Se trata de Alonsa Guevara, cuya exhibición “Espíritu” puede ser observada hasta el sábado 16 de junio.
Marcela Catalán
Vibrantes pinturas figurativas, una instalación interactiva y diferentes esculturas elaboradas en técnica mixta, forman parte de la última exposición individual de la artista rancagüina Alonsa Guevara, quien por estos días enseña su exhibición “Espíritu” en la Galería Anna Zorina en Nueva York, Estados Unidos. “Estas tres series elevan el predominante aspecto ceremonial de su trabajo a un nuevo nivel, donde invita e incorpora al espectador como un participante activo en la celebración de las sutilezas de la vida”, explican desde el espacio. La muestra puede ser visitada hasta el sábado 16 de junio.
El recinto donde hoy expone se ubica en Chelsea, “el barrio con las galerías más relevantes y sofisticadas del país. Ésta se dedica al arte contemporáneo y fue establecida en 2013. Representa a creadores estadounidenses e internacionales, permitiendo la coexistencia de la intuición y la inteligencia (…), abrazando e incluyendo en lugar de atacar y rechazar. Para mí es un honor ser parte de este grupo extraordinario”, confiesa la chilena.
De acuerdo con Guevara, ésta es su segunda exhibición individual en la galería. A través suyo indaga en “la fuerza desconocida que subyace en nuestra vida y nos conecta a todos, festejando con ceremonias imaginarias no sólo la fertilidad y su belleza, sino también el misterio de la vida y la muerte”. Su propuesta considera “una mezcla de pinturas figurativas al óleo”, en varias de las cuales usó como referentes a mujeres chilenas. Se trata de su hermana, primas y cuñadas, “cuatro de ellas nacidas en diferentes regiones” de la nación. Además emplea especies “de la flora y fauna”, que recolectó “en Rancagua y en el país en general”. Los lienzos miden dos metros por ochenta centímetros.
“Represento en tamaño real a estas figuras femeninas desnudas, quienes yacen en distintos suelos, incluyendo arena, pastos, tierra y agua, mientras están rodeadas de flora y fauna vinculadas con sus singulares regiones. Así destaco la conexión de la mujer con su propio entorno”, comenta.
En palabras de la artista, escogió a familiares como modelos para que esta serie “contenga una vulnerabilidad tan particular, donde intento originar preguntas metafísicas desde una perspectiva íntima y personal. Por lo mismo quise juntar a personas que aprecio muchísimo y admiro, para inmortalizarlas en un momento de conexión espiritual y físico con la naturaleza. Todas ellas tienen una belleza única y completamente natural, que espero proyectar en los espectadores”.
Respecto a la instalación interactiva, explica que ésta fue hecha en una de las paredes de la galería, “con ramas de árboles, conchas, semillas, frutas y flores reales, importados de distintos lugares del mundo. Así creé un arco donde pueden pararse en medio, sintiéndose rodeados por esta cama de vida. De tal modo se genera un fuerte sentido de conexión, entre la naturaleza y el espectador”.
Un tercer elemento lo constituyen sus esculturas de técnica mixta, “compuestas por materiales orgánicos, arcilla, piedras, conchas, semillas, cuescos, plumas y cabello humano, que se vinculan a las personas y elementos representados en las pinturas”, detalla.
Algunas piezas son instrumentos musicales que encarnan “el ritmo y la naturaleza cíclica de la vida. Otras muestran una estética antropomórfica y totémica, que simboliza un objeto sagrado, y al mismo tiempo ejemplifica las diversas psiquis de los seres humanos”, describe.
En línea con Alonsa Guevara, en diciembre de 2016 comenzó a trabajar en la exposición cuando viajó a Chile para pasar las fiestas. En ese periodo empezó a planificar sus lienzos, decidiendo quiénes serían sus modelos, qué frutas y flores utilizaría en el proceso fotográfico, entre otras cosas. Para conseguir esto último, visitó la Feria Chacareros de Rancagua y el Terminal de Flores de Santiago.
Para capturar las imágenes usadas como referentes de sus obras, previamente hizo “una ceremonia. Cada modelo fue rodeada de frutas, hojas, ramas y flores”. A sus ojos, se trata de “un momento muy especial, de conexión con la naturaleza. Se siente como si hiciéramos un ritual de verdad. Al finalizar, realizamos una fiesta con quienes posaron y sus familias. Para ello preparamos una rica comida, con todas las frutas y verduras empleadas”.
Alonsa Guevara (1986) nació en Rancagua. Hoy vive y trabaja en Brooklyn, Nueva York. Es licenciada en Artes Visuales de la Universidad Católica de Chile y Magíster en Bellas Artes de la New York Academy of Art. Ha exhibido en exposiciones internacionales, llegando al Museo Nacional de Mujeres en las Artes (sede Washington DC), la Gallería Forth Works Art (Texas) y el Centro de Arte Contemporáneo Cheng Xi (Beijing, China). También ha recibido premios y participado en residencias en la Terra Foundation en Giverny (Francia), la beca Michele y Timothy Scholarship, así como el premio Elizabeth Greenshields Grant.