El creador participó en el Simposio Internacional de Escultura de Changchún, evento al cual postuló con un proyecto. Afirma que intentaron clasificar alrededor de 1500 propuestas, provenientes de diferentes rincones del planeta.
Marcela Catalán
“The road to yourself” (El camino hacia ti mismo), se llama el proyecto que Carlos Vargas expuso en el XIX Simposio Internacional de Escultura de Changchún. El evento se llevó a cabo en China y la organización recibió alrededor de 1500 propuestas de todo el mundo, cuenta el chileno. Aparte de él mismo, fueron seleccionados once extranjeros.
Es así como hubo obras de los iraníes Mohammad Mehdi Ashoori y Hamrah Tatari, los búlgaros Georgi Liubomirov y Pencho Dobrev, el ucraniano Byero Georgiy, la italiana Francesca Bernardini, el francés Jean-Paul Chablais, la bielorrusa Alex Sorokin, el serbio Nedim Hadziahmetovic, el costarricense Ulises Jiménez y el sudafricano Jaco Sieberhagen Además, hubo un número similar de creadores oriundos del gigante asiático.
En opinión del autor nacional, la instancia “se desarrolló de manera impecable”. Lo anterior, pese a que se trata de un encuentro “muy complejo, tanto en lo técnico como lo humano”.
En relación a su propuesta, explica que simboliza, de manera abstracta, la afluencia de un río. “Éste no es sólo agua en movimiento; son las piedras que arrastra desde la montaña al mar, atomizándolas; las laderas que repiten su sonido; los troncos y palos que flotan en su corriente; los animales que viven en el agua; los insectos y aves que vuelan, siguiendo su curso. El río es parte de la montaña, pues (todo) existe en simultáneo y de modo inseparable”. En línea con él, buscó “ser el río, el espíritu holístico que aúna todas estas variables”.
“Hoy mi inspiración se halla en la naturaleza, pero no me interesa representar los objetos naturales, sino ahondar en la existencia de esa energía interna que anima el desarrollo de todos los seres y de los ecosistemas”. Por esto, señala que no pretende cerrar sus iniciativas a “la representación de algo delimitado por ideas preconcebidas”.
El artista añade que el título “The road to yourself” sugiere que la naturaleza y el ser humano no son enemigos y que forman parte de lo mismo: el planeta. “El camino del río es el camino hacia ti mismo”, deduce. La obra original era de acero y la que se hizo en China fue elaborada en madera. “Era un diseño difícil, de formas no simétricas ni regulares. No era tan complejo en el sentido de los procesos, sino que en la concepción de su tridimensionalidad”, arguye.
La creación integra una serie mayor, denominada “La estela del tiempo”. En la actualidad se encuentra desarrollándola en el marco de un Fondart, para exponerla en diciembre en el Museo Regional de Rancagua.
Vargas estudió Arquitectura y Diseño, aparte de ser Diplomado en Gestión Cultural, y hoy trabaja en la Municipalidad de Graneros. En sus palabras, cada expositor llevó la maqueta de su obra, recibiendo una suma de 60 mil yuan por su participación. Todas fueron hechas por completo o en gran parte, “por equipos de escultores chinos de destacada pericia”. Durante cerca de 40 días se elaboraron unas 45 creaciones, cuyo tamaño fluctuaba entre los tres y ocho metros”. Éstas fueron hechas con mármol, granito, acero inoxidable, bronce y acero corten, a partir de diferentes procesos y equipos.
“Cada día íbamos en un minibus al lugar de trabajo, donde supervisábamos la realización de las propuestas. Allí almorzábamos y cenábamos (a las seis de la tarde), para después descansar en el hotel. Todos nos las arreglábamos para comunicarnos con nuestra gente, la que en mi caso se hallaba a 20 mil kilómetros”, recuerda.
Vargas comenta que el inglés fue el idioma oficial del simposio, aunque, como es obvio, hubo una gran presencia del chino. “Indispensable fue la labor de los intérpretes, quienes nos ayudaron a comunicarnos no sólo con los asistentes de construcción, sino que también a hacer compras, depósitos bancarios y otros trámites”, garantiza.
En relación a Changchún, asegura que es “una floreciente ciudad industrial, con cerca de 8 millones de habitantes, relativamente nueva en relación a otras urbes como Beijing o Shanghái, con bancos y gigantescos hoteles”. Respecto a la nación, explica que posee una potente industrial cultural, “en particular en el ámbito escultórico, ya que grandes empresas se dedican a elaborar obras públicas. Una de éstas se encargó del evento, financiado por el gobierno, desde la recepción y el alojamiento de los artistas, hasta la construcción e instalación de las creaciones en espacios definidos para ello”.
En el contexto de su estadía, Vargas pudo visitar “gigantescos parques”, los cuales poseen trabajos de creadores de todo el mundo. “Allí se encuentra un espectacular museo de arte africano, con una colección única en el planeta”, apunta. De ahí que califique esta experiencia como “notable”, subrayando que le permitió acercarse a “una cultura tan distinta y distante de nuestro país, de la que tenemos mucho por aprender”.