– Esto lo declaró el prelado al consultarle por su misión en nuestra región alentando a los fieles a
seguir trabajando por el compromiso con el Evangelio. Este ingeniero, colaborador del Papa, especialista en Biblia, abordó diversos temas para la Diócesis de Rancagua, entre ellos una de las temáticas más dolorosas que le ha tocado vivir a nuestra jurisdicción, la investigación en curso para 14 con restricción de su ministerio sacerdotal.
Gisella Abarca
Una semana a cargo de la Diócesis de Rancagua lleva Monseñor Luis Fernando Ramos Pérez quien fue nombrado Administrador Apostólico de la diócesis luego que el jueves 28 de julio el Papa Francisco aceptara la renuncia del hoy obispo emérito de Rancagua monseñor Alejandro Goic quien el pasado viernes se despidió de la comunidad (ver nota página 4). Goic había presentado su renuncia el 2015 luego de haber cumplido la edad que se establece la obligación de los obispos y otros cargos de la curia a presentar su renuncia al pontífice.
Así, el obispo Auxiliar de Santiago asumió provisoriamente el gobierno de nuestra diócesis teniendo en cuenta que estará a cargo hasta que el Santo Padre provea un nuevo obispo para el gobierno pastoral de esta jurisdicción. No obstante, Ramos goza de derechos y obligaciones semejantes a las del obispo residencial, con algunas excepciones que determina el Código de Derecho Canónico y forman parte de la Conferencia Episcopal.
Recordemos que Monseñor Ramos llega en un momento difícil para la Diócesis de Rancagua que se desencadenaron que en mayo el Monseñor Alejandro Goic suspendiera a 14 sacerdotes de sus funciones para determinar si habrían incurrido en supuestos “abusos sexuales y conductas impropias” cometidos por miembros del clero bajo la organización denominada “La Familia” o si habían realizado malas administraciones en sus respectivas parroquias.
Este ingeniero, colaborador del Papa, especialista en Biblia, aborda diversos temas para la Diócesis de Rancagua, entre ellos una de las temáticas más dolorosas que le ha tocado vivir a nuestra jurisdicción, la investigación en curso para 14 con restricción de su ministerio sacerdotal:
– Usted asumió provisoriamente la diócesis de Rancagua ¿existe posibilidades que se quede definitivamente?
R.- El Papa ha nombrado a varios Administradores Apostólicos en varias diócesis y podría ser que estuviéramos algunos meses, un año o dos años, y después nos cambia a otra diócesis si llega un Obispo. La condición de Administrador Apostólico está más fácilmente movible por el Papa que el de obispo (residencial). Dependo directamente del Santo Padre.
– Usted formó parte del Consejo Nacional de Prevención de Abusos de Menores ¿Con qué espíritu llegó a integrar esa Comisión?
R.- Cuando comenzamos, participé por mi condición de Presidente de la Organización Seminarios de Chile (OSCHI) porque era rector del Seminario, representaba el mundo de la formación sacerdotal. Fue muy interesante el comenzar, porque todo lo que íbamos conversando, sabiendo y discutiendo, iba a mejorar todas las prácticas de prevención en la iglesia y tenía que traducirla a la formación sacerdotal.
– ¿Este Consejo hizo que la Iglesia se replanteara en esta materia?
R.- Claro. Había varias cosas que comenzamos a trabajar, como que todos los seminaristas deben tener una preparación en preparación de abusos, de introducir en los seminarios y explicar cómo se producen los abusos, de autoridad, sexual, y después ir viendo si los jóvenes que se estaban formando respondían al perfil que correspondía. Ese camino lo comenzamos el 2010.
¿Esos temas no se tomaban antes en la formación de los sacerdotes en los seminarios?
R.- Antes se tomaban otros aspectos como la formación humana, intelectual, espiritual y doctoral, pero el tema de los abusos explícitamente, empezamos el 2010 a trabajarlos.
AL SERVICIO DE LOS PROCESOS
-¿Con qué misión llega a la diócesis de Rancagua?
R.- Primero, conocer la Diócesis de Rancagua (…) es muy grande, con muchos pueblos, muchas parroquias, entonces mi primera misión es conocer, aprender de lo que es esta iglesia que tiene mucha tradición. Segundo, ponerme al servicio de los procesos que están viviendo en esta comunidad, algunos muy dolorosos en el caso de los 14 sacerdotes, hay un cuestionamiento a algunos aspectos, entonces ponerme al servicio para poder clarificar, ayudar, sanar, y recuperar la vitalidad. Que esta situación dolorosa no se transforme en un empantanamiento en la iglesia; sino que al contrario, podamos utilizarla como un aprendizaje importante, y una oportunidad para mejorar lo que somos como iglesia.
– ¿Cómo va a comenzar su trabajo en la diócesis?
R.- Ya lo empecé. Primero escuchando y después saber ubicarme en el proceso que se está viviendo acá, para así cooperar de manera eficaz y eficiente para solucionar lo antes posible estas cosas.
¿Ha visitado comunas, ha tenido contacto con la gente de la diócesis?
R.- He estado en Pelequén, estuve en Rengo con las monjas Benedictinas, estuve con las Monjas Adoratrices, y este fin de semana voy (fue) a tres parroquias, a Peralillo, Marchigue (sábado) y Doñihue (domingo).
INVESTIGACIÓN EN CURSO
– Nos podría hablar del proceso de la investigación y luego de terminada ¿cuáles son los pasos a seguir?
R.- Cuando se hace una acusación de un eventual delito, lo primero que se hace es una investigación previa. Esta investigación tiene el objetivo ver la verosimilitud de la acusación; es decir, el relato que se da de la acusación sea factible de que haya ocurrido, no es demostrar si hay o no hay.
Concluye la investigación previa con una afirmación acerca de la verosimilitud de lo que se le acusa. Si el delito es verosímil, viene una segunda etapa que se llama Proceso Penal Canónico que puede ser Judicial; por lo tanto, se constituye el Tribunal (Eclesial) de tres jueces o bien Administrativo, que es un Juez Instructor. Tanto el Tribunal como el Juez Instructor, tienen que probar el delito y hay que buscar pruebas.
Si el delito afecta a un menor de edad como lo es abuso sexual de menor, que en la Iglesia se considera de los delitos más graves, se envían a la Congregación para la Doctrina de la de Fe en Roma que es el único tribunal competente para fallar en este tipo de delito. Si no es un delito más grave, que puede ser malversación de fondos (por ejemplo), el tribunal se constituye acá. Si es probado el delito, viene un fallo y dependiendo del tipo de delito, el fallo es más o menos riguroso que pude ser expulsión.
Por eso es tan importante esta investigación que ve la verosimilitud y una vez que ve cuál sería el delito, se decide el paso o a la Congregación para la Doctrina de la de Fe cuando es un delito más grave o aquí en la Diócesis vía un Tribunal o un Juez Instructor si es un delito no más grave.
– ¿De los 14 sacerdotes suspendidos, cuáles son los temas que se investigan?
R.- Hay algunas investigaciones que dicen relación a que eventualmente podría haber abuso de menores, ese es un caso. Después, manejo inadecuado de dineros y también que no habría una conducta acorde a la vida sacerdotal. Esos son los grandes temas y eso es lo que se está investigando.
– ¿Por cuánto tiempo se extenderá la investigación canónica?
R. – Eso no se todavía, pero esperemos que no sea largo. Ahora, la Fiscalía también se ha interesado en este tema y tiene que pronunciarse al respecto. Esa es la otra investigación.
– Si alguno de los sacerdotes es declarado inocente ¿cuál es la reparación ante la estigmatización?
R.- Eso es un tema muy complicado, habrá que explicar a la comunidad qué ocurrió, de qué se le acusó, que se demostró o que se concluyó, en este caso la inocencia y alentar al sacerdote porque evidentemente se encuentra muy dañado. Este es un gran problema de cuando los procesos que tienen connotación penal, que hay una pena, son llevados a otro ámbito que fuera del judicial, entonces cuando la resolución que debiera de ser de orden judicial se maneja en otro ámbito, se produce un traslape de situaciones que afecta la buena fama de las personas.
– ¿Por estos hechos, habrá reestructuración en el interior del clero diocesano?
R.- Estamos entrando y profundizando un poco y quizás tengamos que movernos a dos niveles. Uno, es responder situaciones particulares. Hay sacerdotes que han sido acusados de distintas cosas, lamentablemente se ha formado un manto de dudas para todos. Segundo, es ver si han ocurrido situaciones que no correspondían, tengo que preguntar qué tenemos que cambiar para que no vuelvan a ocurrir. Es decir, si hay un cuestionamiento económico, tenemos que ver si nuestra forma de organizarnos y de manejar los dineros de la iglesia son las correspondientes o tenemos que mejorar.
– ¿Qué pasará con las parroquias y la atención de comunidades que se encuentran con sus sacerdotes suspendidos?
R.- Han sido nombrados Administradores Parroquiales, otros sacerdotes cercanos que están haciendo un gran esfuerzo de acompañar esas comunidades. No es lo óptimo, pero es lo que es posible hacer en este momento.
– ¿Cómo se puede trabajar en recuperar la confianza de esos fieles que se vieron dañados con los hechos acontecidos en esta diócesis?
R.- En primer lugar habrá que dar cuenta de qué ha ocurrido y en el momento en el que se resuelva este tema, hay que explicar, explicar qué ocurrió y después cada uno tiene que hacer una reflexión de la responsabilidad que tenemos nosotros, todos, los sacerdotes, los obispos, los laicos, en cuidar nuestras comunidades, cada acto que uno hace tiene consecuencias, no sólo para sí mismos, sino para toda una comunidad.
– Usted escogió como lema de obispo “Vio y creyó” del evangelio de San Juan. ¿En esta realidad que vivimos como iglesia, aplica este lema?
R.- Este es el Evangelio de San Juan cuando Pedro entra a la tumba vacía ‘Vio y Creyó’ que Jesucristo había resucitado, entonces eso nos da una perspectiva de fe para enfrentar toda la vida y saber que Dios acompaña a su pueblo, Dios con nosotros, Dios está presente y es cosa de verlo, pero a veces no lo vemos y cuando uno lo ve, lo siente, cree y resucita. Para mi es una motivación para enfrentar la vida.
– Entonces ¿aplica ese lema?
R.-Absolutamente, creo que hay muchas cosas bonitas en esta diócesis, muchas cosas que hay que valorarlas, rescatarlas, y que hablan de una iglesia que, si bien es cierto, está viviendo un momento doloroso, no es una iglesia destruida y que está por el suelo. Tenemos que animarnos y activarnos en este compromiso con el Evangelio.
UN TEMPRANO LLAMADO
El padre Fernando Ramos, nació el 2 de enero de 1959 en Santiago, hijo de Olegario y Alicia, fundadores de la Parroquia Santo Toribio, estudió en el Colegio Seminario Menor y luego en los años 1976 y 1980 estudió Ingeniería Forestal en la Universidad de Chile.
Siendo un adolescente, le nació la inquietud y se preguntó si estaba llamado al sacerdocio, pero se encontró muy joven para decidir. Sin embargo, al finalizar su carrera ese llamado apareció nuevamente y con más fuerza. Y es que una familia ligada a Dios como alguien presente en la vida cotidiana y en el colegio viendo fuerte el compromiso con la Iglesia eran los motivos de su vocación.
“Cuando terminé el colegio no tenía tan claro mi orientación vocacional, no sabía qué estudiar, era muy joven tenía 16 años cuando salí de 4º medio, consideraba que ser sacerdote era una posibilidad pero también me sentía muy joven, así que entré a la universidad donde estudié Ingeniería Forestal y cuando estaba aproximándome a terminar la carrera, me volvió la inquietud por el sacerdocio, una vez que me titulé entré al seminario”, argumenta Monseñor Ramos.
Con esa convicción vivió su formación en el Seminario Mayor de Santiago desde 1983 a 1990 donde cursó los estudios filosóficos y teológicos. Así, el 12 de agosto de 1989 fue ordenado diácono por el cardenal Juan Francisco Fresno Larraín, Arzobispo de Santiago y el 5 de mayo de 1990, sacerdote por el sucesivo arzobispo, el cardenal Carlos Oviedo Cavada. Tras ser ordenado sacerdote, junto con ser formador en el Seminario Mayor de Santiago, le tocó colaborar con una parroquia en Lo Prado y con otra en Las Condes.
En 1993 fue enviado a Roma a estudiar licenciatura en teología bíblica que luego se prolongó en un doctorado en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Desde ese escenario le tocó ser testigo de la muerte de Juan Pablo II, la elección de Benedicto XVI y de tantos otros acontecimientos eclesiales sucedidos en la sede de Pedro.
En diciembre de 1999 fue llamado a prestar sus servicios en la Congregación para los Obispos hasta 2007 donde compartió con sacerdotes latinoamericanos, europeos y africanos. Luego regresó a su arquidiócesis de origen el 7 de marzo de 2007, y el 24 del mismo mes fue nombrado vicario para la Educación. A fin de ese año, lo nombraron rector del Seminario Mayor de Santiago donde, junto al equipo de formadores, hizo una importante reestructuración.
Fue presidente de la Organización Seminarios de Chile (OSCHI) y vicepresidente de la Organización de Seminarios de Latinoamérica (OSLAM).
En septiembre de 2011, el cardenal Ricardo Ezzati creó la Vicaria Episcopal para el Clero y nombró a Ramos como su primer vicario. Formó parte también del Consejo Nacional de Prevención de Abusos de Menores de Edad y Acompañamiento de las Víctimas, creado en el 2011 por la Conferencia Episcopal de Chile (CECh).
El 1 de febrero de 2014 el Papa Francisco lo nombró Obispo Auxiliar de Santiago, siendo ordenado obispo por el cardenal Ricardo Ezzati, el 10 de mayo de 2014. En enero de 2018 fue coordinador de la Comisión Nacional preparatoria de la Visita del Papa Francisco a Chile, y en noviembre de 2017, fue elegido como Secretario General de la CECh por un período de tres años.
Mensaje a Monseñor Alejandro Goic
Ramos agradeció a Goic por toda la labor que ha hecho no sólo en Rancagua, “tiene casi 40 años de Obispo, fue auxiliar de Concepción, de Talca, Obispo de Osorno, de Rancagua, entonces con un promedio de diez años por lugar es mucho, es una trayectoria muy grande, además siempre fue muy colaborador con la Conferencia Episcopal, hay muchísimo de qué agradecerle y en esta diócesis en particular, hay varias cosas que las mismas comunidades tienen que agradecerle. Él se la jugó muchísimo en la reconstrucción de templos que quedaron devastadas en el terremoto del 2010. Colaboró muchísimo en crear una pastoral de comunión en la Diócesis, entonces hay mucho que agradecerle.
Es cierto que está concluyendo su período con una historia dolorosa, pero ha tenido la humildad de pedir perdón, reconocer errores y omisiones y eso hay que valorarlo como un acto de profunda humanidad en él”, explicó
Mensaje a la comunidad
El Nuevo Obispo hizo un llamado a la comunidad de la región señalando que debemos “mirar para adelante. Es cierto, estamos pasando por un momento difícil, doloroso, eso no hay que negarlo, hay que enfrentar cada cosa que produce ese dolor, no hay que ocultarlo, pero miremos para adelante, porque lo nuestro es mucho más que los problemas. La vida es mucho más que el problema, mucho más que el drama, y nosotros como iglesia, nuestro objetivo es evangelizar. Anunciar buenas noticias, porque Jesucristo acompaña la historia de su pueblo”