Por: Tania Arce Saavedra
Fotos: Marco Lara
Si hay algo por lo que gente se queja en estos días, es por el calor. A penas pasan las primeras horas de la mañana empieza esa sensación de querer escapar al lugar más fresco que se encuentre lo más cerca posible. El consuelo de mucho es que apenas llegan a su lugar de trabajo, prenden ventiladores o aires acondicionados y la sensación de extremas temperaturas pasa, y sólo se vuelve a vivir una vez que regresamos a casa o en una de esas tener que salir a “terreno”.
Lo cierto es que no todos los chilenos trabajan en cómodas oficinas donde la temperatura se puede regular dependiendo de las condiciones que se den. Hay muchas personas que trabajan al aire libre desempeñando labores que se hacen más duras cuando hay un sol incesante. Es que está claro que todos los extremos son malos, y si en inverno nos preocupábamos por aquellos que trabajan expuestos al frío extremo, ahora el es el turno de quienes inevitablemente deben exponerse a altísimas temperaturas.
El estrés térmico por calor, es la carga de calor que los trabajadores reciben y acumulan en su cuerpo y que resulta de la interacción entre las condiciones ambientales del lugar donde trabajan, la actividad física que realizan y la ropa que llevan. Es decir, el estrés térmico por calor no es un efecto patológico que el calor puede originar en los trabajadores, sino la causa de los diversos efectos patológicos que se producen cuando se acumula excesivo calor en el cuerpo.
Al trabajar en condiciones de estrés térmico, el cuerpo del individuo se altera, y sufre una sobrecarga fisiológica, debido a que, al aumentar su temperatura, los mecanismos fisiológicos de pérdida de calor (sudoración y vasodilatación periférica, fundamentalmente) tratan de que se pierda el exceso de calor. Si pese a todo, la temperatura central del cuerpo supera los 38 grados, se podrán producir distintos daños a la salud, cuya gravedad estará en consonancia con la cantidad de calor acumulado en el cuerpo.
Diversos estudios avalan que la intensidad del estrés térmico y la gravedad de sus efectos dependen de la intensidad de los tres factores que lo determinan y, lógicamente, será mayor cuando se sumen los tres, como puede ocurrir, sobre todo en verano, en algunos trabajos al aire libre (agricultura, construcción, etc.); también a lo largo de todo el año o gran parte del mismo en sitios cerrados o semicerrados, donde el calor y la humedad son inherentes al proceso de trabajo, como fundiciones, hornos, ladrilleras, conserveras, en los trabajos de emergencias, panaderías entre otros.
El estrés térmico por calor genera varios tipos de riesgos que pueden originar diversos daños a la salud. En algunas ocasiones estos riesgos pueden presentarse muy rápidamente, de repente, y tener desenlaces rápidos e irreversibles. La mayoría de las veces las causas del estrés térmico son fácilmente reconocibles y la posibilidad de que se produzcan daños es igualmente fácilmente previsible. En otras circunstancias, en las que las condiciones ambientales no son extremas, el estrés térmico por calor puede pasar inadvertido y producir daños a los trabajadores.
En la región durante la temporada estival aumentan considerablemente en número las personas que trabajan expuestas a altas temperaturas. Los trabajadores temporeros que laboran en el sector agrícola y frutícola. Los choferes de camiones, taxis colectivos y microbuses. Los brigadistas que combaten incendios forestales. Todos ellos deben poder especial atención a como se dan sus condiciones laborales en el rol que desempeñan.
LEY OZONO
En Chile existe desde 2009 una ley que protege en parte al trabajador y la inminente exposición al sol. Se trata de la ley del Ozono (Ley 20.096), la cual trata y cumple con las obligaciones aceptadas por Chile en el Protocolo de Montreal, y que intenta regular todo lo que es el daño a la capa de ozono y los efectos negativos que estos causan.
Esta misma Ley en sus términos simples obliga a las empresas que poseen empleados trabajando a la intemperie, a darle los instrumentos necesarios para que ellos puedan prevenir las consecuencias nocivas de la exposición prolongada al sol.
El horario de mayor peligro es entre las 10:00 de la mañana y las 16:00 horas, momento en que la mayoría de las personas se encuentran en plena jornada laboral y los más afectados son todas aquellas personas que se ocupan diariamente como carteros, cuidadores de autos, obreros de la construcción, albañiles, jardineros, vendedores ambulantes entre otros, todos ellos se exponen diariamente a peligrosas insolaciones y por que no decirlo , peligrosas enfermedades, donde incluso se cuenta el cáncer a la piel como una de las devastadoras consecuencias.
Pero la exposición al sol, no solo trae problemas cutáneos o peligrosas insolaciones.
El exceso de calor corporal puede hacer que: Aumente la probabilidad de que se produzcan accidentes de trabajo, se agraven dolencias previas (enfermedades cardiovasculares, respiratorias, renales, cutáneas, diabetes, etc.), se produzcan las llamadas “enfermedades relacionadas con el calor”.
Ahora, está claro que cuando se trabaja en condiciones de estrés térmico por calor, la primera consecuencia indeseable de la acumulación de este en el cuerpo que experimentan los trabajadores es la sensación molesta de “tener calor”. Para tratar de eliminar el exceso de calor, enseguida se ponen en marcha los mecanismos de termorregulación del propio cuerpo (termorregulación fisiológica): los trabajadores empiezan a sudar (al evaporarse el sudor de la piel, ésta se enfría) y, además, aumenta el flujo de la sangre hacia la piel (vasodilatación periférica) para llevar el calor del interior del cuerpo a su superficie y que desde allí pueda ser expulsado al exterior. Esto hace que aumente la frecuencia cardiaca.
Si el estrés térmico es importante o, no siéndolo tanto, los trabajadores continúan trabajando durante mucho tiempo seguido sin hacer descansos, llega un momento en que tienen tanto calor que no pueden trabajar bien. Están muy incómodos, con apatía, con la capacidad de percepción y de atención y la memoria disminuidas. En este estado, la probabilidad de que ocurran accidentes de trabajo aumenta mucho.
Además, en los trabajadores que tengan alguna enfermedad crónica, puede producirse un agravamiento de la misma. Si continúan esas condiciones de calor y los trabajadores siguen trabajando y acumulando calor, llegará un momento en que producirán diversos daños, incluidos en las llamadas enfermedades relacionadas con el calor, cuya gravedad es proporcional a la cantidad de calor acumulado. De ellas la más grave es el golpe de calor, que en muchas ocasiones provoca la muerte. Por otra parte, aunque cese el
trabajo en condiciones de estrés térmico elevado y no se produzca una acumulación excesiva de calor en el cuerpo, los trabajadores también sufrirán daños si no reponen el agua y los electrolitos (sales) perdidos al sudar.
Finalmente si el tiempo de exposición a las altas temperaturas es largo, aun cuando el estrés térmico no sea muy elevado, el trabajador puede acumular una cantidad de calor peligrosa. Y sus consecuencias también pueden ser desastrosas y hasta fatales.
Daño colateral:
La piel, los pulmones, el corazón. Todos pueden sufrir severos daños con la exposición prolongada al sol o altas temperaturas. Los ojos también.
La querato conjuntivitis es justamente un a de esas consecuencias, y esta puede ser inducida por las radiaciones UV e inflamaciones temporarias de los ojos. Este es un problema muy común, y a la vez poco conocido. Las “quemaduras o erosiones corneales” en los ojos son el resultado de no utilizar lentes adecuadas para protegerlos. Suelen ocurrir horas más tarde de haberse expuesto al sol, y pueden llegar a tardar 48 horas en reepitelizarse o curarse. Durante ese tiempo de curación, suele sentirse un intenso dolor, ojos rojos, o tener la sensación de arena y fotofobia. Cabe destacar también, que la exposición prolongada al sol sin la protección adecuada puede acarrear complicaciones como la maculopatia solar e incluso se ha asociado como posible factor de riesgo de la degeneración macular, siendo esta ultima irreversible.
Los ojos requieren cuidados de la misma manera que la piel y esto puede lograrse mediante el uso de lentes de sol polarizadas de calidad, que filtren el 100% de los rayos UV. Es importante destacar que no todas las lentes de sol son iguales. Pueden reducir los reflejos molestos del sol, pero las lentes de sol comunes no eliminan por completo el deslumbramiento, y resultan a veces poco confortables cuando se realizan algunas actividades, como conducir, navegar, esquiar, entre otras actividades. Al comprar un anteojo de sol hay que tener en cuenta que elimine efectivamente el deslumbramiento que provoca el sol, pero por sobre todo, que proteja nuestros ojos de los rayos UVA y UVB.
Estudios han demostrado que el 80% de la población general sabe que exponerse al sol puede acarrear un cáncer de piel, pero solo 7% está en conocimiento de que puede ser nocivo para su salud visual. Es importante, que de la misma manera que se consulta al médico dermatólogo sobre la mejor pantalla solar para proteger la piel, se consulte al médico oftalmólogo sobre cómo cuidar los ojos del sol y cuáles son las lentes adecuadas para hacerlo.
La ley del Ozono también consigna que el empleador debe proporcionar lentes con protección UV a los trabajadores que deben exponerse al sol en forma directa durante el horario de trabajo.
Fiscalización inflexible
“Es muy posible que muchas veces los trabajadores simplemente no sepan cuales son los implementos de seguridad que deben exigir y cuáles son sus derechos”. Así lo señaló a El Rancagüino el Seremi del Trabajo Juan Cristóbal Silva, quien afirmó que para que Chile sea un País realmente desarrollado es necesario que la sociedad entera contribuya a una mejor condición de sus trabajadores, “y no solo pensemos en aquellas medidas de presión, como lo son las fiscalizaciones”.
La autoridad recalcó la necesidad de que este tema se tiene que enfrentar a nivel País, y que “el gobierno del presidente Piñera va a ser inflexible en materia de protección a los derechos de los trabajadores” advirtió. “Es necesario que los empleadores cumplan con las normativas y proporcionen elementos como gorro, protección para el cuello, mangas, guantes, gafas, bloqueador y agua para la hidratación en las faenas” dijo.
Silva aseguró que el problema de la exposición a las altas temperaturas, y radiación ultravioleta, es tema de salud pública, afirmando que “una quemadura, una insolación, o un accidente laboral mayor, son temas muy serios y que se deben abordar con responsabilidad”.
“Ahora, hay un mandato que el Estado le entrega a la Dirección del Trabajo para que sea este organismo quien vele por el cumplimiento de estas normas. Pero no se puede perder de vista, que muchas de las grandes empresas tienen el deber de exigir a sus proveedores, o subcontratados que cumplan con esas normas, pues de lo contrario se ve alterada la cadena de producción, y por lo mismo se arriesga la certificación” sostuvo el jefe regional de la cartera de Trabajo.
El pasado viernes la Ministra del Trabajo Evelyn Mattei, fiscalizó en un fundo de Linares, el correcto cumplimiento de las distintas normativas laborales. En la oportunidad destacó la necesidad de que estas normas se cumplan cabalmente, sobre todo lo que dice relación con la Ley del Ozono, y la protección para los trabajadores.