Desde que existe la comunicación, mucho antes del periodismo como lo conocemos, incluso antes de la imprenta, lamentablemente casi junto con el nacimiento de la palabra aparece la mentira.
Mentiras que cuando son utilizadas en el ámbito militar, o a veces político o comercial, para hacer creer al adversario lo que nos convenga que crea, la llamamos desinformación.
A través de esta palabra entonces quiero hacer el link con las circunstancias que observamos hoy, y que en el mundo anglosajón llaman “fake news”.
No es que las mentiras en política sean nuevas. Nerón difundió noticias falsas sobre el incendio de Roma, los primeros cristianos fueron perseguidos debido a que circulaban rumores según los cuales ejecutaban prácticas repugnantes como el incesto, el infanticidio y el canibalismo. Siglos después, estas mismas acusaciones se utilizarían para perseguir paganos y judíos.
Lo mismo podría decirse de la leyenda de El Dorado, relatos de una gran riqueza muchas veces utilizados para impulsar a los hombres a unirse a tripulaciones que viajaban a América, o el tristemente plan Z del gobierno militar chileno.
El problema ahora es que ya no solo nos creemos las desinformaciones que toman la apariencia de noticias reales, sino que lamentablemente muchos de nosotros ayudamos a propagarlas compartiendo este contenido falso en nuestras redes sociales.
La gran mayoría de las veces compartimos información falsa, desinformando a nuestros seguidores, movidos principalmente por la rabia, el enojo que nos motiva a hacer algo y compartimos esta información entre comillas que nos indigna.
Según concluyó un extenso estudio realizado por Soroush Vosoughi, Deb Roy y Sinan Aral, tres investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) intentando comprender porque las noticias falsas parecen tener un mayor alcance que las verdaderas concluyen que las fake news están mejor noveladas que las verdadera y además son más originales. En concreto, en las conclusiones señalan que ese tipo de informaciones no se parecen en nada a lo que un usuario de Twitter ha visto en su timeline en los últimos 60 días.
Segundo, las ‘fake news’ disparan una respuesta emocional más intensa que un tuit normal. Los investigadores incluso han creado una base de datos con 126.000 tuits en el que analizan qué palabras son las más usadas y muchas veces tienen que ver con el disgusto o la sorpresa.
Combatir esta dimensión de las redes sociales si bien no es fácil, parece tener un camino más claro que es a través de la educación y a la formación de individuos críticos capaces no solo de leer sino de discriminar lo que se lee.
El problema más complejo es que existen quienes intencionalmente inventan informaciones con tal de influir en la opinión pública o incluso ganar likes e impresiones que finalmente significan ganar plata a través de visitas.
LOS MEDIOS NOS ADAPTAMOS
Pero también este cambio nos ha afectado a los medios de comunicación, pero lejos estamos de quienes señalaban que los diarios desapareceriamos con la llegada de internet.
Lo mismo se dijo cuando apareció la radio, o de la radio cuando apareció la televisión o del cine con la llegada de los video clubs o del cable, pero aquí estamos.
Pero ciertamente esta nueva realidad virtual nos ha obligado a adaptarnos. Y en eso estamos.
Sin embargo, sería correcto decir que hoy más gente que nunca en nuestra historia lee El Rancagüino. De hecho, poco menos de la mitad de nuestro tráfico en internet proviene de fuera de nuestra región, mayoritariamente de Santiago, es que muchas veces pese a no vivir en esta zona mantenemos nuestro vínculo emocional por lo que deseamos saber que sucede en nuestra querida tierra.Más aún en estos tiempos de pandemia nuestro público total se multiplicado, más de 2 millones de visitas mensuales y lo cerca de 200 mil seguidores en redes sociales, ha sido un explosivo crecimiento, – hace un año hablábamos solo de 85 mil seguidores y poco más de un millón de visitas, la incertidumbre primero del estallido social y ahora de la pandemia hace que la necesidad de la información veraz y confiable un bien cada vez más necesario, así nuestro obligado paso a un formato solo digital a causa de la pandemia ha hecho que quienes se informan por El Rancagüino del acontecer regional sea cada vez más personas. Muchas gracias por su confianza.
Orgullosamente podemos decir que somos el medio de la región de O´Higgins, que en estos 104 años de existencia se ha ganado la credibilidad, si algo lo dice El Rancagüino debe ser cierto. Podemos equivocarnos, puede suceder, pero jamás inventar alguna situación. Rendimos examen todos los días, a cada hora, y nuestros seguidores y lectores no hacen sino avalar nuestro periodismo local e independiente.
Es que contenido tenemos mucho que ofrecer, solo hay que encontrar la mejor manera de darlo a conocer y para eso estamos disponibles, no solo para replicar un banner sino y más que nada para a través de un periodismo de calidad, generar contenido trascendente para distintos públicos.
Por eso también estamos diversificando nuestros servicios, no solo somos un medio de difusión publicitaria, sino de contenido.
Es que, en esta era digital de cambios acelerados, estamos pasando de la era del like y las redes sociales a una era de contenido, donde la información relevante, creíble y disponible fácilmente será clave para contrarrestar las mentiras que algunos puedan decir sobre nosotros.
Luis Fernando González Vallejos.
Sub Director