– La noticia de que los 33 mineros estaban bien, provocó la algarabía entre los habitantes de la comuna de Marchihue, sector de donde es oriundo uno de los mineros atrapados en la Mina San José y que pronto cumplirá 20 días, es decir, el turno de trabajo.
Por: Felipe Alvear Silva
Fotos: Marco Lara
Lágrimas, felicidad y por sobre todo admiración. Esas eran las acciones y sentimientos más repetidos durante la jornada del pasado domingo, cuando el país supo que los trabajadores de los escuadrones que trabajaban para lograr llegar donde estaban los mineros atrapados a cerca de 700 metros de profundidad en la Mina San José ubicada en la Región de Atacama, habían logrado comunicarse y saber que estaban todos vivos. Las emociones fueron tantas, que gran parte de los chilenos salieron a celebrar a las calles, festejando algo mucho más grande que un triunfo político o una gesta deportiva; festejaban una admiración a la resistencia y a la fuerza de un grupo de compatriotas que, a pesar de las inconveniencias, han resistido estoicamente ante lo que podría haber sido una catástrofe. Son “los 33” mineros.
Uno de ellos, Daniel Esteban Herrera Campos, es oriundo de Marchihue, una pequeña pero unida comuna ubicada al sur oeste de la Región de O’Higgins. El joven de 27 años partió hace un par de años a probar suerte al sector más productivo económicamente de nuestro país. Allá, en medio del desierto más árido del mundo, Daniel fue a encontrar una oportunidad para salir adelante. Trabajó en camiones, pero los altos salarios de la minería, lo hicieron tomar la decisión de ingresar a trabajar a la Minera San Esteban, empresa dueña de la Mina San José.
Durante estos siete meses que lleva en la mencionada mina, su familia no ha dejado de verlo, ya que cada vez que tiene descanso —cada 20 días—, viaja para estar con sus seres queridos y especialmente con sus amigos. Pero debido a los caprichos de la montaña pronto va a cumplir los 20 días sin poder visitarlos. Afortunadamente sus seres queridos ya están tranquilos, porque saben que su hijo está bien, y pronto saldrá para volver a su casa. Marchihue fue una fiesta, y como tal, todos los marchihuanos celebraron en las calles y especialmente en la casa de su madre, de la señora Alicia Campos.
Nunca pensé que estaba muerto
El día antes del accidente, Alicia Campos fue a dejar a Daniel al bus que lo llevaría hasta Santiago, para después embarcarse a Copiapó. Un fuerte abrazo marcó la despedida que ya se había hecho habitual; pero lamentablemente, al día siguiente se encontró que su hijo estaba en la triste nómina de los mineros atrapados. Hoy, cuándo incluso se piensa que los familiares podrán tomar contacto con los mineros, viajará a relevar a su otro hijo que ha estado en Copiapó desde el comienzo y que deberá volver al trabajo. Lo único que quiere es darle su apoyo maternal y decirle que lo quiere.
– ¿Qué pensó al saber que su hijo estaba en la lista de atrapados y que no había información?
– Fue dramático, pero nunca pensé que estaban muertos. Incluso soñé era que veía a mi hijo flaco y de barba. De hecho un día llegó un amigo del “dani” para contarme que había soñado con mi hijo y que lo había visto flaco y de barba, yo dije que no podía ser, porque no puede ser que dos personas soñemos lo mismo. Jamás pensé que iba a morir.
– ¿Cómo vivió el momento de saber que los 33 mineros estaban vivos?
– No vi las noticias, pero llegó una colega de mi hija y supe cuando veníamos llegando de la misa que hacemos los domingos. Nos dijeron que prendiéramos el televisor y la radio. Estaban todos comprometidos por los mineros, cuando pensábamos que estábamos solos.
– ¿Cómo ha sido el apoyo de la gente?
– El cariño de la gente acá ha sido un 7. No podría nombrar una a una a las personas que se ha portado muy bien con nosotros, porque dejaría a mucha gente fuera, de todos lados, incluso de los alrededores de Marchihue; de norte a sur, me han llamado de todos lados, incluso de Castro. Esto ha sido como una cadena para todos los mineros, yo lo único que he pedido siempre ha sido oración.
– ¿Qué puede decir de la gente que apoyó en el rescate?
– No hay con que pagarles a la gente que ayudó. Estaban todos comprometidos, 12 horas de turno y seguían, yo creo que sentían que eran sus colegas, estaban preocupados, el amor por sus compañeros, la solidaridad.
– ¿Le gustaría que volviera a trabajar en la mina?
– A mí no me gustaría, me daría mucho miedo, pero no puedo decirle nada porque es su trabajo y yo no puedo negarle el trabajo a nadie. De hecho, en todos los trabajos hay riesgos, lo malo de esto es que en esta pega puede que no vuelvas más, en otros trabajos por ultimo te pueden encontrar; eso es lo más difícil de esto.
– ¿Qué le va a decir cuando lo vea?
– Que lo adoro