Por: Hugo Soto Riquelme
Fotos: Héctor Vargas
Finalmente la pesadilla de los vecinos del sector de San Joaquín de Los Mayos en Machalí, acabó. Y es que tras meses de angustia por el peligro latente de derrumbe, el silo emplazado en el lugar fue demolido, generando la alegría colectiva por parte de los habitantes, que a sólo metros de distancia podían ser arrollados en cualquier momento por la estructura. Sin embargo, no fue así y la historia tuvo un buen término.
Cerca de las 8 de la mañana las maquinas de la empresa encargada de la demolición -Omar Flores y Vial- llegaron hasta la zona rural para iniciar los trabajos que comenzaron con la perforación de la parte inferior del silo, como una manera de debilitar la estructura y así derrumbarla. Tras el paso de las horas y luego de varios intentos, el nerviosismo se hacía notar en aquellos vecinos que pedían a gritos la pronta caída de la mole.
No fue hasta la tarde, cuando las labores pisaron tierra derecha. Los lugareños presentían que el peligro para ellos llegaba a su fin y faltando diez minutos para las 17:00 horas el granero cedió ante la atenta mirada de niños, jóvenes y adultos -algunos con cámara en mano- , quienes aliviados por lo sucedido volverían a pernoctar en sus hogares tras cuatros meses, ya que el terremoto los obligó a partir a otras viviendas.
“Esto me da realmente alegría y tranquilidad, porque estar acá en el día era algo muy ingrato, porque teníamos que estar mirando si el silo se caía o no. Ahora no, estamos tranquilos y la familia vuelve al lugar que el corresponde. No tendremos que dormir más en la iglesia”, cuenta Luis Hernández, quien junto a cinco personas debió trasladarse a un templo evangélico cercano a su casa para dormir más seguro.
Contento con la demolición, Juan Carlos Vera, vecino que habitaba a sólo cinco metros de la estructura demolida, relata que desde hace 30 años reside en esa zona y que tras el derrumbe podrán vivir sin mayor peligro. “Nos afectaba a todos, especialmente a nosotros que vivíamos más cerca del silo. Esto se botó de buena manera y no causó ningún perjuicio”, señaló.
En este sentido, Francisco Vial, ingeniero a cargo de la faena, se mostró conforme con lo ejecutado debido a que no hubo daños materiales, ni vidas que lamentar. “Como todos los procesos de demolición, hasta que no cae el silo es un nervio constante, porque reviste bastante peligro. Pero tomando toda la seguridad, el silo cayó y no hubo mayor problema. Así que estamos contentos y satisfechos por lo desarrollado”, manifestó el profesional.
Por su parte, el edil de Machalí, José Miguel Urrutia -única autoridad presente en la demolición- expresó que “después de cuatro meses del terremoto, lo importantes es que se derrumbó el silo. Estamos contentos por eso, porque la gente estaba muy preocupada de que hubiese caído en sus casas. Por fin los recursos llegaron para derrumbar este silo que nos tenía a todos complicados, y ahora los vecinos quedarán despreocupados, porque nadie puede dormir debajo de un silo”, indicó Urrutia, agradeciendo el aporte cercano aporte cercanos a los tres millones de pesos que realizó el Gobierno Regional para materializar las faenas.
“Se logró el objetivo”
La madrugada del 27 de febrero, Juan Carlos Vera –cuenta- que despertó a minutos del sismo que afectó la zona centro-sur del país. Atemorizado, junto a su familia partieron a una zona más segura, porque el hecho de vivir tan cerca del silo, podía se peligroso. Minutos después con todo el polvo y la oscuridad presentes, a simple vista no vislumbró daños en la estructura. Ya con la luz del día apreciaron la existencia de grietas considerables que podían causar la caída de la construcción.
Según Vera, ahí partió el problema por lo que como vecinos de Machalí recurrieron al municipio para buscar alguna solución al inminente derrumbe. Además, aclara, que las sucesivas réplicas fueron desgastando aún más los cimientos y el cemento, por lo tanto era necesario una medida urgente. Tras la evolución, funcionarios municipales decretaron que el silo debía demolerse porque se encontraba en mal estado, no obstante, había objeciones para ser eso, ya que el terreno donde estaba emplazado pertenece a particulares.
Así las cosas, Vera junto a un grupo de vecinos optaron por tomar medidas de presión para ser escuchados. Entre ellas bloquearon el paso a San Joaquín de Los Mayos, específicamente donde se encuentra el colegio La Cruz, durante la mañana del pasado 17 de junio. Posteriormente se trasladaron a la Intendencia donde materializaron una decisiva reunión con el Intendente Rodrigo Pérez y la directora regional de la Onemi, Alejandra Riquelme, con el objeto de dar solución a la problemática.
Tras la reunión, se anunció la demolición del Silo en un plazo estimado de tres días, sin embargo, pasaron las semanas y sólo ayer fue botada la mole de cemento. Frente a la tardanza, el edil machalino explicó que “hubo un retraso en la parte administrativa, hay que licitar y eso demoró. Diez días después ya se logró el objetivo que era demoler el silo. Hicimos todas las gestiones al momento de ver en que condiciones había quedado el silo, por eso inmediatamente se dio la orden de demolición”.
El alcalde Urrutia señaló que para la demolición faltaba gestionar un seguro por parte de la empresa por cualquier situación anómala que afectara a los vecinos. Luego de eso, las maquinarias llegaron al sector y desde el viernes comenzaron las labores previas que culminaron ayer con la llegada de retroexcavadoras que ayudaron a eliminar la antigua edificación.
“Hicimos una protesta para llamar la atención y tomaran en cuenta que el silo tenía que botarse sí o sí, porque era un peligro. Un día le dije a la directora de la Onemi: ‘la vida de nosotros no vale tres millones de pesos’. Estábamos dispuestos a subirnos al silo y quedarnos ahí hasta que el silo fuera demolido. Gracias a Dios se logró el objetivo que era botar el asilo”, sentenció Hernández.
60 años estuvo en pie
El silo del sector San Joaquín de Los Mayos, comuna de Machalí, fue construido hace cerca de 60 años para guardar el forraje que recolectaban en los terrenos agrícolas cercanos para alimentar a las vacas de la lechería que había en el sector. La construcción de aproximadamente 20 metros de altura, no cumplía función alguna en el lugar. Desde hace 30 años no estaba funcionando, por lo que se acumulaba basura y agua en éste. Antes de la catástrofe ya tenía problemas estructurales, por lo que tras el terremoto las agrietas aumentaron, generando un serio peligro de derrumbe entre los habitantes.
Seremi de Gobierno, Julio Moreira
“Lamentamos que esto se haya demorado un poco, pero era necesario tomarse los tiempos adecuados”
“Estamos satisfechos, porque este era un tema que nos tenía preocupados, esencialmente por el temor de los vecinos de que la estructura pudiese caer en las casas aledañas. Lamentamos que esto se haya demorado un poco, pero era necesario tomarse los tiempos adecuados, toda vez que se adoptaron todas las medidas tendientes a evitar que el desplome hubiese afectado a las viviendas. Los trabajos se hicieron adecuadamente y no hubo ningún impacto o esquirlas tras el abatimiento del silo. Estamos contentos y siempre vamos a estar al lado de los vecinos”