A través de los años, el comercio y la Industria, han acostumbrado a sus consumidores de recibir plásticos de un solo uso, como su nombre lo indica, una vez ocupados no se puede recuperar y van como destino final a los tachos de basura que luego serán eliminados en vertederos y/o rellenos sanitarios. Este tipo de residuos ha sido un enemigo silencioso y un verdadero dolor de cabeza para los departamentos municipales de aseo y ornato, que cada año deben destinar altas cifras para la eliminación de los residuos sólidos domiciliarios de sus comunas.
El Ministerio del Medio Ambiente, a través del último “Informe del estado del medio ambiente, del año 2016”, indica que Chile generó aproximadamente 21,2 millones de toneladas de residuos (1,1 kilos de residuos por persona al día). De este total, el 97% corresponde a residuos no peligrosos y el 3% a residuos peligrosos. De los residuos no peligrosos, sólo el 24% fue valorizado o reciclado, y el 76% fue destinado en su mayoría a vertederos y rellenos sanitarios. De los residuos valorizados, el 49,5% fue de metales, un 11,7% cartón y sólo un 1,4% de plástico.
Además, este informe nos indica que la cantidad de residuos sólidos municipales declarados en el SINADER (Sistema Nacional de Declaración de Residuos), fue de aproximadamente 4.8 millones, que corresponde al 36,4% del total de residuos recibidos en vertederos o rellenos. La Región de O’Higgins reportó una cantidad de 125.405 ton/año de residuos municipales que representa el 2,6% del total declarado a nivel nacional.
Cuando vemos las cifras de disposición de residuos para eliminación en recintos establecidos, podríamos asegurar que un buen porcentaje de ellos son asimilables a reciclaje. Si éstos se separan antes de disponer, se pueden recuperar, con ello disminuimos la cantidad de residuos puestos en vertederos y rellenos sanitarios, asimismo, alargamos la vida útil de éstos últimos, en nuestro caso, el Relleno Sanitario La Yesca, que recibe residuos sólidos provenientes de 18 municipios de la Región de O’Higgins, y que tiene su vida útil proyectada hasta el año 2024.
Precisamente, la Ley 20.920, de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), promulgada en mayo del 2016, viene a resolver la disposición indiscriminada del residuo en vertederos y rellenos sanitarios. Su principal objetivo es fomentar, en primera instancia, la prevención del residuo, luego el reciclaje, la reutilización y valorización energética. Por ahora, la ley rige para 6 productos prioritarios: envases y embalajes, pilas, baterías, aparatos electrónicos, aceites y lubricantes, y neumáticos. Cuando la ley rija en su totalidad (una vez promulgado los reglamentos), los generadores de residuos de estos productos prioritarios, de grandes y medianas empresas, tendrán metas establecidas para recuperarlos, deberán trabajar con sistemas de gestión de residuos, y declararán sus residuos reciclables recuperados. Así, con el tiempo veremos aumentar la cifra de valorización versus lo dispuesto para eliminación.
Actualmente, el reciclaje del plástico es bajo, sobretodo porque existe mucha cantidad de ellos que hacen imposible su recuperación. Si se fomenta el reciclaje en las personas, debemos eliminar el uso de envases y embalajes que no se pueden recuperar, más aún si las pequeñas empresas que ocupan en su mayoría este plástico y quedan por ahora exentas de la Ley REP.
Ante esta preocupación, el 23 de abril de este año, la Municipalidad de Providencia, aprobó la Ordenanza Municipal que regula el uso y entrega de plástico de un solo uso. Así, el comercio que entregue cubiertos, platos, envases para comida, bombillas, revolvedores y vasos de plástico, entre otros, serán multados con cifras de 1 hasta 5 UTM.
Esta medida es aplaudible y claramente replicable por otros municipios, porque complementa la Ley REP, a través de la prohibición de la entrega en el comercio de envases y embalajes que no pueden reciclarse, obliga al comercio a rediseñar su packaging y compromete al Municipio en la protección y cuidado del medio ambiente. La iniciativa traerá consigo una disminución de residuos no peligrosos de origen municipal destinados a los rellenos sanitarios o vertederos, y con ello una reducción en los costos de disposición de éstos en aquellos recintos. Con ese ahorro, el municipio podrá destinar recursos para fines que estime convenientes.
Si bien es cierto, una parte importante es responsabilidad del productor de recuperar su residuo, no podemos dejar de lado nuestra propia responsabilidad de reciclar y reutilizar, por ello, la educación ambiental se hace indispensable, porque finalmente el mejor residuo es el que no se produce.
Giovanna Amaya Peña, MBA en Gestión y Máster en Gestión y Auditorías Ambientales
Docente Escuela de Agronomía y Veterinaria, Universidad de O’Higgins.