– Los resultados preliminares del último sondeo realizado por el Mideplan indican que se produjo un incremento del nivel de pobreza en la sexta región de 12,7% a 15,2%, debido principalmente a la pérdida de fuentes de empleo de comerciantes, pescadores y agricultores. El Seremi del Trabajo, Juan Pablo Silva, opinó sobre este tema diciendo que el terremoto nos empobreció como nación.
Daniella Girardi
Fotos: Nico Carrasco
Una nueva encuesta Casen se realizó este año para medir los daños producidos por el terremoto en la zona centro-sur del país, ya que gran parte de la infraestructura vial y productiva como las viviendas, el comercio, los cultivos y las caletas se vieron afectadas por éste.
Los resultados del estudio, efectuado entre el 10 de mayo y el 8 de junio por el Ministerio de Planificación (Mideplan), se darán a conocer públicamente de aquí a noviembre próximo, sin embargo, en la cartera reconocieron que las conclusiones preliminares ya arrojan un claro aumento de la tasa nacional de pobreza desde el actual 15,1% que registró en el último sondeo de 2009.
Así y todo, un reciente estudio del economista Rodrigo Castro, uno de los principales asesores del Mideplan, entregó una primera aproximación sobre las conclusiones de la encuesta al medir cómo afecta la pobreza a la desocupación de los no asalariados tras la pérdida de su capital de trabajo por efectos del megasismo del 27 de febrero.
En el informe el economista plantea que en el contexto más optimista, la pobreza nacional habría aumentado en al menos cuatro puntos porcentuales llegando a 19%, mientras que en el escenario más desfavorable, podría llegar a 27%. De esta forma, en la VI región de O’Higgins, Castro dice que en el mejor de los casos, la pobreza habría subido de 12,7% a 15,2%, tomando en cuenta principalmente a los trabajadores que son comerciantes, pescadores y agricultores.
«Debido al área dañada por el terremoto y maremoto, principalmente el borde costero y los sectores económicos más afectados, como el pesquero, industrial, comercio detallista, servicios, etc., se espera un efecto más significativo en los grupos más vulnerables como los hogares de trabajadores por cuenta propia, con bajo nivel educacional y capacitación, además de los jóvenes», explica el economista en su estudio.
“Es importante tener presente que la actividad económica se vio perjudicada en forma transversal, es decir, la agroindustria, la agricultura y el comercio fueron afectados, lo cual hace que el impacto del terremoto haya sido compartido por todos los sectores productivos”, dice el Seremi del Trabajo, Juan Cristóbal Silva.
Sin embargo, el Seremi agrega que las tendencias macroeconómicas a nivel mundial y nacional han permitido que la economía se reactive a pasos agigantados. “Al comparar las últimas cifras de desempleo con las del año pasado a la misma fecha, se ve que se han generado más puestos de trabajo, vale decir, la empleabilidad de la región es mejor que la del año pasado sin perjuicio del terremoto”, asegura.
Entonces, ¿por qué se dice que la pobreza habría aumentado si el desempleo ha decaído? El Seremi explica que estos dos elementos representan a cifras distintas, “para medir la pobreza se toman en cuenta distintas variables, siendo sólo una de ellas el empleo. Los sectores más desprotegidos no significan necesariamente que estén desempleados, un tema es el desempleo y otro distinto son los ingresos, ellos son los que hacen que una persona sea o no pobre”, señala. Es decir, las personas afectadas pueden contar con un trabajo, pero éste puede ser menos remunerado que el que tenían antes, por lo tanto, bajan sus ingresos, lo que provoca su empobrecimiento.
Así, aunque en el gobierno se tomen medidas, de todas formas se espera una caída en los ingresos familiares de los afectados, por lo que podría provocarse un aumento en la tasa de la indigencia, según indica Castro. En el escenario más favorable, la tasa de indigencia nacional avanzaría de 3,7% a 5,2%, mientras que en la región de O’Higgins podría aumentar de 2,9% a 3,3%.
El economista explica entonces que el fuerte aumento de la pobreza e indigencia se debería a que las regiones más afectadas (VI, VII y VIII) son una fracción relevante de la fuerza laboral del país (representando un 22%) y tienen mayor vulnerabilidad frente a un desastre natural como el de febrero.
«Nuestro estudio asume que al no poder ejercerse trabajos por cuenta propia en esas regiones, en el caso de los hogares que dependen de aquél, su ingreso per cápita se verá reducido en alguna proporción, la que dependerá de los subsidios que se reciban (antes y posterior al fin de la actividad independiente), número de trabajadores dependientes del hogar y otros ingresos no provenientes del trabajo», dice Castro.
Por su parte, el Seremi del Trabajo afirma que “no sólo se han perdido fuentes de trabajo, sino también fuentes productivas, eso definitivamente empobrece. La verdad es que el terremoto nos ha empobrecido como nación a unos niveles que todavía no terminamos de dimensionar, porque por un lado está la falta de estructura material, pero también la gente todavía está muy aprensiva y asustada, esto no se soluciona de un día para otro, es un tema de largo aliento”.
Finalmente, el economista Rodrigo Castro aclara que a pesar de todo, es posible que el deterioro de la pobreza nacional y de las regiones analizadas sea más bien transitorio, en la medida que el gobierno y los privados restituyan el capital de trabajo y la infraestructura perdida.
Por eso, el Seremi del Trabajo explica que el gobierno ha estado desarrollando medidas para ayudar a la gente en situación de precariedad laboral generando empleo a través del cuerpo militar de trabajo y por el programa pro empleo regular o de emergencia del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence). Así, con la ayuda gubernamental y la recuperación natural de los procesos productivos en esa área geográfica, el economista Rodrigo Castro espera que se vuelva a los niveles de pobreza cercanos a los de noviembre de 2009 que arrojó la última Encuesta Casen.