HÉCTOR GONZÁLEZ V.
Sin duda, durante su vida, el Libertador General don Bernardo O’Higgins Riquelme tuvo, en distintos momentos, varias espadas. Cada una de ellas puede haber marcado un instante especial como, por ejemplo, la primera que lució en su cinto, o la última, antes de morir en Lima en 1842, o la que portaba en la batalla de Rancagua, o la que usó en la valiente carga frente a sus tropas en Chacabuco, o la que mantuvo durante su período como Primer Director Supremo de la República de Chile.
A esta última citada, se le ha podido seguir la pista. Fue aquella con que tomó la resolución de abdicar al mando, el 28 de enero de 1823. Era conservada por familiares, durante 136 años.
Finalmente, el 10 de octubre de 1959, en un día como hoy, estaba en poder de los señores Jorge Guzmán Larraín y Luis Eyzaguirre. Ellos, junto a sus respectivas esposas, la donaron a la Armada Nacional en Valparaíso, en ceremonia efectuada en la Escuela Naval Arturo Prat.
Réplicas de esa espada histórica han sido entregadas a algunos Jefes de Estado, Museos Históricos, Generales en Jefe en Retiro y personas destacadas, en distintas oportunidades, en memoria y homenaje al Libertador de Chile.