– La formación de comités, fue en un tiempo la forma más rápida de obtener una casa propia para muchas familias del país. La compra colectiva de un terreno, la posibilidad de reunir dinero a través de eventos de beneficio y el poder postular con asesorías profesionales, hizo que muchos chilenos pudieran lograr el tan anhelado sueño de una vivienda. Sin embargo, para algunos, este sistema terminó convirtiéndose en una verdadera pesadilla.
Tania Arce Saavedra
Fotos: Marco Lara
El pasado 16 de enero, Chile eligió no sólo a un nuevo presidente, sino también a una nueva coalición, la que gobernaría por los siguientes cuatro años. Con ello cambiarían muchas de las autoridades de nuestro país, lo que traería además nuevas políticas públicas y sociales.
El nuevo presidente además traía consigo todo un programa de gobierno, en el que se prometía profundos cambios a la hora de aplicar ciertas pautas para asignar beneficios a los sectores más vulnerables del país.
En el caso del Ministerio de Vivienda, la tarea era clara. Primero mejorar las políticas habitacionales y priorizar a aquellas familias con altos grados de vulnerabilidad social. Terminar con el eterno conflicto que más de algún dolor de cabeza trajo a la ex presidenta Michelle Bachelet: ANDHA Chile. Mejorar la calidad de las viviendas sociales y sobre todo terminar con el desvío de recursos a la hora de asignar los subsidios.
Pero, el 27 de febrero pasado, cambiaron las prioridades en esta cartera. El terremoto de 8.8 grados alteró los planes de millones de chilenos, incluidos de quienes recibían las llaves de La Moneda.
Casa propia, el sueño de todos.
En marzo de 1990, retorna la democracia a Chile. Con ello comienza otra forma de abordar los conflictos sociales que por esos tiempos eran mayores. En el país había alrededor de cinco millones de pobres y la Concertación de Partidos por la Democracia prometía terminar con aquella desoladora cifra. Muchos de ellos vivían en campamentos, por lo que se hacía necesario cifrar el gasto fiscal en políticas habitacionales contundentes.
El número de comités de vivienda crecía geométricamente, así como también se implementaban distintas modalidades para optar a un subsidio habitacional. Entre ellos estaban el rural, el Programa Especial para Trabajadores (PET) y el Subsidio Único Unificado. Tanto los llamados a postular, como los listados de beneficiados se realizaban a través de los medios de comunicación escrita.
También en 1990, nacía en Copequén, comuna de Coinco el comité “Los sin casa”. Un grupo de alrededor de 80 familias inscribían esta organización en los registros, dando así nacimiento a este comité que esperaba obtener —con mucho trabajo y esfuerzo— la soñada casa propia. Es octubre de 2010 y “Los sin casa” de Copequén aún no han podido cumplir su sueño.
Este antiguo comité de la comuna de Coinco, ha sido víctima de una serie de desaciertos, cometidos tanto por autoridades, así como por diversas consultoras que debieron orientarles para obtener su beneficio. Eso si, según ellos mismos señalan, “también hubo un dejo de mala suerte” en el camino que han debido seguir.
El 11 de julio se constituyeron como comité. Eran 80 personas y Manuel Olguín fue elegido presidente de esta instancia. Reunieron dinero, y comenzaron a buscar terreno. Cuando encontraron uno que les acomodaba bastante para sus necesidades, hicieron un contrato con el dueño, y posteriormente realizaron un importante abono. Se comprometieron a enterar el dinero una vez tomaran posesión del citado terreno. Sin embargo cuando esto ya se iba a concretar, el vendedor se desistió, y les devolvió lo abonado “eso sí, les tuvo que indemnizar” señala una fuente. Las razones: “a los vecinos del sector les incomodaría tener una población de más de 80 viviendas sociales a su alrededor” cuenta una fuente cercana a los afectados.
La misma fuente manifestó que con posterioridad estuvieron asesorados por distintas personas e instituciones, entre las que se cuenta al concejal de Coinco Marcelo González. Así fueron pasando por varias manos. Tanto consultorías como asesorías profesionales. Finalmente compraron el terreno tan anhelado. 1400 metros cuadrados sin urbanizar, pero una vez más comenzaron los problemas. Debieron hacer un proyecto, pero los desaciertos continuaron, ya que inexplicablemente quien les asesoró les postuló en forma individual, siendo sólo dos los integrantes que se adjudicaron el beneficio. “Eso era impensado, pues no se podía postular individualmente con un terreno que era de todos y sin urbanización” señala a El Rancagüino Manuel Olguín, presidente de la organización. “Pero debíamos seguir intentándolo y ya con la asesoría municipal de lleno trabajando con nosotros, descubrimos una seria irregularidad en el rol del terreno. Este estaba subdividido en dos, por lo que debía sanearse completamente otra vez” dijo Olguín. Cuenta que lo arreglaron, pero sólo ante el servicio de Impuestos Internos. Aunque suene increíble, no habían inscrito la fusión en el Conservador de bienes Raíces. El dirigente cree que han sido víctimas de todas las “inoperancias profesionales que pueden existir”. Asegura que documentos mal redactados, interpretaciones erróneas, una letra de más y una de menos. Todo ha jugado en su contra. Pero la demora en su gestión ha traído más consecuencias aún. En el año 2007 tenían el subsidio en la mano, pero los cambios en las políticas habitacionales, producto de las escandalosas denuncias que daban a conocer las precarias viviendas que se estaban entregando, hicieron que las autoridades de la época les sugirieran devolver dicho subsidio. “Con el fin de que postuláramos a uno que trajera más recursos” dice Olguín. Cuenta que le llegó una carta de la entonces Ministra de Vivienda Patricia Poblete. En la misiva se comprometía a que al devolver el título lo obtendrían basado en las nuevas políticas y con más recursos. “Vino el propio director del Serviu y nos trajo la carta, y se comprometió a que ellos gestionarían todo. Aún estamos casi como al principio”. Asegura que de los 80 que empezaron, ya varios han fallecido, “y otros simplemente emigraron a otros comités, porque al parecer andamos con mucha mala suerte”. Actualmente están trabajando con la EGIS, de la Municipalidad de Coinco. Claudio Gallardo, jefe del Departamento de Vivienda del Municipio, y encargado de dicha EGIS, relató a El Rancagüino, que para este comité las cosas han sido muy difíciles, si hasta está de acuerdo con Olguín cuando se habla de mala suerte. “Las cosas lamentablemente no se han hecho bien, es impresentable que un comité tenga 20 años de existencia. Es toda una generación. Nosotros como municipio hemos determinado tomarlos y hacer toda la gestión a través de este departamento”.
Gallardo asegura que desde que la Municipalidad tomó cartas en el asunto las cosas han andado mejor, pero dice: “Ellos son muy ordenados, y han cumplido con todo lo que se les ha pedido, pero han sido víctimas de de muchos desaciertos, cometidos por terceros, y también por ellos mismos. A veces incluso por falta de conocimiento. Además muchos han cambiado incluso su realidad socioeconómica. Imagínese hace 20 años los hijos de estas familias eran niños y estaban en el colegio. Hoy la mayoría están casados y tienen sus propios hogares. A mi de verdad me da vergüenza esta situación” afirma Gallardo. Sin embargo adelanta que desde que el acalde de Coinco Gregorio Valenzuela, decidió tomar este problema, las cosas han andado bastante mejor. Cuenta que el proyecto ya está listo y que se va a pasar a revisión, para poder postularles antes del 15 de noviembre. “De hecho ya nos reunimos con la constructora y vamos a tener pronto un acuerdo” asegura el encargado de Vivienda de Coinco.
A lo mejor no con tantos años de antigüedad, pero sorteando también muchas dificultades, hay muchos comités en Chile. Hoy el Ministerio de Vivienda, es la cartera que más problemas ha suscitado al nuevo gobierno. El terremoto, o los conflictos arrastrados desde la antigua administración. Todo pesa en contra de quien es hoy la encargada buscar soluciones dignas a las familias vulnerables y también a quienes lo perdieron todo, y Magdalena Matte, es quien debiera cumplir a cabalidad el programa de gobierno de Sebastián Piñera en materia de vivienda.
Han pasado 20 años, y el próximos mes, a partir del 15 de noviembre, “Los sin casa de Copequén”, comenzarán a dar una nueva batalla por el anhelo de obtener una vivienda digna. Aunque sea para vivir los años dorados, ya que muchos que gozaban de Juventud cuando se embarcaron en este proyecto, hoy ya están pensando en colgar overoles y guantes para comenzar una vida diferente.