-Debido al alto nivel de estrés al que se vieron sometidas las abejas tras el terremoto del 27 de febrero, la producción de miel se vio altamente disminuida en la región de O´Higgins.
– El pillaje entre las colmenas fue un elemento que llamó la atención de los apicultores.
Tania Arce Saavedra
Fotos: Nico Carrasco
En una región como la de O`Higgins la producción de miel gira en torno a las 2.500 toneladas, valoradas en un monto cercano a US$ 7 millones al año. El aporte económico de las abejas a la economía regional se ubicaría cerca de los US$70 millones cada año.
Sin embargo para la cosecha 2010 las cifras bajaron considerablemente. El terremoto del 27 de febrero habría sido el culpable de esta baja en la producción. Entre las principales causas de dicha merma se cuenta el volcamiento de envases destinados a la venta al detalle y la detonación de tambores debido a la presión ejercida por el movimiento telúrico. La caída de los colmenares también habría producido grandes pérdidas. Pero sin duda alguna, lo más impresionante fue pillaje –saqueos- y la muerte de abejas reinas ya que al igual que en algunas zonas del país el saqueo de la miel fue protagonista tras el sismo de 8.8 grados.
La crítica situación fue dada a conocer por el Programa Habilitante Apícola de la Región de O’Higgins, que reúne a 87 empresas, lográndose encuestar a un total de 58 posterior al gran sismo.
Sin embargo eso no es todo, los apicultores se encuentran intranquilos por una disminución de las cosechas debido al debilitamiento de un porcentaje importante de colmenas, a causa de la baja de abejas obreras. El mismo caso sucede con las reservas alimenticias y la muerte o desaparición de reinas, así como también, la escasa o nula postura de crías. Todo lo anterior. Debido al alto nivel de estrés al que se vieron sometidas estas productoras de miel después de la tragedia de febrero.
Tras los análisis de rigor estos minúsculos seres que al igual que el hombre tiene toda una estratificación social y laboral al interior de sus colmenares, sufrieron tanto o más con el terremoto de febrero. Se saquearon entre ellas, desaparecieron sus reinas y quedaron totalmente debilitadas a causa de la tragedia. Si comparamos esto con lo sucedido, considerando las fuentes laborales que se perdieron, los saqueos acontecidos en algunas ciudades y lo traumático que pudo ser para millones de chilenos la tragedia del 27 de febrero.
El Apocalipsis de la miel
En Francia, desde hace unos treinta años, la población de abejas disminuye y se debilita. Esto probablemente a causa de la sobreexplotación agrícola, y el reemplazo de los ecosistemas naturales por monocultivos de alto rendimiento. A eso hay que sumar el uso indiscriminado de productos químicos para producir más cantidad y de mejor calidad. Sin embargo, a veces el remedio es peor que la enfermedad.
Está probado que con la ausencia de abejas se produce la desaparición de polinización, la extinción de algunas especies vegetales y la muerte de algunas especies animales.
Se ha demostrado que los efectos irreparables que causan los químicos en el ser humano, también afecta a las abejas las que pueden presentar malformaciones, trastornos del sistema nervioso, desorientación, trastornos del comportamiento, entre otras.
Entre los síntomas que muestra una abeja enferma está que no saben encontrar su colmena. A otras las expulsa el grupo porque no las reconoce.
»Si las abejas llegaran a desaparecer, al hombre sólo le quedarían unos años de vida» profetizaba Einstein.
Esto sustentado, porque las abejas forman parte del patrimonio natural de la humanidad. No es un tema que haya surgido ahora por movimientos ecologistas, sino más bien de los antecedentes que ha entregado la historia.
Baja actividad polinizadora de las abejas
Más de un 80% de la producción de paltos y almendros depende directamente de la actividad apícola. En efecto, el desarrollo agrícola y particularmente de la actividad frutícola, hortícola y de producción de semilla se sustenta en buena medida en la actividad polinizadora de las abejas.
Según la FAO y el USDA se estima que los beneficios económicos de la actividad polinizadora de las abejas es diez veces superior a los productos que provienen directamente de las colmenas entre los que se cuenta la miel, el polen y el propóleo.