Alejandra Conejera
Fotos: Marco Lara
Respecto a la obesidad, el alcoholismo, el tabaquismo, el sedentarismo y a un sinfín de otros aspectos, el Ministerio de Salud dio a conocer los datos sobre la calidad de vida de los chilenos, siendo la alta prevalencia de síntomas depresivos en las mujeres con un 25,7%, superando la media nacional (17,2%) y el índice de los hombres (8,5%), uno de los aspectos de la salud de los individuos que llama más la atención.
Según esta II Encuesta Nacional de Salud del Minsal, un significativo número de féminas presenta con regularidad síntomas tales como: irritabilidad, tristeza, insomnio, problemas de concentración y malestares físicos como dolor de cabeza y estómago, que son habituales de un cuadro depresivo.
El psicólogo Patricio Campos, profesional de la Clínica Integral, aclara que, en primer lugar, es importante distinguir entre los síntomas depresivos, y una depresión como cuadro clínico. “La vida ofrece permanentes desafíos, y aunque no nos guste, tienen que ver con situaciones que nos pueden hacer sentir tristes, irritables, frustrados y donde, incluso, se puede llegar a presentar algún malestar físico asociado. Si estos síntomas persisten afectando la calidad de vida de una persona, se podría estar frente a un cuadro depresivo”, señala.
En cuanto al alto porcentaje del género femenino por sobre el masculino, explica que existen múltiples factores que permiten justificar esta amplia diferencia, por ejemplo que “es más aceptado que las mujeres se muestren tristes, con ánimo lábil, irritables y con llanto fácil y frecuente, que los hombres. Históricamente se han escuchado frases como que los hombres no lloran, o que las mujeres son mas sensibles, lo que nos condiciona en la forma en que expresaremos nuestras más profundas emociones”, dice.
Otro factor que puede fundamentar esta amplia diferencia, tiene relación con los roles asignados socialmente a cada género. “No es percibido como “depresión” si el hombre llega cansado del trabajo y por lo tanto, con un bajo nivel de energía, desánimo e irritable, a lo que se suma el hecho que las mujeres que trabajan también pueden llegar cansadas, pero igual deben preocuparse de las tareas de los hijos, de las labores domésticas y de atender al marido”, agrega.
Por otra parte, se encuentran las variables más biológicas que se relacionan con los ciclos hormonales en las mujeres, los cuales indudablemente influyen en el estado de ánimo femenino. Sin embargo, comenta que es arriesgado postular que existe una relación única y directa entre ambos fenómenos y prefiere entenderlo como un proceso “multicausado” en que la verdadera explicación de que las mujeres presenten una mayor sintomatología depresiva que los hombres, se encuentra en la interacción de todas las variables anteriormente analizadas.
Respecto a las cifras que dan a conocer que los síntomas depresivos tienen un índice más alto en los niveles socioeconómicos bajos, el especialista indica que en estas condiciones “existen variadas necesidades básicas que satisfacer con un entorno que no necesariamente facilita su logro, suelen presentar sentimientos de desesperanza y abandono en que las posibilidades de cambio y mejoría se perciben lejanas y ajenas a su realidad inmediata”.
No obstante, en la medida en que las condiciones socioeconómicas mejoran con un mejor acceso a la salud, la educación y al trabajo, las mujeres son capaces de reflexionar sobre sus síntomas, y buscar vías de solución para estar y sentirse mejor.
Lo importante es analizar qué está pasando
Para enfrentar de mejor forma los problemas y prevenir situaciones de cuadros depresivos, el psicólogo señala que lo esencial es saber qué está sucediendo y evaluar cuáles son los aspectos que se pretenden cambiar. Además, explica que hay momentos en la vida de un individuo, donde se cuestiona sobre el sentido de su vida y el cumplimiento de metas y planes en lo laboral, familiar, entre otros.
“A veces, el simple hecho de ordenar las rutinas personales (horas dedicadas al trabajo, a la vida familiar, a la vida social, a los pasatiempos, al descaso, etc.), tiene un positivo impacto en el estado de ánimo. Otras veces, se deben tomar decisiones más drásticas, relacionadas con el trabajo, pareja o ciertos hábitos”, sostiene.
Sin embargo, lo más importante en el caso de que los síntomas persisten, a pesar de haber hecho un análisis personal, se debe buscar orientación profesional especializada, ya que la depresión es una enfermedad y como tal puede ser tratada, buscando siempre intervenciones específicas para cada persona, ya sea mediante un buen esquema farmacológico prescrito por un psiquiatra o un proceso psicoterapéutico realizado por un psicólogo clínico.