“Más yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.” Salmo 31:14-15
David en este Salmo, empieza con una declaración de fe diciendo: “Más yo en ti confío, oh Jehová;” y afirma de una forma categórica diciendo: “Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos;” David, está plenamente convencido, que su vida tiene un propósito, y que su tiempo, está en las manos de Dios y ante cualquier situación a la que se viera enfrentado, tenía la plena confianza, que estaba seguro en las manos de Dios.
Los tiempos de Dios no son nuestros tiempos. Nuestros tiempos están cronometrados y medido por el “Kronos” más los tiempos de Dios se mide por el “Kairos”
En esta época en que todo es “exprés e instantáneo” difícilmente podemos ejercer la fe y practicar la esperanza. Puesto que, “la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra fe y perseverancia.”
La Palabra de Dios en la carta del apóstol san Pablo a los romanos nos muestra la historia de Abraham y Sara, ellos, no quisieron esperar los tiempos de Dios y decidieron “ayudar” a Dios en Su promesa. “dijo entonces Saraí a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella… Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora.”
Tomar decisiones rápidamente frente a cualquier situación a veces nos traen malas consecuencias, no podemos tomar decisiones que comprometan nuestros principios, y nuestras promesas.
No permitamos que nuestros pensamientos y decisiones apresuradas se vuelvan enemigos, a los tiempos de Dios, por esta razón, debemos ordenarlos y decirles que bendigan a Dios y se mantengan dentro de los límites de nuestra fe y principios, para que no tomemos decisiones de las cuales nos tengamos que arrepentir y Satanás las use para acusarnos.
Así que dile a tu alma, a sus pensamientos: “Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre.” Salmo 103:1
La Palabra de Dios en el libro de Eclesiastés, capítulo 9, versículo 1, leemos:
“Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios;”
En el libro de Hechos de los apóstoles leemos: Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; Hechos 17:28 .
Pastor: Alejandro H. Cabrera C