Semana Santa es para los cristianos una de las fechas más significativas del calendario litúrgico, pues representa, entre otras cosas, el triunfo de la vida sobre la muerte.
En estos días en que la muerte nos visita con inusitada violencia, Semana Santa es una invitación a reflexionar sobre nuestra existencia y sobre el valor inconmensurable de la vida, desde su concepción hasta su término natural.
Semana Santa es la Fiesta de las Fiestas. Es una celebración. Celebramos la resurrección de Jesucristo.
Ante la pandemia que nos asola y azota, no podemos dejarnos abatir, porque sabemos que la vida triunfa sobre la muerte y el bien sobre el mal. Semana Santa nos exhorta a estar alegres pese a las adversidades.
Semana Santa significa que la pasión y muerte de Jesucristo, con todo el dolor que ello implicó, no fue en vano, encontrando su sentido en la resurrección. Estamos viviendo momentos duros, dolorosos. Semana Santa nos invita a darle sentido a nuestro dolor y/o sufrimiento.
Semana Santa es una fiesta fundamentalmente cristiana, pero es una fiesta para toda la humanidad. Todos estamos invitados a celebrar, pues Cristo no discrimina, no separa a unos de otros. Como dice san Pablo “ya no hay judío ni griego” (Gal. 3.28 y Col. 3.11).
Semana Santa nos exhorta a extender nuestros brazos para solidarizar con todos.
Semana Santa nos enseña que de todo mal, se puede extraer un bien. El mal que significó la pasión y muerte de Jesucristo es nada frente a la resurrección. Que los males que estamos enfrentando estos días (pandemia, encierro, muerte de seres queridos, cesantía y aislamiento), sean la semilla que muere para dar un fruto de vida, de alegría, de solidaridad, de renacer interiormente.
Dr. Eugenio Yáñez Rojas
Director del Instituto de Filosofía, U. San Sebastián
