Por: Tania Arce Saavedra
Fotos: Marco Lara
Grave y con riesgo vital se encuentra un menor de 11 años a quien el pasado martes le cayó un pesado portón instalado a un costado del supermercado Acuenta, ubicado en el sector oriente de Rancagua. Según testigos, el niño identificado como Kenneth Leandro Carbajal Echeverría, transitada por la calle Litoral hacia el centro comercial junto a su hermano de cuatro años. Antonio Carbajal, padre del menor, cuenta que Kenneth se dirigía a comprar pan. “Al pasar por el costado del supermercado, y mientras corría un fuerte viento, el portón cayó sobre el niño. A nosotros nos fue a avisar el más chiquitito, que iba con él” relata el consternado padre. Señala que “lo más terrible fue que ni entre siete podían levantar la estructura. Tuvo que venir bomberos para ayudar en esa tarea” dijo el progenitor.
El accidente ocurrió cuanto faltaban aproximadamente 15 minutos para las 20 horas. Al lugar concurrió una ambulancia con personal del SAMU, quienes trasladaron al herido hasta el Hospital Regional.
Según explicó la jefa de la UCI de pediatría de este centro asistencial Heidy Leiva, el paciente ingresó al Servicio de Urgencia, a las 20:02 del día martes 30 de noviembre. “El menor fue evaluado por un neurocirujano, debiendo ser intervenido por un trauma neurofacial complejo” afirmó la profesional, quien entregó detalles de la condición actual de Kenneth. Según lo que informó, el niño presenta una herida facial severa desde el párpado, presentando un “colgajo”. “Ahí se debió suturar para posteriormente reconstituir ya que además tiene un trauma facial” aclaró Leiva. Pero lo más severo que enfrenta el pequeño de 11 años, es un hematoma extradural con fractura en la base del cráneo. “Esto lo tiene con riesgo vital y ventilación mecánica” afirmó la jefa de la UCI de pediatría del Hospital de Alameda 611. El niño también presenta un edema cerebral, por lo que está con un coma inducido. El pronóstico del menor es grave y reservado.
La impotencia de los padres:
Jéssica Echeverría, madre de Kenneth se encuentra desolada. Relata que hace cinco años está separada de Antonio, y que de sus siete hijos dos viven con ella en Talagante y el resto con el padre. Ella trabaja en esa ciudad en una fábrica. Cuenta que apenas supo lo sucedido con su hijo, se vino de inmediato a Rancagua. “A mi no me importa perder el trabajo, lo único que deseo es estar con mi pequeño” dice mientras estalla en llanto. La mujer afirma que según lo que le han informado algunos testigos del accidente, el portón habría estado en precarias condiciones. “No tenía pomelos. Estaba afirmado con unos fierros. Ahora lo arreglaron y lo instalaron nuevamente, pero estaba en pésimas condiciones” señala la mujer. “Yo no puedo convencerme de lo que nos está pasando. Mi hijo es el más tranquilo de todos. Ni siquiera es travieso. Además es muy delgadito. Es imposible que él moviera esa tremenda estructura. Él iba pasando por el lugar con su hermanito chico. Imagínese si le hubiese caído al de cuatro años, lo mata” dice la acongojada mujer.
Antonio, el padre, no puede creer lo que está sucediendo. Su rostro muestra a un hombre cansado y resignado ante lo que su hijo está viviendo. Pero no acepta lo sucedido. Lo único que desea es que se haga justicia, pero antes que nada que el pequeño Kenneth se recupere y se mantenga con vida. Con mucha pena describe como encontró a su hijo al llegar al lugar del accidente: “Estaba aplastado por un gran portón. Semiconsciente, e incluso le preguntamos su nombre, quien era yo y recordaba todo. Pero estaba bañado en sangre y su rostro estaba desfigurado” dice el padre. “Lo que me llamó la atención, fue que estaba tranquilo. Llegaron los bomberos y como entre ocho personas logramos sacar la estructura. Gracias a Dios la ambulancia llegó de inmediato y los trasladaron” afirma Antonio Carbajal. Cuenta además que desde el supermercado inicialmente no tuvieron ninguna explicación, pero que sin embargo durante la mañana del miércoles, se habrían acercado a la familia para informarse de la condición de salud del menor y a la vez prestarles apoyo, ofreciéndoles incluso el traslado a algún centro privado de la capital. Sin embargo de acuerdo a lo informado por la doctora Heidy Leiva, “esto sería inviable”, pues la condición en que se encuentra el menor “es tan grave, que moverlo podría significar su deceso” advirtió. “Además acá lo atendió un equipo de neurocirujanos de primer nivel y se está haciendo lo posible por salvar su vida y esperamos que se recupere. Ahora solo nos queda esperar y ponerlo en las manos de Dios” finalizó la facultativa.
El supermercado Acuenta funciona hace poco más de un mes en avenida El Sol con Litoral. Pertenece a la empresa DyS. Desde la administración del recinto declinaron referirse al tema, y solo, a través de su departamento de comunicaciones emitieron un escueto comunicado: “La empresa lamenta el accidente en el cual se vio involucrado el menor y ha abierto una investigación para detectar cuáles fueron las razones de este incidente”.
Finalmente cabe señalar que los antecedentes ya están en poder del Ministerio Público, por lo que se ha dado inicio a una investigación al respecto.
Una testigo
María Campos salía del supermercado al momento del accidente. La mujer fue testigo presencial y esto fue lo que contó en exclusiva a El Rancagüino: “mi boleta marca las 19: 37, y el hecho ocurrió un minuto mas tarde. Yo vi cuando los dos niños venían caminando, uno al lado del otro. De repente me agaché para poder tomar mis bolsas con más comodidad y pude darme cuenta cómo caía el portón lentamente. Corría un fuerte viento y la estructura se movía hacia la vereda. Al comienzo no reaccioné, ni dimensioné que los niños iban al lado. Cayó sobre el más grande. Yo pensaba que tenía unos ocho años, pues se veía menudito”, relata la mujer. “Comencé a pedir ayuda gritando a los cuatro vientos que el niño estaba abajo. El encargado de los autos del supermercado me levantó la mano diciendo que él nada tenía que ver. Luego salió el guardia quien tampoco reaccionó a ayudar. Yo llamé a carabineros y de inmediato ellos llamaron a la ambulancia. Luego junto a un grupo de personas que llegó al lugar también pude ver a los bomberos. Más o menos entre ocho personas lograron mover parte del pesado portón y correr algo al niño. No puedo describir como estaba, era impresionante. El bombero comenzó a hablarle y el pequeñito contestaba. Poco a poco se comenzó a ir…. Me siento impotente de no haber podido acercarme más. Solo pido que se recupere, fue algo terrible” dice la consternada mujer, quien al recordar el episodio no puede evitar controlar las lágrimas.