Flor Vásquez
Fotos: Marco Lara
Entre junio de 2009 y junio de este año, el Servicio de Pediatría del Hospital Regional ha atendido a 47 niños que ingresaron por intento de suicidio. Esa cifra, alarmante por cierto, revela que un sector de la población infantil enfrenta difíciles situaciones que llevan a los menores a optar por la dramática decisión de intentar acabar con sus vidas.
Sin embargo, el problema de la salud mental en este grupo etáreo es más amplio y complejo. Un importante porcentaje de menores de 18 años presenta diversas patologías o trastornos mentales, conductuales y/o emocionales que requieren de una atención urgente. Asimismo, un número significativo de niños, por la gravedad de sus cuadros, necesita hospitalización. El problema es que la Región de O’Higgins no cuenta con ningún centro asistencial, ni público ni privado, que disponga de una unidad de hospitalización para niños con trastornos psiquiátricos. El Hospital Regional tiene una unidad de hospitalización de corta estadía, pero sólo para pacientes adultos.
Dicho establecimiento hospitalario cuenta con una Unidad de Psiquiatría Infanto Juvenil, donde se realiza tratamiento ambulatorio y que resulta insuficiente para atender la alta demanda de atención. Y es que a esa unidad llegan no sólo los niños derivados de los diversos consultorios de toda la región, sino que también casos derivados del Sename, de la Fiscalía y de los Tribunales de Familia.
Gabriel Díaz, médico psiquiatra y coordinador de la Unidad de Psiquiatría Infanto Juvenil, señaló que “efectivamente, tenemos una población bastante extensa, de toda la región. Mensualmente yo atiendo un promedio de 150 niños y, lamentablemente, tenemos una lista de espera grande”.
El doctor Díaz subrayó la importancia de buscar una solución a esta problemática, ya que al no tratarse los trastornos psiquiátricos infantiles, lo más probable es que éstos empeoren. “La psiquiatría infantil es un área de especial interés, básicamente por el impacto que sufren los niños y por lo que afectan a nivel familiar. Además, la detección precoz de estos trastornos y su tratamiento contribuiría a que después no se saturen los policlínicos de psiquiatría de adultos. Hay cuadros en la infancia que son evolutivos y pueden reagudizarse en la edad adulta. Por eso es tan importante la prevención y el tratamiento oportuno”.
Agregó que en esa unidad se trabaja en la línea de la prevención y en la línea asistencial. “En psiquiatría infantil entregamos atención a los niños de 0 a 18 años. Sin embargo, el problema que nos aparece es que los pacientes de entre 15 y 19 años quedan un poco fuera del sistema: en psiquiatría adultos no los atienden porque son muy niños y en psiquiatría infantil existía un cierto recelo porque los veían como adultos”.
EVALUACION Y TERAPIA REPARATORIA
El doctor Díaz piensa que para abordar la problemática de los trastornos psiquiátricos y conductuales en los niños y adolescentes deberían aunar esfuerzos los diversos organismos involucrados en la atención de menores, como el Sename, los tribunales de familias y otras instituciones.
“En esta unidad de psiquiatría, además de atender los niños derivados de los consultorios, debemos responder a los casos que envía la Fiscalía, elaborar un informe y emitir un diagnóstico. La Fiscalía no tiene otro lugar dónde derivar; y nos llegan niños con trastorno conductual, menores que han cometido algún delito. Nos corresponde evaluar si tienen alguna patología psiquiátrica, ver el tema del abuso sexual infantil, la disfunción familiar”.
Añadió que por la alta demanda de atención, la Fiscalía debe esperar un cupo y a veces las audiencias se atrasan por esa razón. “Acá tratamos de que la espera no sea larga, pero también debemos atender a los pacientes derivados de los consultorios”.
Otra situación que preocupa al psiquiatra Gabriel Díaz es que tampoco hay actualmente capacidad para realizar las terapias reparatorias de abuso sexual que deberían efectuarse. “En esos casos hay que hacer una intervención pronta, pero también hay demora y listas de espera”.
También le preocupa la situación de los niños que están internados en los centros y hogares del Sename. “Son niños con desajustes conductuales, que tampoco han tenido un proceso reparatorio anterior. Y se requiere iniciar ese proceso”.
ADICCION A DROGAS
Niños y adolescentes con problemas de adicción al alcohol y drogas constituyen otro grupo que también requiere atención psiquiátrica. En ese ámbito el sector salud podría aunar esfuerzos con el Conace para abordar una estrategia de manejo y rehabilitación de estos menores.
El doctor Gabriel Díaz señaló que en la región hay pocos centros para tratar adicciones de niños y adolescentes, muchos de los cuales sufren además depresión y otros trastornos.
Puntualizó que actualmente se cuenta con sólo dos centros dirigidos a atender a menores adictos. Uno de ellos es la comunidad Ubuntu, que funciona al alero del hospital y que recibe niños y jóvenes con problemas de adicciones, aunque uno de los requisitos es que no hayan cometido delitos. “Ubuntu es una palabra de origen sudafricano que significa una manera de vida, de lealtad a las personas. A la comunidad Ubuntu llegan menores en forma espontánea a buscar ayuda y también niños y jóvenes derivados de los consultorios. Este es el único centro que hay acá en Chile con este modelo. Funciona en modalidad ambulatoria y en modalidad residencial, en que los niños pernoctan allí”.
Agregó que existe también el centro La Brújula, dependiente de la Corporación Municipal de Rancagua y que tiene sólo la modalidad ambulatoria. “La comunidad Ubuntu tiene siete cupos residenciales y ocho a nueve ambulatorio. Pero a ella no ingresan los menores que además del problema de adicción tienen otros trastornos o son infractores de la ley. Entonces, queda un amplio grupo sin atención, con sus derechos vulnerados. De estos menores debemos preocuparnos, hay que hacer algo por ellos”.
PROPUESTA DE SOLUCION
De los casos que atiende la Unidad de Psiquiatría Infanto Juvenil, aproximadamente el 60 por ciento corresponde a trastornos conductuales, el 20 por ciento a depresiones y el resto a esquizofrenia y otros trastornos.
El doctor Díaz reiteró que le preocupa especialmente la alta tasa de intentos de suicidios en la población infantil. “Entre junio del año pasado y junio de este año hemos tenido 47 casos en menores de 15 años; nuestra región tiene una las más altas tasas de intento de suicidio infantil. Y no tenemos un lugar adecuado para hospitalizar a estos niños”.
Agregó que “actualmente, estos menores llegan al Servicio de Pediatría. Allá los evaluamos y si el caso es muy severo tratamos de buscarle un cupo en un centro de Santiago, lo que no es fácil. En la realidad, la mayoría de estos niños deben ser internados en Pediatría, lo que tiene una serie de inconvenientes: el servicio está ubicado en un sexto piso, el personal no está entrenado en el manejo de pacientes con trastornos psiquiátricos y no corresponde que estos menores estén allí, puesto que requieren una atención especializada”.
“El gran problema –añadió- es que no contamos con una unidad de psiquiatría de hospitalización de corta estadía infanto juvenil. Los pacientes menores de 15 años no tiene dónde acceder, no hay ninguna instancia, ni pública ni privada. Tratamos de derivarlos a Santiago, pero hay elevados lapsos de espera para la obtención de una cama”.
-¿Qué pasa finalmente?
– Como alternativa, lo que hacemos es internar a estos pacientes en el Servicio de Pediatría por un tiempo; es una solución parche porque estamos cubriendo una necesidad a la que el sistema no da respuesta. Se intenta tratar a estos niños de alguna manera, pero en rigor lo que necesitamos es un lugar adecuado donde hospitalizarlos. El hospital cuenta con una unidad de corta estadía, pero es para adultos. En algunos casos se interna ahí a niños de 15 a 18 años, pero deja a todos los demás fuera. Y tener niños en esa unidad tampoco es una buena solución, porque están con pacientes adultos, lo que genera inconvenientes. Como solución parche, nos preocupamos de que esos niños sean atendidos por psiquiatras infanto juveniles.
– ¿Cuál es la solución?
– La solución es tener una unidad de corta estadía para niños y adolescentes; en nuestra unidad estamos tratando de crear un proyecto. Queremos hacer un modelo distinto, aunar los esfuerzos del Sename, de los tribunales de familia y de todos los organismos que tengan que ver con la población infanto juvenil. La idea es implementar un centro en que se pueda atender a todos estos niños y adolescentes que presentan los problemas o trastornos que hemos mencionado. Una alternativa es crear una unidad de corta estadía y la otra es implementar un hospital de día, en que se pudiese realizar las terapias y tratamientos a los niños, quienes en la noche deberían alojar en sus hogares y al día siguiente volver. Y si el caso es muy grave, dejarlo hospitalizado.
Por eso, necesitamos coordinarnos con otros organismos. En este momento tenemos una crisis con el adolescente y esa crisis se traspasó al sistema que no sabe qué hacer con ese adolescente en crisis.
La idea es lograr la coordinación y proveer estos servicios ambulatorios y de hospitalización parcial, dando una atención integral de calidad, coordinada con los diferentes niveles asistenciales y comunitarios; logrando dar respuesta a la demanda de la población infanto juvenil que presenta trastornos de la esfera mental.
– ¿Qué grado de avance tiene el proyecto?
– Tenemos elaborada la propuesta. Para que se genere una unidad de corta estadía tiene que hacer un plan de salud mental infarto juvenil; eso ya lo tenemos avanzado. Ahora necesitamos que las autoridades se den cuenta de esta necesidad, porque se requiere financiamiento. Vamos a presentar la propuesta al Servicio de Salud y esperamos contar con el respaldo de las autoridades y de los organismos que trabajan con niños y adolescentes.
Trastornos conductuales y esquizofrenia
El doctor Gabriel Díaz explicó que cuando se evalúa a un paciente en psiquiatría se debe realizar una serie de exámenes para descartar o confirmar la presencia de alguna patología. Por ejemplo, se realiza un electroencefalograma para ver si hay epilepsia; un examen para descartar un tumor cerebral y otros. “Tenemos una coordinación con neurología infantil, porque hay un porcentaje de pacientes que tiene un trastorno orgánico, como epilepsia o retardo mental. Los niños epilépticos tienen agitaciones sicomotoras, trastornos de conducta; los niños con retardo mental tienen agitaciones motoras, a veces sufren sicosis y simulan cuadros esquizofrénicos”.
– Los trastornos conductuales tienen una base biológica?
– En realidad, todos los trastornos en psiquiatría tienen una base biológica; por eso se indican medicamentos. Se ha observado que hay una cierta disposición a ser más agresivo, a tener ciertas conductas, pero a diferencia del adulto, en el niño es el ambiente lo que fundamentalmente transforma o activa esas disposiciones. En los niños con déficit atencional e hiperactividad hay un trastorno que es de base orgánica y al tratarlo con medicamentos se logra una mejoría. Si no se le da tratamiento, el niño va a comenzar a tener desórdenes a nivel conductual y quizás va a empezar a ser rechazado por sus compañeros y profesores, lo que a su vez le puede desencadenar una depresión. En el fenómeno del bullyng, el niño agresor en la mayoría de los casos tiene un trastorno conductual de base que no ha sido tratado. En el ambiente hay situaciones y factores que en los niños hacen que se activen ciertas patologías. Por ejemplo, la depresión tiene un componente genético muy fuerte, pero si el niño está en un ambiente adecuado es muy probable que no se deprima. Pero si el ambiente es negativo, va a tener poca tolerancia a la frustración, va a sufrir depresión y eventualmente podía intentar suicidarse. En el niño se están instalando las bases de cómo va a ser la personalidad, por eso la patología en psiquiatría infantil va de la mano con el ambiente familiar y el componente social.
– ¿La esquizofrenia tiene una base orgánica?
– Sí, hay un componente genético que es fuerte. También va a depender del ambiente. Por ejemplo, la droga, la marihuana es el principal factor gatillante de esquizofrenia. En un niño que tiene el factor genético y que fume marihuana, lo más probable es que su primer brote de esquizofrenia sea a raíz de la marihuana, que le activó la enfermedad a nivel neuronal.
– ¿Tiene tratamiento la esquizofrenia?
– Hay tratamientos que funcionan y generalmente son para toda la vida. La esquizofrenia significa mente dividida; esta enfermedad comienza de distinta forma, en los adolescentes puede comenzar con una depresión y después evoluciona a otras cosas; el paciente se va volviendo paranoide, se va alejando de la sociedad; no todos tienen alucinaciones. Actualmente, ser esquizofrénico no es una limitante como hace 30 años, puesto que ahora hay tratamiento y los pacientes en general evolucionan bien; pueden asistir al colegio, terminar una carrera e integrarse a la sociedad.
– ¿Qué medicamentos se indican para los trastornos conductuales?
– Hay medicamentos que disminuyen el descontrol de impulsos, que ayudan a controlar la irritabilidad y mejoran el ánimo. El tratamiento también contempla terapia familiar y coordinación con los colegios, a los cuales se les sugieren algunas pautas. Es importante tratar estos trastornos, evitar que se agudicen y que no deriven posteriormente en un cuadro sicótico o depresión porque no se trató el cuadro. Intervenir ahora es la mejor forma de prevenir trastornos más graves.
Alarmantes cifras
En el periodo 2002-2004 el Servicio de Pediatría atendió a 43 niños que ingresaron por intento de suicidio y entre 2006-2007 la cifra aumentó a 48 casos.
Un equipo de médicos de dicho Servicio realizó tiempo atrás un estudio sobre el tema, el cual incluso fue publicado en la revista Anales de Pediatría, órgano oficial de la Asociación de Pediatría de España.
Los profesionales Heidy Leiva, Lucía Alamos, Luisa Prussing y Alonso Uriarte estudiaron todos los casos de niños que habían ingresado al Servicio de Pediatría por intento de suicidio durante dos años; observando que el 88 por ciento de los casos correspondía a niñas, con un promedio de edad de 13,1 años”. Respecto de los motivos que tuvieron para intentar suicidarse, el mayor porcentaje correspondió a problemas de violencia intrafamiliar, peleas con los padres, especialmente con la mamá; y la presencia de rasgos depresivos en los niños.