Muchas veces, al acercarse la Navidad, hemos escrito sobre la necesidad de que a los niños no se les regalen juguetes de guerra. A veces, también en otros medios de comunicación se han dado consejos a los padres para que no entreguen a sus hijos juguetes que despierten en ellos instintos violentistas y agresivos.
El espantoso drama que ocurre en algunos países, como por ejemplo Estados Unidos con los tiroteos o matanzas, ha hecho resurgir las campañas para que se prohíba el libre comercio de armas. ¡También debieran prohibirse las armas de juguete!.
Son muy tentadores en las vitrinas o escaparates de las jugueterías, las metralletas y las pistolas de juguete, algunas de las cuales se asemejan mucho a las mortales armas reales. Pero hay centenares o miles de juguetes diferentes para escoger. Muchos son también educativos o que enseñan habilidades al niño o niña que está creciendo.
En estos tiempos en que tanto se habla de Educación y también de mala educación y cuando se ha comprobado que el hábito de la lectura se está reduciendo ¿por qué no regalar buenos libros?.
Incentivar la lectura en la niñez es dar bases sólidas y comprobadas para que puedan llegar a las Universidades o la educación técnica superior. Un revólver, una metralleta de juguete o las réplicas de lanza-rayos, etc. sólo pueden enseñar cómo se mata a otro ser humano. ¿Es eso lo que tienen que aprender?.
No olvidemos que la Nochebuena es una noche de Paz y de Amor. Es la noche del niño Jesús, que después predicó la doctrina del “amaos los unos a los otros”… ¡No hay que olvidarlo!…