– Texto basado en el informe económico, enero 2011, “Empleo y Actividad Laboral Juvenil en Verano” del Centro de Estudio de Opinión Pública Ciudadana de la Universidad de Talca.
– Fotos: Belén Uribe
El Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), organismo encargado de colaborar en la planificación y coordinación de políticas orientadas a los jóvenes, realiza una encuesta nacional de la juventud. En base a la Sexta Encuesta Nacional de Juventud (2009) se presentó que el mayor porcentaje de los jóvenes no trabaja y tampoco está interesado en hacerlo, sólo un 32,4% está trabajando y un porcentaje considerable nunca ha buscado trabajo (25,8%)- Ver gráfico 1-.
Se aprecia que de todas maneras, existen jóvenes interesados en trabajar (56,1%), revelando en la Encuesta que las actividades que destacan son las de temporero y reemplazantes del área comercial.
Según los datos registrados, para quienes no trabajan ni buscan trabajo (inactivos) la razón principal de ello se sostiene en que es difícil compatibilizar el trabajo con los estudios (45,6%) además, existen jóvenes que plantearon no tener necesidades para buscar un trabajo (15,8%) y quienes tienen hijos, su mayor dificultad es no tener con quien dejarlos (12,7%).
FUENTE DE INGRESO DE LOS JÓVENES
Al revisar la fuente de ingreso de los jóvenes para cubrir sus diversos gastos, como habría de suponerse, el mayor porcentaje obtiene el dinero de sus padres (59,3%), en segundo lugar mediante un trabajo regular (35,5%) y, sólo un 12,8% mediante trabajos 
esporádicos – ver gráfico2- .
En la etapa juvenil, destacan los trabajos de verano en los cuales los jóvenes obtienen sus primeros sueldos. Dado que aún no cuentan con la formación profesional suficiente, estos empleos se ligan principalmente al área de servicios, atención de público, entre otros. Esta situación se da para la mayor parte de los jóvenes entre los 16 y 18 años (45,6%), para un 25% a los 15 años o menos y, sólo para un 4% después de los 22 años.
DESEMPLEO JUVENIL
La situación de desempleo de los jóvenes en Chile, según los últimos datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el trimestre agosto-octubre, entre 15 y 19 años la tasa de desempleo fue de un 21,5%, presentando un incremento de un 1,9% respecto del trimestre anterior. Mientras que entre 20 a 24 años presentaron una tasa de desempleo de 17,3%, 0,5% superior al trimestre anterior.
En vista que el desempleo juvenil es el más alto por grupo etario, en los diferentes gobiernos se han ideado diversas medidas para enfrentarlo. Ejemplo de lo anterior, es el subsidio al empleo juvenil establecido desde el 1° de julio de 2009, cuyo objeto es disminuir las tasas de desocupación en este estrato de la población. Los jóvenes (que cumplan con los requisitos) tienen la posibilidad de aprovechar este subsidio en su favor. Este consiste en que el Estado pagará a los empleadores que los contraten y coticen por un año. De la totalidad del subsidio entregado por el estado, dos tercios corresponde al trabajador y un tercio al empleador. Asimismo, el gobierno actual ha hecho un llamado a las empresas a dar una oportunidad a los jóvenes, puesto que además de la remuneración, el trabajo los ayudará a crecer como profesionales y como personas.
Trabajos de Temporada
En el verano muchos jóvenes aprovechan de descansar y tomar sus tan esperadas vacaciones luego de un año de estudios, sin embargo, también existe quienes consideran esta época del año como una oportunidad para obtener un empleo y con éste poder financiar sus gastos de entretención, estudios, deudas, entre otros. Respecto a esta situación, existen cifras entregadas por el SERNAC e INJUV que muestran un aspecto preocupante, más del 50% de los jóvenes se encuentran endeudados, asociadas estas deudas principalmente al consumo. Un 57,3% tiene deudas con casas comerciales y un 33,7% manifestó estar endeudados con tarjetas de crédito. Mientras que sólo un 16,1% tienen deudas relacionadas con educación y un 3,5% créditos hipotecarios. Este panorama explica de algún modo la necesidad de algunos jóvenes por trabajar y cubrir sus gastos, insertándose principalmente en trabajos part-time.
El trabajo de temporada, sobre todo en períodos de vacaciones, es una tendencia que sigue al alza y fortalece el empleo entre jóvenes de 15 a 24 años, quienes además de obtener recursos monetarios, adquieren experiencia laboral e incrementan su formación personal. Expertos de diversas áreas promueven los trabajos de verano, dado que permite a los estudiantes insertarse en el mercado laboral y contribuye con experiencia para futuros trabajos.
Según estimaciones del Ministerio del Trabajo, cada año en la temporada de verano se generan aproximadamente 100.000 empleos para jóvenes, abarcando principalmente las áreas de agricultura, comercio, hoteles lugares de comida rápida, transporte entre otros.
Del mismo modo, las prácticas profesionales también son bien recibidas por los jóvenes. El tiempo de verano es una buena opción para conseguirlas dado que las empresas durante esta época están dispuestas a contratar estudiantes pues muchos de sus trabajadores salen de vacaciones y dejan sus puestos vacantes. Según una encuesta realizada por trabajando.com, los jóvenes consideran la práctica profesional como una oportunidad de aprender y ganar experiencia por lo que se encuentran motivados y con ganas de sacarle el máximo provecho.
Existen también los trabajos de verano en el extranjero destinados principalmente a estudiantes universitarios, los que además de proporcionar un sueldo son una buena opción para los jóvenes que buscan mejorar sus habilidades con otros idiomas y vivir nuevas experiencias, desarrollándose en lugares como centros de esquí, hoteles, centros de comida rápida, fábricas, entre otros.
Por otro lado, la mayor preocupación por parte de las autoridades respecto de los trabajos de verano es el trabajo agrícola, puesto que en estas actividades se desempeñan muchos jóvenes y también niños entre 5 y 14 años. Estas labores son remuneradas al igual que cualquier otro trabajo de temporada, sin embargo, las condiciones a las cuales los menores se exponen no son las apropiadas. Estudios publicados por la OIT muestran que los menores no sólo trabajan en la recolección y cosecha sino que además manipulan pesticidas, utilizan herramientas cortantes sin protección, jornadas laborales intensas y lo más preocupante es que quienes pertenecen al sector rural son más vulnerables a la deserción escolar. Razón por la cual, en el año 2007 se promulgó la ley Nº 20.189 que regula el trabajo en este rango de edad con la obligatoriedad de la educación media e indica que pueden trabajar los adolescentes entre 15 y 18 años certificando asistencia regular a clases y en empleos que no sean perjudiciales para su salud mental y física.
Finalmente, lo importante en estos casos es que los jóvenes durante los meses de verano alcancen no tan sólo la oportunidad para recaudar dinero, sino que además se desarrollen como personas y futuros profesionales. Mientras que el estado, por otro lado, debiese hacerse cargo de promover políticas que motiven a los jóvenes a completar sus estudios, lo que conlleva en un futuro a mejorar las condiciones de empleabilidad.
Empleo Joven
Continuamente se están realizando reflexiones respecto del trabajo juvenil, ¿Es bueno que trabajen los jóvenes?, ¿Trabajar y estudiar es en realidad una buena opción? Variadas son las respuestas. De acuerdo a los datos proporcionado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), durante el año 2010 la tasa de actividad en el caso de los jóvenes de América Latina, alcanzó un 54%, siendo ésta cifra más alta para hombres que para mujeres. Lo que ejemplifica la menor inclusión de las mujeres en el mercado laboral, cuya diferencia según la OIT aumenta en el área rural respecto del área urbana, lo que incita a recordar que en América aún queda mucho por hacer respecto de las diferencias por género. (Ver recuadro 4).
Estas tasas de actividad juvenil muestran jóvenes activos y con deseos de trabajar, sin embargo, quienes se encuentran en edades entre 15 a 17 años son jóvenes que aún no han terminado sus estudios y que forman parte de la fuerza laboral. Es preocupante el hecho de que no terminen sus estudios, puesto que en un futuro puede significar mayores tasas de pobreza, dado por ejemplo, el nivel de educación con el que contarán. Muchos de éstos jóvenes trabajan para contribuir con ingresos a sus hogares o porque no tienen las posibilidades para continuar sus estudios superiores.
Las tasas más bajas de actividad juvenil de la región se presentan en Chile (34%), Venezuela (42%) y República Dominicana (44%), países que tienen ingresos per cápita superiores al promedio de la región, mientras que las tasas más altas están en Brasil (63%), Perú (62%) y Guatemala (59%), países con alta ruralidad.
Respecto del desempleo juvenil la OIT publica una tasa del 13% para América Latina –ver gráfico 4- , ocho puntos sobre la tasa de desempleo adulta, lo que muestra que los jóvenes tienen mayores dificultades para acceder al mercado laboral, lo cual pudiese justificarse por diversas razones, como por ejemplo: la mayor formación que cuentan los jóvenes en la actualidad pudiese suponer expectativas de remuneraciones más altas, las cuales los empleadores no están dispuestos a transar y por otro lado, lo que probablemente pudiese explicar aún más este diferencial es la falta de experiencia laboral de los jóvenes respecto a los adultos.
