El domingo fue anunciado el plan de desconfinamiento, denominado “paso a paso” con tal de indicar las etapas de salida de la pandemia cuando la situación epidemiológica así lo permita.
Se consideran cinco fases para superar la pandemia de Covid-19, que van desde la cuarentena hasta una apertura avanzada, recogiendo así algunas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es que los efectos de la pandemia no sólo han sido sanitarios, las necesarias medidas de confinamiento se han traducido en un crecimiento del desempleo y en una mayor pobreza, haciéndose evidente que más allá de estos pasos las ayudas sociales tendrán que seguir por varios meses más.
Todos de alguna u otra manera hemos sido golpeados por la pandemia y la focalización de los beneficios ha dejado a muchas personas que lo necesitan fuera de toda posibilidad de acceder a ellos, al mismo tiempo que el sector financiero no ha estado a la altura y pese a la evidente extensión de la situación actual sigue cobrando créditos que al menos debiesen ser pospuestos por otros 3 meses, y donde si bien finalmente se entregó una gran cantidad de créditos fogape los montos prestados en general fueron bastante menores a los 3 meses de ventas prometidos. Implícitamente el gobierno reconoce esto al dejar fuera a la banca de la propuesta del préstamo a la clase media.
En la urgencia, en el pago de deudas y el sentimiento generalizado de malestar contra las AFP está la génesis del proyecto del retiro del 10% de los fondos de pensiones, donde si bien se puede comprender e incluso compartir los puntos de vistas contrarios a su uso, la urgencia del hoy, el apremio por pagar deudas hacen que poco importe un eventual deterioro de las pensiones futuras. El futuro es problema que se enfrentará cuando sea un problema, el tema es llegar a ese futuro. Por lo menos así lo entiende la gran mayoría de quienes ven en este retiro una solución para el apremiante hoy.
En este sentido se entiende la necesidad de establecer lo más luego posible las condiciones para que la economía comience a repuntar, se pueda abrir el comercio y se generen empleos.
Eso sí, la apuesta a las reactivaciones regionales plantea para el Ejecutivo y los gobiernos locales un inmenso desafío en materia de vigilancia sanitaria, preparación de la red hospitalaria y capacidad de reacción ante el crecimiento de contagios.
Pero el desafío no es solo del Gobierno, tampoco es un desafío exclusivo de los empresarios que deben comprometerse de manera oportuna y responsable con los protocolos para reiniciar actividades de manera gradual y eficiente. Ni de quien día a día enfrenta las realidades de la pérdida de su empleo o la reducción de sus ingresos. Este es un desafío de toda la sociedad y para esto todos los actores debemos trabajar con un propósito común de reactivación económica y contención sanitaria.
Por último, conviene recordar que ahora los ciudadanos cuentan con mayor responsabilidad. El regreso a las actividades implica más autocuidado y una mayor disciplina social para prevenir contagios.
Lamentablemente nuestra región parece estar lejos de esta reactivación, todo cuando las cifras aún están lejos de permitirnos dar un paso en este desconfinamiento. Entonces antes de pensar en este plan, debiésemos centrar los esfuerzos para que podamos cumplir con la cuarentena. Volvemos así entonces al tema anteriormente planteado del agobio por pagar deudas, de la incertidumbre ante el simple acto de tener un plato de comida y así poder quedarnos en casa.
Por eso tanto interés en el retiro del 10% de los fondos previsionales o en apoyos estatales que alcancen realmente, y ojalara para ayer, a todos.
Luis Fernando González V.
Sub Director