Por: Tania Arce Saavedra
Fotos: Marco Lara
Pese al déficit fluvial, los agricultores no debieran ver afectadas sus cotas de riego durante la temporada que comienza. Sin embargo, esto depende de “la buena administración del recurso hídrico”. Así lo señaló a El Rancagüino el Seremi de Obras Públicas Moisés Saravia.
De acuerdo a lo indicado por la autoridad, este año efectivamente habría llovido menos que en períodos anteriores, por lo que habría una evidente escasez del recurso hídrico. Sin embargo, “es necesario, saber manejarse en estas condiciones—las que en ningún caso son extremas— y sobre todo administrar bien el recurso” advirtió la autoridad.
Ahora bien, está claro que la primavera ha tardado en llegar en plenitud, y la falta de calor, ha retrasado los deshielos que nutren los afluentes, pero también es evidente que las escasas precipitaciones también habrían ocasionado que los embalses de la zona, estén en sus niveles más bajos.
Lejos de ser un rumor, la falta de agua es una realidad, y aunque la autoridad desmiente categóricamente que estemos hablando de una “sequía” propiamente tal, está claro que este año los agricultores deberán tener paciencia a la hora de regar sus cultivos, sobre todo “porque debe alcanzar para todos”.
Eduardo Antileo, Director Regional de la Dirección General de Aguas (DGA) indicó que “si bien es cierto existía un fuerte rumor que hablaba derechamente de “sequía”, éste ya fue desmentido, ya que el primer período de riego, fue sorteado sin mayores dificultades”. Antileo asegura que ha visitado las distintas secciones de la Junta del Cachapoal —incluso con observadores extranjeros—y que a simple vista, no habría problemas en la región. “Agua hay, a lo mejor no en abundancia, pero bien utilizada no debiera haber grandes dificultades, el problema es que lógicamente las personas sólo riegan de día, pero en la noche también contamos con el recurso” dijo Antileo. “Ahora bien, hay que aprender a manejarse en estas condiciones, y la buena administración es esencial para evitar una posterior escasez” agregó.
Moisés Saravia, fue más categórico, y dijo claramente que al final de la temporada va a haber serias dificultades en el mundo agrícola, sin embargo advierte que “a pesar de las restricciones, en ningún caso se prevé que el agua simplemente se termine”.
Ahora bien, muchos agricultores toman medidas de resguardo, y ante los vaivenes del clima, prefieren asegurar el riego, construyendo pozos profundos, como una alternativa al uso de los afluentes. En este caso Saravia fue escéptico, advirtiendo que “no es llegar y hacer pozos profundos, y mucho menos trasladar los que ya existen, pues hay toda una norma y legislación para ello”. Contó además que si bien es cierto en el caso de la región de O´Higgins, esta tiene fama de ser rica en napas freáticas , esto puede cambiar, ya que según un informe que debiera conocerse prontamente, las aguas subterráneas también estarían entrando a zona roja, pues el abuso del hombre estaría a punto de agotar este recurso.
Desde las asociaciones de canalistas no fue posible obtener una versión oficial sobre la problemática que enfrentan, pero una fuente ligada a este sector, señaló que si bien es cierto lo que dice la autoridad respecto a que “no estamos frente a una sequía propiamente tal, la falta de calor si ha ocasionados problemas en los deshielos” desmintiendo que el primer período de riego se haya realizado con normalidad. “Hay agricultores que tienen alrededor de 20 hectáreas, y que para poder sembrar deben obligatoriamente regar. Esto en las condiciones actuales puede demorar semanas, atrasando todo el proceso. Se pierde tiempo, mano de obra y agua— dijo—Las juntas de vigilancia hacen su trabajo, pero cuando simplemente no hay, que más se puede hacer, esperar” concluye.
Aunque aún no podemos hablar de guerra del agua, está claro que el panorama se viene incierto y que de no mejorar las condiciones meteorológicas, no sólo los agricultores saldrán dañados, pues al final es al consumidor a quien le afecta en los precios y sobre todo en la calidad de los productos originarios del campo chileno.
Sequía, enfermedad crónica que acecha al planeta Tierra
Dicen que no estamos frente a una sequía propiamente tal. Sin embargo es necesario saber cuales son los síntomas de esta enfermedad, que podría afectar al planeta Tierra y convertirse en una enfermedad crónica.
Es posible distinguir tres tipos de sequía, eso, de acuerdo a las características que esta presente.
Sequía Meteorológica
La sequía meteorológica se define normalmente comparando la precipitación de un lugar y momento concreto con la precipitación media de ese lugar para un periodo de tiempo muy largo. Por eso la definición es específica de cada lugar. La sequía meteorológica tiene como consecuencia la desecación del suelo y eso casi siempre tiene un efecto directo sobre la producción de los cultivos.
En este caso sólo consideramos el factor objetivo de la reducción de precipitación sin tener en cuenta los efectos de esa reducción en las reservas de agua, las necesidades humanas o la agricultura.
Durante los últimos treinta años la precipitación de primavera ha disminuido mucho en la región mediterránea, creando serios problemas asociados a las sequías (porque hay más población y más demanda de agua cada vez).
Sequía hidrológica
La sequía hidrológica está asociada con los efectos que tienen los periodos con poca precipitación sobre los niveles de los ríos, los embalses y los acuíferos (embalses de agua subterráneos). Esta sequía suele notarse normalmente después de la meteorológica, primero disminuye la precipitación durante un tiempo y después empiezan a bajar los niveles de los embalses y de los ríos.
Este tipo de sequía afecta a los usos que dependen del nivel de agua de los ríos y embalses, como es la energía hidroeléctrica, los usos recreativos, los ecosistemas, la industria, etc.
Sequía agrícola
Ocurre cuando no hay suficiente agua para que puedan crecer los cultivos. Esta sequía no depende sólo de la cantidad de agua que haya o que llueva, también depende de cómo se use el agua de bien o mal.
La sequía agrícola se nota después de la sequía meteorológica (cuando disminuye la precipitación), pero antes de la sequía hidrológica (cuando descienden los niveles de agua en ríos, lagos y embalses)
Es importante destacar que los efectos de la sequía no son iguales en los cultivos de regadío y los de secano. En los primeros los impactos suelen ser menos importantes porque pueden seguir regándose con el agua de los embalses aún cuando no llueve. Los cultivos de secano, en cambio, dependen totalmente de las precipitaciones y si no llueve, no tienen agua suficiente para vivir.
En cualquiera de sus casos, está claro que sequía ha habido siempre. Si vamos a los registros históricos, cada cierta cantidad de años, un evento así afecta al Chile o a cualquier país del mundo. Sin embargo, cada año, estas dejan mayores consecuencias, ya que existe otro factor que incide en los daños que la falta de agua puede ocasionar al planeta: “calentamiento global”.
En la región se presenta un déficit de precipitaciones que está entre un rango de un 36% a un 47%.