El material fue donado por la familia de Estela Sepúlveda, mujer de la que el escritor estuvo enamorado y a quien le envió una serie de misivas y textos de tipo lírico. Hasta el 30 de abril es posible visitar la muestra.
Marcela Catalán
Este jueves el Museo Regional de Rancagua inauguró una exposición acerca de la vida y obra de Óscar Castro. ¿La novedad? La muestra contiene cartas y poemas inéditos del escritor, material que sale a la luz en su natalicio 108 y que puede ser observado hasta el 30 de abril en el recinto de Paseo Estado. Todo lo anterior fue facilitado por el municipio local, luego de que la alcaldía recibiera las misivas y textos líricos de manos de la familia de Estela Sepúlveda. El vate estuvo enamorado de ella, por lo que le dedicó sus palabras en 1933.
“Recibimos (la correspondencia y los poemas) el año pasado, a manera de donación por parte del hermano de Estela. Ellos querían que todo esto no se perdiera y permaneciera en el tiempo. Pese a que han transcurrido varias décadas (desde su elaboración), y aunque no fueron debidamente resguardados, están en muy buenas condiciones. Por tanto, junto al museo, decidimos exhibir esto por primera vez”, explicó el alcalde de la ciudad, Eduardo Soto.
En ese sentido, el edil resaltó que se trata de “cartas que no habían visto la luz pública”, las cuales “habían permanecido en manos de la familia” de la amada del escritor. “Llegó el momento (en que sus parientes) estimaron necesario que éstas fueran entregadas al municipio y nosotros creímos que debían estar a disposición de la comunidad. Y qué mejor que el Museo Regional”, subrayó el jefe comunal. En razón de aquello, tras el cierre de la exposición, confirmó que tanto las epístolas como los textos líricos quedarán en dependencias del recinto de Paseo Estado. De igual modo, adelantó que su administración lanzará “una edición impresa con las cartas”. El fin es que éstas puedan ser leídas de modo masivo por los seguidores del autor de ‘La vida simplemente’.
Francisco Mora, encargado de colecciones del espacio, agregó que la propuesta además incluye “objetos personales de Óscar Castro, como su reloj, una pipa, varias medallas que le dieron en Rancagua, y otra que ganó en Buenos Aires en un concurso literario”. Aparte hay “artículos de prensa, “como el titular del día de su muerte y funerales”, y “un mimeógrafo ocupado en la impresión de la Revista Actitud del Grupo Los Inútiles”. Todo esto ya pertenecía a la institución.
Respecto a las 56 cartas y a los textos líricos, los papeles fueron digitalizados por el Museo Regional para garantizar su conservación. “En las misivas le declara su amor a Estela de forma muy poética. También hay siete poemas, incluyendo uno que fue publicado en una revista o periódico del país, cuyo recorte está, aunque no sabemos adónde pertenece”. De todas maneras, en la correspondencia no quedaría claro si en realidad el vate tuvo una relación con la citada fémina. “Pareciera tratarse de algo bien platónico. Faltan las respuestas de ella. Sin embargo, él estaba enamoradísimo”, complementa el funcionario.
En cuanto a las creaciones literarias, Mora asegura que en los papeles es posible encontrar “el uso de metáforas” tan propio del autor, cosa que además quedaría patente en los mensajes que le envío. Asimismo, añade que “en las cartas hay versos que utilizó en otros poemas”. En opinión del encargado de colecciones, la muestra “permite profundizar un poco más en su trabajo, porque podría ser una obra prima, ya que todo fue redactado en 1933. A partir de ahí, él comenzó a desarrollarse y a darse a conocer”, recuerda.
En relación a las fotografías, tres de éstas dan cuenta de Estela “en distintas épocas”. Su presencia apunta a que el público observe a la mujer que inspiró el material enseñado. “También hay una que él le dedicó, venía dentro de una de las misivas que le mandó, con dedicatoria, tal como se usaba en esos años. Es una fotito del tamaño de una tarjeta de visita”.
Roberto Sepúlveda es el hermano de Estela y quien puso a disposición del municipio la correspondencia y los poemas. De acuerdo con su relato, Castro le escribía a ella “porque vivíamos en Santiago”. En sus palabras, el literato la habría conocido en el marco de una visita familiar de los Sepúlveda a Rancagua, ciudad donde su abuelo tenía una casa. En esa época ella tenía 17 años y salía a pasear por la Plaza de Los Héroes. En ese contexto se encontró con el hombre detrás de ‘Llampo de Sangre’.
“No llegaron a ninguna parte, pero él le enviaba cartas a Catedral, en Santiago. Ella las guardaba, y cuando ya estaba muy viejita, pidió que las pusiéramos en su féretro al momento de su muerte. Se lo pidió a una sobrina, pero afortunadamente la idea pasó al olvido y todo quedó en su dormitorio. Cuando las encontré, pensé que debían estar en Rancagua. Hace diez años viajamos hasta acá, vinimos al cementerio a ver a unos familiares, y también al mausoleo de Óscar Castro. Ella se inclinó, rezó y le dejó flores”, recuerda.