles a botarlo, día en que prometieron ir el viernes, cosa que nunca sucedió. Además, durante la semana se acercaron autoridades de gobierno para ver el caso, y una de ellas les expresó que no era necesario botar el silo, a pesar de que estudios técnicos han dicho que no es aconsejable vivir en el lugar.
Las familias que viven al lado de la mole de 20 metros están desesperadas. Luis Hernández reside con cinco personas más en su casa, que queda a sólo cuatro metros del silo. Y tras el terremoto, decidieron vivir durante el día en la casa, pero en la noche se van a pernoctar a la iglesia del sector. “Es por seguridad, imagínese que venga otro terremoto, no alcanzaríamos a arrancar y morirían seis personas aplastadas”, indicó el residente.
El silo del sector San Joaquín de Los Mayos, comuna de Machalí, fue construido hace cerca de 60 años para guardar el forraje que recolectaban en los terrenos agrícolas cercanos para alimentar a las vacas de la lechería que había en el sector. Pero la construcción de aproximadamente 20 metros de altura, ya no cumple función alguna en el lugar, y sólo sirve para acumular basura, agua —que deteriora aun más los cimientos— y de juego para los niños que llegan los domingos a ver los partidos de fútbol de la cancha del sector y que los propios vecinos deben ahuyentar para que no sufran accidentes. El silo, que ya tenía problemas estructurales antes de la catástrofe, quedó con graves daños tras el terremoto y hoy está en serio peligro de derrumbe