Tras dos meses recluido, este adolescente de 16 años participa de un proyecto musical financiado por el 2% de Cultura del FNDR de O’Higgins, que busca que a través de la música los participantes re signifiquen sus vidas
Fernando Ávila F.
A contar del mes de noviembre los jueves no son iguales para un grupo de jóvenes residentes del centro de reclusión cerrado del Sename. A eso de las 10 de la mañana comienza el taller denominado “Mi Rap, Mi Música…Nuestra Historia”, iniciativa que busca conducir las emociones y expresiones artísticas de los jóvenes a través de la música creando un estudio de grabación donde dos monitores musicales y un sicólogo les enseñan y acompañan en proceso de componer, tocar y grabar sus temas.
“Ha sido un proceso hermoso, en que los chiquillos se han descubierto desde sus talentos y potencialidades. Han encontrado en la composición de letras una forma de expresión que les ayuda a canalizar sus emociones y se han sentido reconocidos y virtuosos. Eso es lo importante de este proyecto. Dejar las capacidades musicales y técnicas instaladas para que ellos sigan esta veta musical y logren nuevos propósitos en su vida”, señaló Felipe Moya, director del proyecto.
“LA MÚSICA ESTÁ EN MÍ”
Así parte un tema de Ignacio, uno de los jóvenes que participa de esta iniciativa. Lleva algo más de seis meses en el Centro de Reclusión de Graneros, y sin duda, la música le ha ayudado a soportar el encierro y lidiar con la soledad. Según él mismo cuenta, se acaba de comprar sus propios equipos, gracias a un proyecto de FOSIS, porque dentro de sus sueños, está trabajar en eventos y seguir componiendo RAP y editando sus temas. ”Acá adentro (centro de reclusión de menores) la soledad y el ocio son pesados. A través del RAP yo me desahogo y soy capaz de sobrevivir a este encierro”, nos cuenta Ignacio.
Gracias a la iniciativa de la Defensoría Penal Pública y al aporte de más de 4 millones de pesos por parte de los fondos del 2% destinado a Cultura, Deportes y Seguridad Pública del Gobierno Regional, estos jóvenes tendrán las clases y la implementación necesaria para desarrollar un trabajo que sin duda, hace que sus días sean mejores y sus posibilidades de reinserción social se incrementen.