José Pinto—F.A.S.
Foto: José Pinto
Algarabía y mucha emoción había durante la mañana de ayer en la casa de la familia de Romina Orellana Albornoz, la jugadora que fue una de las figuras del partido jugado ayer contra Nueva Guinea, y que le dio la Medalla de Oro a la Selección Chilena Femenina sub 15, en los Juegos Olímpicos Juveniles de Singapur 2010.
La autora del único gol chileno durante la jornada de ayer en el disputado encuentro que le dio la única medalla dorada a la delegación nacional, es oriunda de la localidad de Polonia, en San Fernando, y sus padres disfrutaron emocionados del triunfo de la Selección Chilena Femenina, donde su hija fue una de las figuras.
Tras anotar el primer gol de Chile, y después cumplir con la “obligación” del lanzamiento penal en la definición, se pudo escuchar a la joven volante que actualmente juega en Everton de Viña del Mar —al igual que su compañera la arquera peumina Karina Sepúlveda— gritando un fuerte grito “para ti papá y para ti mamá”, lo que provocó las lágrimas y el orgullo de sus padres.
Tras el triunfo, los vecinos y compañeros de Romina llegaron en masa a la casa de la familia Orellana Albornoz para felicitar a los padres por el importante logro obtenido por su hija, que después de gran esfuerzo, de jugar en varios equipos de barrios para después llegar a Everton, logró ingresar a la Selección Chilena y posteriormente a los Juegos Olímpicos.
“Desde muy pequeñita le gusto el fútbol, de niñita ella no jugaba con muñecas, simplemente jugaba con pelotas y eso nos llamó profundamente la atención, no le gustaban las muñecas solo la pelota y era su sueño llegar a la Selección Chilena. “A los diez años entró al Club Ensenada de El Tambo, luego el Club Deportivo Las Panteras de Malloa, ellas fueron a Rió Bueno por el Campeonato Nacional y fue mi hija la goleadora con 14 tantos, por eso le llaman la rompe redes”.
“La iremos a esperar el domingo cuando llegue a Santiago y en la tarde llega a Polonia, acá la estaremos esperando con un tremendo asado junto a todos los vecinos que están felices”, finalizó su orgullosa madre, que cuenta las horas para ver a su hija llegar para abrazarla y felicitarla.