En la eucaristía, en la que se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, también hubo un numeroso grupo de fieles que acudieron de diferentes parroquias acompañando a sus párrocos.
Gisella Abarca
Nico Carrasco
Este miércoles, todos los sacerdotes y el Obispo de la diócesis, celebraron la Misa Crismal en la Catedral de Rancagua. Y es que esta eucaristía la celebra el obispo acompañado de la totalidad de los presbíteros de la diócesis de Rancagua, siendo una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del Obispo y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él.
En la Misa Crismal, en la que se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, también hubo un numeroso grupo de fieles que acudieron de diferentes parroquias acompañando a sus párrocos.
Uno de los momentos culmines de la celebración de la eucaristía precedida por Monseñor Alejandro Goic, fue cuando los sacerdotes renovaron las promesas sacerdotales, las que un día hicieron cuando fueron ordenados, respondiendo con un cerrado Sí a las preguntas del prelado.
“En esta Eucaristía acompañamos a los sacerdotes en la renovación de sus promesas sacerdotales. Este Jueves Santo se conmemora la institución del sacerdocio realizada por Jesucristo en la Última Cena, en el mandato dado a los apóstoles de perpetuar en el tiempo su entrega sacramental: “Hagan esto en conmemoración mía”, expresó el pastor diocesano.
Luego, una vez de comenzar la celebración de la cena del Señor, Monseñor Goic recibió solemnemente los Santo Óleos para luego ser consagrados, los que en una procesión solemne fueron llevados en tres ánforas. De este modo, y en un momento más tarde, el Obispo bendijo los Óleos y el Crisma que serán utilizados durante el año en las parroquias para la administración de los sacramentos: el Óleo de Catecúmenos, el de Enfermos y el Crisma.
Monseñor Alejandro Goic Karmelic, señaló que “los santos óleos que se consagran en esta Eucaristía nos recuerdan que el aceite es uno de los signos que se utilizan en la liturgia por el significado que transmiten. En la vida cotidiana, la unción se emplea con sentidos diversos: el aceite es signo de abundancia y de alegría; purifica (unción o masaje antes y después del baño) y da agilidad (la unción de los atletas y de los luchadores); es signo de curación pues suaviza las contusiones y las heridas y el ungido irradia belleza, santidad y fuerza.
Cabe destacar que el Santo Crisma, es decir el óleo perfumado que representa al Espíritu Santo, se ocupa en el bautizo, la confirmación y en la ordenación de diáconos, sacerdotes y obispos. Con el óleo de los catecúmenos, se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados reciben la fuerza divina del Espíritu Santo, para que puedan renunciar al mal, antes de que renazcan de la fuente de la vida en el bautizo.
En tanto, el óleo de los enfermos, remedia las dolencias de alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados. Con este óleo el Espíritu Santo vivifica y transforma las enfermedades y la muerte en sacrificio salvador como el de Jesús.
CONGRESO EUCARÍSTICO
Al final de esta eucaristía se leyó el decreto que convocó a toda la comunidad al Congreso Eucarístico Diocesano. “Nuestro Congreso Eucarístico Diocesano estará en el marco de las conclusiones de nuestro II Sínodo, en la acogida real y sincera de lo que nos dijo y pidió el Papa Francisco en su reciente viaje a nuestra Patria, y en la preocupación de la Iglesia Universal por los jóvenes, con el Sínodo que el Papa realizará en octubre de este año, acerca del mundo juvenil y su evangelización”, expresó el Prelado.
A la hora de programar el Congreso Eucarístico Diocesano, se tendrá presente el binomio fe-vida. “Es decir, celebrar el día del Señor con fe y espiritualidad profunda y al mismo tiempo, una cercanía real y efectiva a las diversas necesidades humanas”, expresó el Obispo Goic. Entre cantos y alegría, se invitó a la comunidad presente a participar en las celebraciones del triduo pascual.