Hoy, como cada 12 de junio, se conmemora el día mundial contra el trabajo infantil. Sin embargo, este año la conmemoración tienen lugar en un contexto particular, dominado por la crisis sanitaria causada por el Covid, en dónde los niños, niñas y adolescentes de nuestro país no quedarán ajenos, por lo que hoy más que nunca resulta importante hacer un gran esfuerzo y mantener firme el compromiso de eliminar el trabajo infantil.
El trabajo infantil corresponde a todas aquellas actividades que ponen en riesgo la salud, integridad física y moral de las niñas, niños y adolescentes, según lo establece el Convenio 138 y 182 de la OIT. En Chile el trabajo infantil considera a los niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años de edad que participan en empleo bajo la edad mínima y peores formas de trabajo.
Para erradicar este flagelo, el año 2015 Chile adoptó una “Estrategia Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y Protección de Adolescente Trabajador 2015-2025” que tiene por objetivo que nuestros niños, niñas y adolescentes crezcan seguros, estudien y se desarrollen de manera plena, y en caso que los adolescentes trabajen lo hagan bajo las condiciones que señala la normativa legal, excluyendo cualquier tipo de vulneración de derechos, retraso en el sistema escolar o menoscabo psicosocial.
Para avanzar en esta materia, durante el mes de mayo del presente año el Gobierno presentó con suma urgencia un proyecto de ley en la Cámara de Diputados que tiene por objetivo fortalecer las acciones relacionadas a la erradicación del trabajo infantil y adolecente. El proyecto consiste en una modernización que alinea la normativa nacional con los estándares internacional, aumenta las multas para quienes incumplan la normativa relacionada al trabajo infantil, y ajusta la jornada laboral del adolecente, reduciendo de 8 a 6 horas el máximo diario que un menor puede trabajar estando en período escolar.
Hoy como Gobierno estamos fuertemente comprometidos en proteger los derechos de niños, niñas y adolescentes que en tiempos de crisis se ven aún más vulnerados, sobre todo de aquellos que se relacionan directamente con el trabajo infantil, como la educación, el esparcimiento y el juego, y la explotación económica en todas sus formas.
Federico Iglesias Muñoz
Seremi del Trabajo y Previsión Social de la Región de O’Higgins