Juvenal Arancibia D.
Fotos: Marco Lara.
Una masiva asistencia tuvo el último adiós al querido sacerdote Manuel Pérez en la capilla de Los Lirios. Fueron cientos de feligreses los que se congregaron en la parroquia Cristo Crucificado del sector de la comuna de Requínoa.
Reconocido por todos como una persona reservada pero de una calidad humana inmensa y con una eterna energía que irradiaba a todos quienes se acercarán a su presencia, el sacerdote dejó una marca indeleble en la comunidad de Requínoa, donde pasó sus últimos días, pero también en Rancagua y Peralillo donde desarrolló gran parte de su trabajo eclesiástico.
Julia Oyanedel, ex secretaria de Manuel Pérez y colaboradora de la parroquia Cristo Crucificado comentó sobre el día a día junto al sacerdote, expresando que “su calidad humana era la gente. Él siempre se preocupó, desde el primer día de los demás, que todos estuvieran bien, que el pobre recibiera su alimento aún cuando no tuviera un hogar, el hogar fraterno siguió funcionando pero el padre Manuel le dio más, él era un hacedor de cosas no llegaba a una parroquia y se ponía solamente a hacer las cosas sacerdotales, él se preocupaba de las personas y era muy cariñoso con todo el mundo, muy amigo de que la gente viniera a las misas”.
Otro de los recuerdos que compartió Julia con diario El Rancagüino tiene que ver con el origen humilde del padre Manuel y cómo esto se tradujo en una empatía singular con los feligreses más esforzados. La feligresa señaló que “el venía desde muy abajo y se compaginaba con la gente de aquí (Los Lirios) gente de campo, él conocía muy bien ese mundo y era muy empático por lo que nos deja un recuerdo imborrable en nuestra sede, en la capilla, en todo. Él les dio vida”.
René López, cuidador de autos de la parroquia de Los Lirios recuerda cómo el padre Manuel fue un pilar fundamental en su vida, aseveró que “para mí fue un compartidor, porque fue amistad y compañía de todos mis amigos. El compartía con toda la gente, fue muy humilde y preocupado por la gente pobre y por las personas de Los Lirios. Me da emoción y tristeza que haya partido porque nos dejó a todos muy conmovidos”.
Luego de la eucaristía oficiada por el Monseñor Obispo Alejandro Goic, en el sector de Los Lirios, el féretro del sacerdote fue llevado por las calles de Los Lirios, haciendo una breve pausa en el cuartel de la Segunda Compañía de Bomberos para posteriormente dirigirse a Peralillo donde fue velado por unas horas y celebrada la misa de Exequias.