A los 90 años partió quien también fuese ex presidente de Club Deportivo O’Higgins.
Marcela Catalán
Durante la madrugada de este domingo 10 de febrero y en medio del sueño, a los 90 años, falleció Héctor ‘Charro’ Cortés Rodríguez, quien fue el primer jefe chileno que tuvo Teniente cuando todavía estaban los norteamericanos. El también ex presidente de Club Deportivo O’Higgins, dejó a su esposa Blanca Vitaglic, a sus hijos Ana María, Óscar y Héctor, además de diez nietos y siete bisnietos.
El legendario trabajador de la mina, el cual llegó a ser su superintendente, fue llevado el domingo a Funeraria Paz, con fin de realizar allí su velorio. Su misa fúnebre estaba programada para este lunes, a eso de las 15 horas en la Iglesia Divino Maestro de la capital regional, para luego ser trasladado a Machalí.
De acuerdo con Pedro Pablo Cortés, nieto del ‘Charro’ —apodo que se ganó, en vista del bigote que lucía—, su abuelo falleció en Villa Triana, donde vivía con su esposa hasta hoy. “Lo recuerdo como una persona brillante, la más inteligente que he conocido. Gracias a él, somos lo que somos. Era sabio, muy carismático y potente. Alguien excepcional, un ejemplo de vida. Hizo mucho por la comunidad, por lo que hasta hoy era muy querido y recordado, incluso tras salir de la vida social”.
Felipe Cortés añade: “Era muy cercano. Viví unos años con él, por lo que fue parte importante de mi existencia. Me apoyó y forjó quien soy. Estoy muy agradecido por eso”, sostiene su nieto.
Héctor Albornoz fue subalterno del ‘Charro’, junto al cual trabajó por alrededor de tres décadas. Él incluso fue su padrino de boda por la Iglesia. “Era un gallo extremadamente buena onda, pero siempre que considerara que usted fuera buena onda. No le gustaban los flojos, lo que dejaba muy claro. Parecía brusco, aunque era muy humano. Era un minero de excepción, de esos que se extrañan: era dedicado a su pega, a ser exitoso en ese ámbito. Las olía todas. Cuando uno quería hacer cosas, olía dónde estaba lo bueno o lo mano. Dominaba por completo la mina, algo que todos los antiguos apreciábamos. Estoy muy orgulloso de haber logrado ser su amigo”.
Juan Nuñez también lo conoció en Teniente. Hace años que no se encontraban, pero uno hijo lo alertó acerca de su fallecimiento, y quiso ir a despedirlo en su velorio. “Lo recuerdo como una persona muy leal y derecha. Era muy buen jefe. Él sabía todo, era imposible hacerlo leso; sabía al tiro cuando le estaban mintiendo. No lo veía hace tiempo, de hace años, ya que él había estado en Viña. Era muy allegado a uno, le daba confianza. Era un líder, en todo sentido de la palabra”.
Su nieto Daniel García lo describe como “el mejor abuelo que pude tener. Era maravilloso, nos dio todo. Me crié con él, cuando vivía en el Estadio El Teniente, en lo que ahora es la Fuente Millán. Él ayudaba a harta gente, ya que pertenecía al Rotary y fue presidente de Club Deportivo O’Higgins, además de candidato a alcalde en su minuto”.
Sofía Sepúlveda, la mayor de los siete bisnietos de Héctor Cortés, lo define como “un excelente bisabuelo, preocupado por sus nietos. Era muy esforzado y amoroso con la familia. Siempre preguntaba por todos, a pesar de que ya estaba con alzheimer. Cuando él vivía en Reñaca, pasaba metido en la cocina. Cocinaba exquisito, hacía unas albacoras muy ricas”, rememora la joven de 20 años.