Por Dominga José
Nos muestra el hecho verídico de un partido de tenis de exhibición que se dio en Estados Unidos en 1973, entre un pasado campeón y la campeona actual de la fecha. Por lo general, siempre las películas de deportes metaforizan una lucha racial, de géneros, de ideologías, etc. En el caso de “La batalla de los sexos”, no existe tal metáfora, se presenta como un enfrentamiento entre el machismo y feminismo de manera explícita, como ocurrió en la vida real, el evento fue televisado como eso, la victoria de Billie Jean King significaba que las mujeres podían ser más que solo cocineras y anfitrionas de la cama de su hogar, además se tener derechos financieros justos en comparación a un hombre.
Desde el principio de la película nos presentan la historia desde la perspectiva de ella y en conocimiento de que es biográfica. Como espectador no es difícil anticiparse al resultado del partido dejando poco espacio para la sorpresa, sin embargo, hay otros elementos que hacen que la obra sea redonda.
En primer lugar, en la actualidad cuando hablamos de feminismo, no es una película más, es un tema que está muy en boga y abre muchas ventanas a la discusión. En este espacio se vuelve a demostrar la habilidad de sus directores para entregarnos una narración equilibrada, sin tomar un bando, sin criticar, ni ofender a nadie, pero exponiendo un discurso para que el espectador tome sus propias conclusiones. Jonathan Dayton y Valerie Faris son un matrimonio de directores que también han llevado a la vida Pequeña miss Sunshine (2006) y Ruby Sparks (2012), en ambos films logran este mismo efecto de igualdad entre las perspectivas femeninas y masculinas. En la caso de “La batalla de los sexos” se les dificulta un poco lograr esa armonía dado a que la protagonista es una activista feminista. No obstante, gracias a un buen manejo del antagonismo, un hombre que solo quiere jugar el partido por dar un buen show utilizando el machismo y el feminismo como una estrategia publicitaria más que ideológica, logra hacer entretenido el film, más un esposo comprensivo, nos aleja realmente de la legendaria batalla y nos hace poder observar desde una manera más global, dejando al hombre y a la mujer a la par y presentando el hito como un hecho histórico que era necesario en aquella época, pero para el público actual, aboga por la igualdad.
A pesar de que los personajes antagónicos y segundarios me parecen muy atractivos, siendo ellos quienes mantienen a flote la película. Creo que hay un problema con la protagonista a nivel de empatía con el público, ella tiene un conflicto con su sexualidad reprimida, su homosexualidad no asumida, que para el público más conservador puede ser molesto como se desarrolla esta relación. Los directores, en el intento de no molestar al público conservador, saben hacer muy bien de quedar bien con Dios y con el diablo creo que le quitan potencia al personaje, por lo tanto, no nos cautivan sus motivaciones, ni convicciones. Ni a los conservadores, ni a los liberales.
En aspectos estéticos está muy bien lograda la época, la fotografía es convencional pero precisa.
Una película de gusto preferentemente adulto, que puede dar para pensar sin dejar de lado la entretención, con una protagonista que se le pudo sacar mucho más provecho pero que no desentona con la narración natural de cómo fueron los hechos.