Por: Flor Vásquez
René Silva (53 años) pesaba 197 kilos. Tenía serias dificultades para caminar unos pocos pasos y al más mínimo esfuerzo sentía que podía sufrir un infarto al corazón. Por su obesidad mórbida perdió su trabajo y en su condición de cesante pasó a depender de su familia. El año pasado su vida empezó a cambiar. En el mes de julio fue sometido a una cirugía de obesidad, específicamente a una gastrectomía vertical. Lo operó el doctor Jorge Rodríguez González, en el Hospital de San Fernando, el único centro asistencial público de la Región de O’Higgins en que se realiza este tipo de cirugías.
Hasta ahora ha bajado más de 45 kilos y tiene pendientes dos cirugías más: un bypass gástrico y una abdominoplastía para extirpar el exceso de piel y reforzar la musculatura abdominal.
Actualmente hay una gran demanda por este tipo de operación, a raíz del significativo aumento del sobrepeso y la obesidad. El jueves último, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, y la subsecretaria Liliana Jadue, al presentar la Encuesta Nacional de Salud 2010, indicaron que más de 9 millones de chilenos sufren de exceso de peso y un 25 por ciento de la población padece obesidad. En tanto, los casos de pacientes mórbidos se multiplicaron desde el año 2003: se pasó de 148 mil hasta 300 mil en la actualidad, cifra que podría “llenar cinco estadios nacionales”.
Los datos son preocupantes y revelan la urgencia de tomar acciones efectivas para abordar esta epidemia de obesidad. Porque no sólo hay que evitar que siga aumentando, sino que se debe tratar a la población afectada.
En los obesos mórbidos, la mejor alternativa es la cirugía –bypass principalmente- pero la operación tiene un alto costo: más de 2 millones y medio en los hospitales públicos y sobre los 5 millones en las clínicas y hospitales privados.
En el Hospital de San Fernando, el doctor Jorge Rodríguez realizó en el año 2005 la primera cirugía de obesidad: un bypass gástrico. A la fecha ha operado a unos 80 pacientes, todos con buenos resultados.
El facultativo se especializó en cirugía y cirugía endoscópica (en la Universidad Católica y en la Universidad de Heidelberg, en Alemania); integrándose en el año 1997 al equipo médico del hospital de San Fernando.
– ¿Por qué decidió realizar cirugía de obesidad en un hospital público?
– En este hospital (de San Fernando) habíamos iniciado un programa importante de cirugía endoscópica y teníamos que seguir avanzando en su desarrollo. El paso siguiente era el desarrollo de la cirugía laparoscópica y dentro de ésta, la cirugía de la obesidad es una de las que mayor impacto tiene con esta técnica. El hospital se preparó para el desarrollo de esta cirugía: se adquirió un laparoscopio de alta definición y yo estuve un año y medio haciendo cirugía laparoscópica avanzada en Santiago. Acá en el hospital tuvimos el apoyo de las autoridades, lo que es fundamental.
– ¿Fonasa financia parte del costo de la cirugía de obesidad?
– Fonasa cubre muy poco de esta cirugía. Existen programas ministeriales, a través de los cuales algunos pacientes beneficiarios del sistema de salud tiene opción de operarse. Los cupos son muy limitados.
– Pero ¿qué cubre Fonasa?
– Probablemente los días de hospitalización, pero ésta es una cirugía de alto costo y Fonasa no cubre los insumos. Varios pacientes han tenido que pagar la sutura mecánica que se usa en la cirugía y que tiene un costo de dos millones de pesos.
– ¿Hay alguna alternativa para los pacientes con obesidad mórbida que no tengan recursos económicos?
– Esos pacientes ingresan a través de los policlínicos de atención primaria; específicamente a través del Programa de alimentación saludable y actividad física. Para esos casos la cirugía es gratuita, pero hay muy pocos cupos disponibles. En el 2009 se operó a cinco pacientes y el año pasado a sólo uno.
– ¿Cuántas cirugías de obesidad se podrían realizar en el hospital de San Fernando?
– La limitante son nuestros pabellones; tenemos capacidad para operar un enfermo a la semana.
LOS RIESGOS DE LA CIRUGIA
El doctor Rodríguez señaló que la cirugía de obesidad no está exenta de riesgos, ya que a los propios de una intervención quirúrgica se agregan otros. “Esta es una cirugía grande, que tiene riesgos. Hay dos principales: que se formen coágulos en las piernas y se vayan a los pulmones; eso se llama trombosis venosa profunda, se desencadena un trombo embolismo pulmonar, eso es grave, nosotros lo prevenimos usando anticoagulantes, medias antiembólicas y una cirugía que es breve; y el paciente se levanta al día siguiente de la cirugía. El otro riesgo es que filtre la cirugía, que se abra la sutura; y para prevenir esa situación al paciente se le indica una dieta líquida los primeros días”.
– ¿La obesidad mórbida no responde a los tratamientos médicos?
– La obesidad mórbida es un gran problema de salud pública, hay muchas personas afectadas y con vidas limitadas, con alto riesgo de enfermedades cardiovasculares, de sufrir infartos cerebrales, al corazón; y otras patologías. Los tratamientos médicos, en general, tienen menores resultados que el tratamiento quirúrgico, son menos efectivos. Es habitual que termina el tratamiento médico y el paciente vuelve a subir rápidamente de peso.
– ¿Por qué sucede eso?
-La obesidad es una enfermedad que tiene aspectos que no se conocen bien. Y hay que señalar que la cirugía no es la panacea, sino que es un elemento que, entre otros, ayuda al paciente a bajar de peso. En este proceso es fundamental el apoyo del nutricionista, sobre todo en el largo plazo. Eso a veces los pacientes no lo comprenden bien: se deben controlar de por vida con un nutricionista.
– ¿Debe seguir en control para evitar subir de peso, a pesar de haberse operado?
– En el mediano plazo, cuatro a cinco años, si el paciente no se cuida, no acude a los controles, no hace ejercicios, es probable que suba de peso, independiente de la cirugía. Si la persona consume más calorías de las que necesita, si anda picoteando todo el día, sobre todo si son hidratos de carbono, va a subir de peso.
– ¿Cómo han estado los pacientes que usted operó?
– La mayoría se controla regularmente, sigue las indicaciones del nutricionista y están bastante bien. Los pacientes que han empezado a ganar peso nuevamente son los que se han alejado de los controles.
– Antes de someterlo a la cirugía, ¿se hace un estudio físico y sicológico del paciente?
– Se realiza un extenso estudio previo, porque se deben analizar los distintos factores de riesgo de la cirugía y las indicaciones de ésta. Se contempla varios exámenes y una evaluación de un psiquiatra porque esta cirugía está contraindicada en algunas enfermedades psiquiátricas y en pacientes que son adictos a las drogas y al alcohol.
– ¿Qué alternativas de cirugía existen?
– En la actualidad las más frecuentes son la gastrectomía vertical o manga gástrica y el bypass gástrico. La primera consiste en cortar longitudinalmente el estómago, disminuyendo su capacidad en un 90 a 95 por ciento. Y el bypass consiste en seccionar el estomago, dejando un pequeño bolsillo gástrico y uniéndolo a un segmento de intestino delgado. De este modo, la persona come poco, ya que su estómago tiene poca capacidad; y absorbe menos.
La gastrectomía dura una hora y media; el bypass dos a tres horas. Se debe hospitalizar al paciente el día anterior y también se indica un régimen hídrico por 48 horas, ya que para realizar la cirugía el estómago debe estar desocupado.
Al cuarto o quinto día se da de alta al paciente, el cual empieza a alimentarse primero con agua en volúmenes muy pequeños, verduras licuadas; después deben comer el alimento molido y luego picado. Posteriormente deben comer en forma fraccionada y tienen que masticar bien; deben comer pocas calorías siempre. Con la cirugía, el paciente siente menos hambre porque al retirar una parte del estómago disminuye una hormona que se llama grelina y que estimula el apetito; por eso los pacientes operados tienen menos sensación de hambre. Esa hormona se produce en el estómago.
– ¿No hay medicamentos para disminuir esa hormona en el organismo?
– Debe estar en estudio; esa hormona se descubrió hace pocos años.
– ¿Qué pasa si el paciente operado no es capaz de manejar la ansiedad y empieza a comer por eso?
– Tiene que aprender a controlar la ansiedad. Es importante el apoyo psicológico y de la familia. El comer es una actividad muy social, por lo que hay que hacer un manejo familiar, social y personal.
– Tras la operación, ¿hay un cambio de vida de los pacientes?
– Es muy gratificante recibir a los pacientes a los dos a tres meses después de la cirugía y observar que han bajado significativamente de peso y que están contentos con su cambio. Uno ve que las personas se sienten bien y que ha disminuido el riesgo de enfermedades. Ganan salud y ganan vida.
René Silva
“Ya no podía caminar”
El siguiente es el testimonio de René Silva, tras someterse a la cirugía de obesidad:
“Pesaba 197 kilos, sentía el cuerpo pesado, no podía caminar y al dar unos pasos me cansaba mucho y parecía que el corazón se mi iba a salir, que me iba a dar un ataque. Gracias a Dios, con la ayuda de mi familia llegué al Consultorio Nº 4 de Rancagua; me mandaron a Santiago y desde allá me derivaron al hospital de San Fernando, donde el doctor Rodríguez me operó el 19 de julio del año pasado. Recibí una atención maravillosa, no pagué nada porque estoy cesante; trabajaba de nochero, pero por la gordura quedé sin trabajo.
Todavía me quedan dos operaciones: un by pass y la abdominoplastia.
Tengo 53 años y desde niño tuve sobrepeso. Después que murió mi mamá se disparó el peso. Comía mucho pan, perniles, pasteles y dulces. Así llegué a pesar 197 kilos. Siento que ahora tengo otra oportunidad.
Antes de operarme, en el Consultorio 4 me atendió la doctora Patricia Sánchez, me indicó un régimen y logré bajar seis kilos. Después, el doctor Rodríguez me operó y pude bajar 45 kilos. Me faltan dos operaciones y después de eso quiero volver a trabajar.
María José,
“Esta cirugía fue la mejor inversión”
María José, 41 años, se operó hace dos años. Este es su testimonio:
“Me operé en una clínica de Santiago y la cirugía tuvo un costo de aproximadamente 5,5 millones de pesos. Pesaba más de 90 kilos, tenía resistencia a la insulina, apnea del sueño, reflujo y otros problemas de salud.
Tengo un hijo de seis años. En el embarazo me cuidé harto y no subí mucho de peso. Sin embargo, después me puse un implante anticoncepcional y subí a 97 kilos.
Hice dietas, estaba en control médico y con nutricionista, pero no me resultaba. Me cambié de ciudad y consulté a otro médico, quien luego de ver todos mis antecedentes me planteó la posibilidad de hacer gastrectomía en manga. No lo pensé mucho, porque tengo un hijo chico y no quería ser una mamá enferma, que no podía hacer nada.
La operación a mí me cambió la vida; fue ahorrar plata a futuro y no es un gasto, es la mejor inversión. Me permitió volver a trabajar, tener una vida normal.
He bajado 25 kilos. Puedo comer de todo, pero no en exceso, porque mi estómago no tiene capacidad y puedo vomitar; y hay que tener cuidado de no comer mucho por el estómago se puede agrandar y otra vez uno sube de peso.
Gastrectomía
La gastrectomía en manga es un procedimiento quirúrgico restrictivo (provoca pérdida de peso a través de la disminución de la cantidad de alimentos que pueden ser ingeridos). No utiliza una desviación intestinal, por lo tanto no hay mala absorción de los alimentos.
Es un procedimiento relativamente nuevo que consiste en seccionar el 80% del estómago disminuyendo considerablemente la capacidad receptora de alimentos del mismo. Se realiza por vía laparoscópica utilizando endo-engrapadoras provistas de corchetes de titanio que garantizan un sellado impermeable.
Bypass gástrico
Esta cirugía consiste en la creación de un pequeño estómago, que se separa del resto del estómago a través de grapas o corchetes; por lo tanto se restringe la ingesta de alimentos por esa vía (técnica restrictiva ); y la unión ( anastomosis ) de intestino delgado a ese pequeño nuevo estómago para que el alimento siga su curso saltándose entonces el estómago ya separado, evitando así la absorción de alimentos.
El by-pass gástrico se puede realizar por vía laparoscópica