El martes pasado, alrededor de las 18.30 hrs. atropellaron a un adulto mayor en el kilómetro 5 de la Carretera El Cobre, Machalí. Dos días después, producto de sus lesiones falleció.
Esta fue atropellada tras bajar de la micro que lo dejaba al frente de su lugar de trabajo, el Colegio Coya, donde se desempeñaba como nochero. No puedo dejar de pensar que a pesar de haber trabajado toda su vida, a sus 65 años seguía trabajando y que la realidad de las paupérrimas pensiones dadas por las AFPs en Chile, generan estas realidades.
Si bien pudiese seguir hablando de la triste realidad en que se encuentran los jubilados en Chile, este accidente pudo haberse evitado.
La carretera del cobre o carretera Presidente Eduardo Frei Montalva, conecta la ciudad de Rancagua y la mina El Teniente. Todo su límite urbano presenta doble vía por ambas calzadas y un alto flujo vehicular, lo que sumado a la gran cantidad de establecimientos educacionales en la zona (Colegio Coya, Colegio San Francisco, Colegio La Cruz, Trinity College y Universidad de Aconcagua) y a las pocas vías que conectan Rancagua y Machalí desencadena además, alta congestión vehicular.
Cuando ocurre un accidente de tránsito podemos identificar los factores que causaron o aumentaron los riesgos de que ocurriese. En este caso en particular, el sector no solo no posee una iluminación adecuada sino que tampoco posee restricción de velocidad, paso peatonal o de cebra, ni señaléticas que indiquen que es una zona de escolares.
En este caso en específico, tras este atropello recién se iluminó la zona de los dos únicos paraderos que existen en este sector. Sin embargo, estas medidas paliativas son insuficientes. ¿Cómo es posible que recién ahora las autoridades se den cuenta de las necesidades de esta vía? ¿Por qué la muerte de una persona recién genera la voluntad política para iluminar un paradero?
Existen muchos estudios que demuestran como una adecuada iluminación disminuyen los accidentes de tránsito, reduciendo nuestro tiempo de reacción, mejorando la visibilidad en condiciones meteorológicas adversas, además de disminuir todo tipo de delitos.
Es urgente que se mejoren las condiciones para una adecuada convivencia entre los peatones y automovilistas que nos desplazamos por la Carretera del Cobre. Espero que quienes tienen alguna responsabilidad aunque sea la más mínima, no se comporten como Poncio Pilato ante esta situación y que los representantes regionales del Ministerio de Obras Públicas, Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, y la Municipalidad de Machalí trabajen en conjunto para dar solución, lo más pronto posible, a un problema que se arrastra por años en el sector.
Adriana Bastías Barrientos
Apoderada Colegio Coya