Ha pasado un año más desde el día triste del fallecimiento del querido sacerdote, Cardenal, don José María Caro Rodríguez. Fue un día como hoy, el 4 de diciembre de 1958, cuando Chile entero se vistió de luto. El nonagenario hombre bueno y santo finalizó su paso por la tierra, para continuar caminando en la vida eterna.
Seguirán pasando los años y su figura se hará cada vez más venerable y duradera. Continuará presente entre nosotros, en la Región d O’Higgins, y en especial en la Provincia que con justicia lleva su nombre. Algunos lugares específicos, como la Quebrada del Nuevo Reino, Ciruelos, Cahuil, Pichilemu, o más lejanos como en el norte chileno, en Mamiña, Iquique, La Serena, en los cuales transcurrió su vida. Sin olvidar, por cierto, su presencia y sus estudios en la Roma eterna. Y recordando también los varios países de Europa Y América recorridos “sembrando simientes, purificando almas, combatiendo errores, auxiliando a los pobres, evangelizando pueblos “, como alguien escribiera.
Para Chile entero, será siempre su Cardenal Primado: el primer chileno que alcanzó tan alta jerarquía en la Iglesia católica. Su vida fu ejemplar y su recuerdo lo sigue siendo.