Hace menos de dos semanas, a través de los medios de comunicación, la gigante del vino chileno confirmó que por causa de un sobre stock de producto no comprará uvas cabernet sauvignon, carmenere, merlot ni syrah este año. Para los miles de productores de la zona central, en especial los de Colchagua, la noticia fue el tiro de gracia tras tres años de precios por los suelos.
Mientras miles de personas disfrutan en el centro de Santa Cruz de la Fiesta de la Vendimia 2016, otros cientos, principalmente, pequeños y medianos productores de uva vinífera del país, simplemente no saben cómo superarán el peor año de la década. Esto, porque el lunes 22 de febrero, a través de un medio de circulación nacional, la empresa Concha y Toro, una de las más grandes del rubro, informó que este año no compraría uvas genéricas de origen francés, conocidas como cabernet sauvignon, merlot, carmenere y syrah, debido a que la empresa pasa por un sobre stock de estos productos.
La noticia llegó como un balde de agua fría, justo en las semanas en que todos los productores estaban a punto de cerrar contratos de venta. Los llamados telefónicos, y los correos no paraban, los productores se agarraban la cabeza porque con un simple movimiento de una de las empresas más grandes del mercado se caían las ventas y los precios. Han sido estos días, después de ese llamado “lunes negro”, en que los coletazos ya están llegando a los productores. Rodrigo Valenzuela de la Red del Vino Colchagua, organismo que reúne a 19 pequeños productores de este tipo de uva cuenta. “Nos reunimos los primeros días de febrero, para hablar con los asociados lo que teníamos en ese entonces avanzado que eran unos contratos a tres años con Concha y Toro por todas las producciones de los blancos, y en el caso de los tintos teníamos ofertas de dos intermediarios con precios que variaban entre 130 ó 120 pesos el kilo de uva, más grado y flete, a lo cual nosotros calculábamos que llegaríamos a un precio de 150 pesos, por lo tanto, estábamos un poco más tranquilos en el sentido que no se vería una baja como la que arrastrábamos los últimos años.
“Estábamos en esta situación, ya teníamos algunos campos negociados y de repente salió el informe de Concha y Toro donde dice que no va a comprar uva cabernet este año y que quienes tienen contratos por menos de cinco años los van a indemnizar con 20 pesos. Eso pasó un día lunes y ya a la otra semana, las ofertas que teníamos se cayeron, porque tampoco teníamos firmados contratos. Hoy estamos en una ambigüedad importante, es marzo y aun no tenemos ofertas, solo algunos productores que tienen uva de muy buena calidad estarían cerrando negocios a 120 pesos el kilo, pero el resto, el gran grueso de los productores no tienen ofertas de precios”.
Según informó Blanca Bustamante, vocera de la empresa, Concha y Toro la compañía está “enfrentando esta nueva vendimia con niveles históricos de stocks. Vemos que la producción crece a un ritmo superior a las ventas, y por otro lado, las exportaciones de vino embotellado han crecido a una cifra de un solo dígito y no han despegado como hubiéramos querido. Vemos mayor dinamismo en los vinos premium que sí han crecido, en el caso de Concha y Toro, a un ritmo más alto, mientras las genéricas y masivas están bastante estables y eso es lo que ha producido estos niveles de existencias altos en esta temporada». Así también la empresa afirmó que los precios respecto a la uva blanca seguirían igual y que tratarían de no dañar excesivamente a los pequeños productores de uvas tinta: «como no se necesita uva, nuestra primera intención sería no comprar. Aun así, teniendo en cuenta que son productores pequeños y sintiendo un compromiso real con ellos, la compañía está dispuesta a adquirir su producción», aclara la vocera de la viña quien detalló que Concha y Toro, para compensar a los productores con contratos, ofreció el pago de 20 pesos por kilo de uva, de acuerdo con el volumen entregado los dos últimos años, eso sumado a un compromiso de venta para las temporadas 2017 y 2018 con un precio base de 100 pesos el kilo, con la indicación de que la viña tiene la libertad para desistir de la compra.
“Yo no tengo contrato, tengo que esperar el primer comprador que llegue a un precio razonable, y tuvimos que firmar a 120 pesos el kilo este año, sin poder regatear porque Concha y Toro dijo que no iba a comprar uva. Nosotros pensábamos que este año íbamos a repuntar después de varias temporadas malas pero no fue así y lo que se comenta es que cada año estará peor” cuenta Roberto Lopez de Nancagua, quien junto a su padre poseen 10 hectáreas de uva vinífera. “Después del 2010, durante dos años subió la uva y estuvo a buen precio y ahí empezó a bajar, algunos ya arrancaron la parras, otros arrendaron las parcelas y la gran mayoría quiere venderlas”, explica el productor quien agrega “lo curioso de esto es que las viñas grandes siguen ganando plata y nosotros arruinándonos. Años atrás había una ley que permitía cierta cantidad de plantaciones de viña pero esa ley la derogaron y empezaron a plantar sin control, y aquí están los resultados”, sentencia.
“Arrancar las parras sería como matar a mis hijos”
El año pasado casi en esta misma fecha Revista Agro de El Rancagüino abordó la problemática de los productores de uva vinífera que en esa época sufrían por la baja imparable de los precios. Ya en febrero de 2015 aseguraban que venían enfrentando dos años de malos precios y que con suerte podrían costear los gastos de mantener los viñedos durante el año que pasó.
Algunos de ellos definitivamente debieron tomar medidas drásticas, es el caso de don Juan Amador Pérez quien tenía cinco hectáreas de uva cabernet y carmenere, las que debió arrancar para arrendarlas: “tuve que dejar solo dos hectáreas de uva blanca que es la que se paga mejor, el resto la saque toda y arrendé la parcela a una persona para que pusiera zapallos. Estaba lleno de deudas y con el precio que me pagaron el año pasado no podía resistir un año más”. El productor acusa que justamente ahora están surgiendo también problemas con las uva sauvignon blanc. “Teníamos acordado un contrato a 120 pesos el kilo con la blanca, pero anoche me llegó el aviso de que no nos comprarían la uva porque según ellos el SAG no había dado permiso por problemas con algunas aplicaciones, pero es Concha y Toro la que anda con eso porque ellos dijeron que no iban a comprar la uva a todos los que teníamos acá. Me dijeron que vendrían a hacerle análisis a las viñas para poder comprar y como no firmamos contrato, ahora salieron con la pillería”. Don Juan, sin embargo, se niega rotundamente a sacar las hectáreas de uva vinífera que le quedan “no quiero arrancar la uva, es una uva de muy buena calidad. El corredor de comercio dice que hay alguien que quiere comprarlas y yo estoy esperando su aviso no más”.
Por su parte Rosa Sánchez, emblemática productora de colchaguina, quien hace más de 20 años comercia uvas carmenere y cabernet sauvignon, cuenta como, a una mala temporada se sumó, en su caso, varios meses de una enfermedad que la dejó imposibilitada de manejar su predio de cuatro hectáreas lo que trajo como consecuencia que el llamado polvillo tenga en la cuerda floja su fruta.
Aun así, la empresaria no duda en expresar su molestia por lo que para ella es una abierta colusión, un acuerdo entre las viñas más grandes del país que está matando a las pymes del sector. “Por Dios dije, otra vez Concha y Toro y compañía, porque son varios los coludidos que arman todo esto. Acá los que mandan son los que tienen dinero no más, no tenemos otra defensa, yo pensé de inmediato que Concha y Toro había ordenado esto. Esto puede seguir, porque nosotros no tenemos quien nos defienda, podemos poner una demanda pero ellos tienen mucho poder para defenderse”. A pesar del mal panorama, Rosa se niega a dejar su campo: “yo no voy a arrancar las parras, para mí las parras son mis hijos y yo no mato mis hijos, esto lo puse yo, yo las planté porque era un buen negocio”.
Rodrigo Valenzuela de Red del Vino Colchagua afirma que el mensaje entregado por la empresa hace que esta sea la peor temporada de la historia. “La señal que da el mayor comprador de uva vinífera en Chile, es que obviamente algo está pasando con el mercado vitivinícola que es más profundo, que es de políticas públicas. Nosotros tenemos 19 socios desde 2004 y en estos 11 años han habido fluctuaciones constantes en los precios, nosotros como Red del Vino, somos contenedores de estas situaciones pero si el Estado con todo su aparato no da una solución, menos la daremos nosotros que somos una empresa pequeña, y que tratamos estratégicamente de preservar a los pequeños productores generándoles un desarrollo sustentable, pero no tenemos por donde solucionar este tipo de problema”, sentencia el ingeniero comercial.