Por: Felipe Alvear Silva
Fotos: Marco Lara
Malestar existe entre los vecinos de la Villa Los Húsares. De acuerdo a lo manifestado por los lugareños, llevan años reclamando a la Municipalidad de Rancagua por unos problemas que tienen con una hilera de álamos que se ubica a sólo un par de metros de la pared trasera de sus propiedades, sólo separados por una acequia que según los mismos habitantes no es frecuentemente limpiada. Quieren que talen o rebajen los álamos de varios metros de altura, a pesar de la sombra que dan en verano.
“Cuando hay mucho viento se caen las ramas sobre los techos y los hacen tira, por lo que varias veces mi marido se ha subido a sacar los escombros. Además hay algunos árboles que están muy viejos y se pueden caer sobre las casas. Ojalá este alcalde pueda hacer algo por esto, porque llevamos varios años reclamando”, aseguró la vecina Ninfa Evans de la primera etapa de la villa.
Otro de los vecinos afectados es Carlos Correa. De acuerdo a lo señalado por el habitante de la segunda etapa de la Villa Los Húsares, cuando llegaron hace aproximadamente 15 años -la primera es 5 años más antigua- los álamos ya estaban grandes y nunca han podido resolver el problema. Según su punto de vista, son cuatro los problemas que incomodan a los vecinos: las ramas que caen de los árboles a los techos, las pelusas que sueltan principalmente al fin de la primavera, las raíces que se incrustan bajo las casas, y los ratones que salen en las épocas que se seca el canal.
Reclamos varios
De acuerdo a los consultados por el problema, llevan varios año intentando lograr que se corten los árboles, pero ni siquiera se han logrado contactar con el dueño del predio, que sería de origen chino. El terreno donde están los álamos hoy está plantado con choclos y según algunos habitantes del sector habría sido tentado para instalar un nuevo supermercado para la comuna, aprovechando la cercanía con el nuevo Hospital Regional.
La corrida de árboles que molesta a las cerca de 50 casas de la calle Circunvalación, de las dos etapas de la Villa Los Húsares, ha motivado a los vecinos ha realizar diferentes reclamos contra los alcaldes que han pasado por el concejo municipal durante los casi 20 años que lleva instalada esta villa del sector poniente de Rancagua. Pero de acuerdo a ellos, debido al carácter privado del terreno colindante, el municipio no puede hacer nada.
“Durante el invierno, con el viento, se caen las ramas sobre los techos, y llegan los Bomberos para sacarlas, pero después no podemos hacer nada. El problema no es de la municipalidad”, indicó Orieta Lagos, vecina de la segunda etapa de la Villa Los Húsares, que además reclama que uno de los problemas más molestos para ella, es la gran cantidad de pelusas que hay salen de los árboles y provocan alergias sobre todo en los niños.
Terreno privado
Cuando se comenzó a construir la villa, el terreno colindante y sus álamos ya estaban en el lugar, por lo tanto el conjunto residencial se hizo con las actuales condiciones. Consultados sobre la injerencia que podrían tener sobre el tema, desde la Municipalidad de Rancagua indicaron que es poco lo que pueden hacer, ya que los terrenos donde están emplazados los árboles, son privados.
De acuerdo a lo informado por el municipio, se han enviado notificaciones al dueño del terreno donde están los álamos de la discordia, con el fin de que se rebaje la altura de éstos y así evitar que se puedan provocar caídas de gran consideración y salgan tantas pelusas para los vecinos, tanto de la Villa Los Húsares como de la Villa Suiza, que conforme a los indicado por el entre rancagüino, tiene el mismo problema. Según lo señalado por el Departamento de Comunicaciones de la Municipalidad de Rancagua, el dueño de origen chino no ha contestado a los requerimientos, por lo que no pueden intervenir.
Por el tema de la limpieza de los canales, desde la Municipalidad de Rancagua señalaron que es problema es propio de las asociaciones canalistas, por lo que ellos no pueden intervenir, a pesar del peligro que pueda causar para los habitantes la convivencia con ratones.