Flor Vásquez Gómez
Doña Elisa tiene 86 años y desde hace algún tiempo prácticamente no puede caminar. Una osteoporosis la obliga a permanecer sentada todo el día, ya que no es capaz de dar más de seis pasos sin caer al suelo. Este año –según cuenta la hija que la cuida- ha presentado algunos síntomas que la tienen preocupada: hay días en que está muy confusa, despierta a medianoche y habla en forma incoherente. En otras ocasiones no habla nada y se niega a comer.
Casos como éste son frecuentes y las familias de las abuelitas y abuelitos no tienen claro qué hacer. ¿Es normal ese tipo de conductas en una persona de avanzada edad? ¿O podrían ser los primeros síntomas de la temida enfermedad de Alzheimer u otra patología?
Lo cierto es que la vejez o tercera edad es una etapa marcada por la decadencia biológica del organismo, que es un proceso natural e inevitable. Sin embargo, esta última etapa de la vida puede enfrentarse de diversas formas, dependiendo del estado de salud, condición económica y red familiar de apoyo del adulto mayor. Así, quienes no tengan mayores problemas de salud podrán disfrutar de esta etapa y concluir satisfactoriamente su proyecto de vida. No obstante, hay un porcentaje significativo de abuelitos que tienen serios problemas de salud y no son autovalentes, es decir, dependen de otros y necesitan ayuda para realizar las actividades básicas de la vida diaria. Muchos adultos mayores sufren el abandono de sus familiares y un grupo importante termina sus días en un hogar de ancianos.
Considerando que cada vez aumenta más la población de adultos mayores sería lógico suponer que la sociedad y el Estado se prepararan para responder a esta realidad, implementando programas y políticas dirigidas a resolver las demandas de este numeroso grupo etáreo. Una de las necesidades es contar con más médicos especialistas en geriatría, ya que actualmente su número es insuficiente.
La doctora Cecilia Piotroski, fisiatra y con un diplomado en geriatría, señaló que, efectivamente, en Chile hay pocos médicos geriatras, aunque “en los últimos años ha aumentado un poco. Ellos están organizados en la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, que cuenta con poco más de cien socios”.
“Médicos diplomados en geriatría hay muchos más –agregó-, los cuales estamos capacitados para realizar la atención ambulatoria de los abuelitos, que entre otros aspectos considera terapias para mejorarles su capacidad física y mejorar las funciones de memoria. Los adultos mayores siempre están preocupados de perder su memoria. Además, nos valemos de las habilidades que tengan para hacer terapia; por ejemplo, tejer o algún tipo de manualidades”.
-¿Cómo se ejercita la memoria?
– Con una serie de ejercicios; por ejemplo trabajamos con noticias, le pedimos que lea o le leemos el titular de un diario y en seguida le preguntamos qué significa, que nos comente. Le preguntamos en qué día y mes estamos, en qué lugar; que digan los días de la semana y luego lo repitan de atrás para adelante; que haga dibujos, puzzles, puesto que ayudan a la memoria viso espacial. Los instamos a que no pierdan la capacidad del lenguaje verbal y escrito.
SENTIRSE AMADOS Y UTILES
– ¿Qué consecuencia puede tener el hecho de que a un adulto mayor que no es autovalente lo dejen sentado todo el día y no le hablen mucho?
– Lo que ellos desean es sentirse amados y útiles. Entonces, cuando los dejan como un bulto sienten que no son considerados, se quedan ahí calladitos, se resignan y se van apagando. Después, es probable que no quieran pararse a caminar, se empiezan a postrar, a deprimirse. Sin embargo, a pesar de sus artrosis, problemas de memoria u otras limitaciones, los adultos mayores tienen energías y pueden ayudar en algunas tareas de la casa. A la abuelita se le puede pedir que ayude a desgranar porotos, picar apio u otras tareas; al abuelito que riegue las plantas. Es importante darles tareas para que se sientan útiles. En los hogares de ancianos, en general se observa que a los abuelos los dejan sentados; quizás ahí una buena idea sería que trabajaran en huertos.
– ¿Es normal que se vaya perdiendo la memoria en la vejez?
– Es normal que surjan algunos problemas con la memoria, especialmente sobre los 80 años de edad. Sin embargo, hay ejercicios y terapias para mejorar esta función. En un porcentaje de adultos mayores el problema es más serio y se debe a enfermedades, como la demencia senil.
– ¿Qué es la demencia senil?
– Es una enfermedad mental en que algunos síntomas corresponden a pérdida de memoria, problemas de lenguaje, de personalidad, trastornos del sueño, problemas motores y otros.
– ¿Cuáles son las causas?
– Hay dos principales, las vasculares y las degenerativas. Estas últimas corresponden a la enfermedad de Alzheimer, en que se van produciendo cambios a nivel de la masa encefálica, lo que impide una buena conexión entre las neuronas. Estos cambios no pueden verse a través de un scanner, porque son microscópicos. Los estudios se han hecho con pacientes fallecidos; se han observado estas degeneraciones del Sistema Nervioso Central. Y la demencia senil de causa vascular es la producida por accidentes vasculares.
TRATAMIENTO PARA EL ALZHEIMER
– ¿Es posible prevenir la enfermedad de Alzheimer?
– Lo que se está haciendo actualmente es dar un médicamente para detener o retrasar un poco la enfermedad. Se indica un fármaco que tiene la capacidad de aumentar la acetilcolina en el sistema nervioso central, la cual es un neurotransmisor que hace que funcione mejor la interacción neuronal. Esa ayuda es efectiva durante unos años, es para retrasar el avance de la enfermedad. Después no es efectivo.
– ¿Se conoce la causa del Alzheimer?
– No, aunque se ha observado que habría un factor hereditario.
– ¿Qué hace el médico frente a un paciente que tiene problemas de memoria y otros síntomas que podrían corresponder al mal de Alzheimer?
– Si el paciente consulta por problemas de memoria, podría ser una pérdida natural o el primer síntoma de Alzheimer. En general, el médico evalúa al paciente, le pide una serie de exámenes y lo controla cada cierto tiempo, para después, eventualmente indicarle un medicamento para retrasar el Alzheimer. Otros médicos, ante la duda, prefieren iniciar el tratamiento antes y seguirlo controlando.
– ¿Qué exámenes se le realiza?
– Se realizan exámenes para descartar otras patologías, como el hipotiroidismo. Y se hace un test que se denomina Minimental, que es predictivo y permite discernir si el problema es leve, moderado o severo. Contempla una serie de preguntas y permite evaluar la orientación, el registro de información, la atención y el cálculo, el recuerdo, el lenguaje y otros aspectos. Además se deriva al paciente al neurólogo, porque él es el especialista de las enfermedades degenerativas cerebrales.
– ¿Cuánto duermen normalmente los adultos mayores y qué se puede hacer ante trastornos del sueño?
– Los adultos mayores duermen un promedio cinco a seis horas, pero hay que considerar que dormitan en el día y a veces duermen una larga siesta, lo que después puede dificultar el sueño en la noche. Algunos abuelitos presentan trastornos del sueño porque los acuestan muy temprano, porque tienen incontinencia urinaria, por un problema mental y otras causas. También se ha observado que un grupo de adultos mayores tiene problemas a raíz del uso de hipnóticos, los cuales al ser tomados durante un tiempo largo producen una desestructuración del sueño. En esos casos es difícil volver a recuperar el sueño del paciente y hay que intentar disminuir las dosis en forma gradual. En los trastornos del sueño se debe buscar la causa.
– ¿Se debe indicar algún medicamento o vitamina para ayudar a que el adulto mayor tenga un mejor estado de salud?
– Depende de la situación y de la persona en particular; un adulto mayor que tenga una buena alimentación no necesitaría un suplemento vitamínico, pero sí calcio y vitamina D, ya que está probado que un tratamiento continuo con esos fármacos disminuye el riesgo de fracturas. También, a los abuelitos hay que sacarlos a tomar sol, porque la vitamina D se activa con el sol. Y en el caso de los adultos mayores que tengan enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión, asma u otras, deben tomar los medicamentos indicados para esas patologías.
– ¿Hay ejercicios especiales para mejorar la marcha de los adultos mayores que tienen algunas dificultades?
– Sí, hemos visto casos de artrosis de rodilla en que con una terapia kinesica mejora la marcha y el equilibrio del adulto mayor. Es importante que realicen ejercicios, en algunos casos acompañados o asistidos por una cuidadora.
– ¿Qué recomendación haría a las personas que tienen a su cargo un adulto mayor, especialmente cuando éste no se vale por si mismo?
– Sé que hay situaciones difíciles en muchas familias que tienen a su cargo a un abuelito (a). A veces no es fácil porque algunos adultos mayores tienen mal genio, tienen sus manías, se ponen porfiados. Un porcentaje de abuelitos sufren enfermedades crónicas y/o están postrados, por lo que requieren más atención. La primera terapia para el adulto mayor es el cariño, que se sientan queridos, le mejora la autoestima; también es importante que hagan algunas tareas en la casa. Además, no hay que tenerlos todo el día en la casa, sino que es bueno sacarlos a dar un paseo. Asimismo, es importante supervisar la toma de medicamentos, llevarlos a control médico. La hipertensión arterial, la diabetes, la artrosis de rodilla y otras enfermedades están en el Auge.
– ¿Cómo se maneja la parte psicológica, especialmente cuando el adulto mayor siente miedo a morir?
– Depende de cada adulto mayor. Hay quienes son muy creyentes y sienten que la muerte es pasar al otro lado del camino; también hay adultos mayores que se angustian mucho cuando se enferman porque tienen miedo a morir y desean seguir viviendo. En todos los casos, la familia debe acompañarlos y acogerlos. Definitivamente, el cariño es la mejor terapia.
Enfermedad de Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer se inicia, habitualmente, con pérdida progresiva de memoria, desorientación en el tiempo (no se acuerdan de fechas) y en el espacio (no saben dónde están) y si salen de la casa no saben cómo volver, posteriormente no reconocen sus amigos y familiares, los confunden, para finalmente ir perdiendo sus capacidades de desenvolverse por sí mismos en actividades de la vida corriente.
Estudio de Dependencia en los adultos mayores
Según un estudio de la dependencia en las personas mayores, realizados por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), entre un 21,4% y 25,5% de las personas de 60 años y más presentan dificultad en la realización de actividades de la vida diaria y un 10,7% discapacidad severa.
En relación a la prevalencia de personas mayores postradas, el Ministerio de Salud estima que un 3,3% de adultos mayores se encuentran en dicha situación.
En ese mismo estudio, el Senama detectó que el hecho de vivir solos genera condiciones de vulnerabilidad en las personas mayores.
ENFERMEDADES CRONICAS
Las patologías degenerativas crónicas, afectan en mayor medida a los adultos y principalmente a los adultos mayores. Muchas de las enfermedades recurrentes que enfrentan los mayores los hacen más vulnerables a la dependencia. Por ejemplo, la diabetes mellitus puede derivar en una amputación; la hipertensión arterial puede
traer como consecuencia un accidente vascular.
Las enfermedades crónicas con mayor prevalencia en la población estudiada (en la investigación del Senama) son la hipertensión arterial con un 62,1%, la diabetes con una prevalencia de
21,8%, la depresión con prevalencia del 18,% y la osteoporosis,
con 17,2%.
DETERIORO COGNITIVO
La prevalencia de deterioro cognitivo para el total de la población estudiada alcanzó 8,5%, con una frecuencia en mujeres de 9,1% y en hombres de 7,4%. La prevalencia es creciente a medida que aumenta la edad. A partir de los 75 años se aprecia un aumento exponencial de la curva de incremento, alcanzando cifras superiores al 40% a los 85 y más años de edad.
Además de la edad, la influencia del nivel de escolaridad
sobre la prevalencia de deterioro cognitivo es muy significativa,
observándose mayor riesgo (ajustado) mientras menor es la escolaridad, siendo dicho riesgo 13 veces mayor en los sujetos sin escolaridad en comparación con aquellos con 12 y mas años de escolaridad.
El 24,1% de las personas mayores en Chile tiene dependencia en cualquiera de sus grados. El porcentaje de postración en la población total de mayores es de 0,9 por ciento.
La frecuencia y severidad de la dependencia aumenta a medida que aumenta la edad. Se observa que a partir de los 75 años la dependencia severa constituye la mayor proporción de la dependencia total, llegando a cifras superiores al 30% en los mayores de 80 años.