Para nadie es un misterio, la continua interacción que se crea entre miles de usuarios, puede y afecta, el acontecer noticioso. Así lo explica la Dra. Ana Isabel Bernal Triviño, Grupo Labcom, Universidad de Málaga, “ahora desaparece esa figura de intermediario que existía entre nosotros y ahora publicamos lo que queremos, creamos lo que deseamos que se publique en la red y que antes no se podía ver”. Eso no deja de ser cierto, pero también es importante señalar que tal como antaño se decía sobre el papel el ciberespacio aguanta todo y más. He aquí que los medios de comunicación retoman y fortalecen su valor como organizaciones profesionales dedicadas a la verificación, clasificación y jerarquización de hechos permitiendo mejorar la forma de informarse de la comunidad convirtiéndonos en una brújula en el en medio de un mar de informaciones contradictorias. La misma doctora Bernal señala “esta oportunidad conlleva una gran contradicción ya que no todo lo que se dice en la web es verdad, vemos la pantalla pero no rostros ni intenciones que están por detrás”.
También es cierto que el advenimiento de las redes sociales ha traído una revitalización de lo local, twittiamos, hablamos, posteamos, etiquetamos aquello que vemos, con lo que nos relacionamos día a día, sobre las situaciones que nos afectan o sobre los hechos o acontecimientos que nos interesan. Así el valor de la proximidad tanto en sus vertientes geográficas como psicológicas parece apoderarse de las redes sociales. Son miles y millones los potenciales “reporteros” que caminan por las calles mostrando sus realidades.
Así, la importancia de la información de proximidad en esta sociedad globalizada aparece reforzada por la defensa de los rasgos de identidad, entendida como fuente de sentido y experiencia para la gente.
Estas nuevas tecnologías sin lugar a dudas que han significado un cambio, estamos plenamente insertos en lo que los teóricos denominaron a mediados de los 90 como sociedad de la información. Una primera respuesta de los medios tradicionales a este fenómeno fue la digitalización de sus contenidos. Pero, ¿es posible pensar en estos medios únicamente como transmisores de contenidos globalizados sin tener en cuenta el público más cercano al que esencialmente van dirigidas sus emisiones? . La respuesta parece ser negativa, para quienes nos definimos como medios locales, “En un mundo de la globalización de la comunicación es esencial el mantenimiento de identidades culturales diferenciadas a fin de estimular el sentido de pertenencia continuada a una sociedad concreta” (Borja y Castells, 1997:16).
La respuesta entregada por El Rancagüino ha sido centrarse aún más en nuestro ser local, en tiempos que no existía internet y cuando Santiago aún no era un barrio de Rancagua, enterarse de las grandes informaciones del mundo, como El Hombre en la Luna, o la guerra de Vietnam no eran tan evidentes como lo son hoy. Pero hoy en un mundo marcado por la abundancia de fuentes informativas el foco vuelve a nuestras raíces, a ser un medio local de la región de O´Higgins que informa sobre el acontecer local y de cómo los hechos nacionales o mundiales nos afectan en nuestra vida.
En este sentido bajo ninguna circunstancia creemos que los medios de comunicación hayan llegado a su fin con el avenimiento de las redes sociales, ni tampoco que el ser profesional del periodismo haya cambiado Si bien no ha mutado nuestra misión, sí claramente lo ha hecho la forma en que esta información es entregada. Por eso a la edición papel de su diario hoy sumamos nuestro sitio web (www.elrancaguino.cl) donde más de un millón de personas nos visitan en promedio cada mes . Cambia la forma, pero no el fondo.
Luis Fernando González
Sub Director