Ximena Mella Urra
Sin lugar a dudas la falta de libertad coartada por esta crisis sanitaria, nos conlleva a un estado de máxima angustia y tristeza, especialmente luego de 5 meses de confinamiento, a veces obligatorio y en otras muy sugerido, permitiendo resguardar nuestras vidas y evitando el contagio de este coronavirus.
Ya en mayo pasado, un estudio de Salud Mental realizado por la Asociación de Municipalidades de Chile, daba cuenta de que el 79,5% de las personas creía que la crisis sanitaria afectaba negativamente las emociones de su entorno cercano, un 56% afirmaba sentir ansiedad, el 40% declaraba sentirse solo y el 40,9% que duerme mal. Por su parte, el último estudio de Plaza Pública Cadem reveló que el 89% de las personas encuestadas dice sufrir de ansiedad, nervios, angustia, estrés y cansancio desde que comenzó la crisis. Sólo un 5% expresó sentirse tranquilo. Razones suficientes para que las consultas virtuales en salud mental aumentaran desde abril pasado.
Un análisis realizado por la plataforma en línea www.psicologiachile.cl, arrojó que de todas las consultas que fueron recibidas durante los meses de marzo, abril y mayo, un 72,30% corresponden a mujeres que sufren ansiedad, estrés y depresión a causa del encierro y por tener que compatibilizar el trabajo, las tareas del hogar y el cuidado de los niños. Sofía Fiedler, psicóloga de dicho espacio virtual, dice que las consultas seguirán aumentando ya que esta pandemia “desentierra miedos anteriores y más internos que por nuestros ritmos de vida no visualizábamos. Nos ha llevado a cuestionarnos todos nuestros roles y propósitos, nos dimos cuenta que nos hemos dejado de lado, especialmente en lo que se refiere a nuestras emociones. Igualmente se evidencia que las mujeres serían las que más consultan y así lo dice el Ministerio de Salud, que las féminas entre 35 a 45 años son las que sufren más deterioro en salud mental. Pero no hay que encasillar los datos de acceso a consultas por género”, explica.
En tanto, la psicóloga clínica y co-fundadora de esta plataforma, Andrea Rojas, dice que la ansiedad es una emoción caracterizada por sentimientos de preocupación por situaciones que están prontas a ocurrir. “Debido al confinamiento es que hemos podido visualizar un aumento de ésta en los chilenos. Por ejemplo, se ha evidenciado un importante aumento de consumo de alcohol, tabaco y alimentos que pueden generar obesidad, depresión o trastornos del sueño. Todos estos efecto son transmitidos por los adultos de la casa a los más pequeños y a los adolescentes”.
“NO DESCANSAMOS BIEN”
La profesional psicóloga clínica y laboral, Daniela Camus, manifiesta que a todos nos ha costado estar en casa. “Nos está afectando con ansiedad e incertidumbre porque muchos pensábamos que a la fecha esto ya habría pasado. Debimos aprender a la fuerza a adaptarnos a algo que no sabíamos cómo hacerlo”.
El hogar era nuestro espacio de descanso y ahora se convirtió en nuestro centro de trabajo, en nuestra oficina, en nuestro colegio, todo a la vez. “Igual les pasa a los adultos mayores a quienes les gustaba salir. Ahora no estamos logrando descansar como se debe. En lo físico también nos afecta porque cuando no somos capaces de soportar algo, nuestro cuerpo se expresa mediante por ejemplo, dolores de cabeza, problemas de sueños, estamos comiendo más de lo que debiéramos, tenemos mucho la piel mucho más seca, entre otras consecuencias”.
Camus explica que el teletrabajo y las clases online nos agotan porque si bien estamos conectados, físicamente no lo estamos, entonces pensamos obligadamente que esa persona sí está. “Muchos están sufriendo de estrés laboral producto de esta crisis porque al factor del trabajo le sumamos que estamos en casa ordenando, cocinando, pendiente de los hijos, etcétera.”, argumenta la especialista.
Cometa que muchas personas con patologías mentales, anteriores a esta pandemia, se les ha exacerbado su condición. Daniela tiene pacientes con quienes iba muy bien en sus tratamientos y terapias, terminando casi con alta en muchos casos, pero ahora decidió volver a tener sesiones casi semanales con ellos porque presentan cuadros de ansiedad y de angustia que antes ya estaban manejando. Muchos de ellos han presentado también crisis de pánico, taquicardias, ahogos, llanto sin motivo, insomnio, decaimiento al no querer levantarse por las mañanas, entre otros problemas. Otros, dice, son muy resilientes y pueden llevar de mejor manera esta pandemia.
“Lamentablemente las madres nos llevamos siempre la responsabilidad de los niños y el colegio, hay excepciones pero esta carga independiente del género, se está notando más”, asegura. En las familias, cree que los más pequeños son los que están también más agotados, sobretodo porque son inquietos y necesitan salir a jugar. Los más grandes nacieron bajo una era digital por lo que están más acostumbrados a relacionarse de esta forma. Mientras que los padres se dan cuenta que no están pasando tiempo con sus hijos. Si bien están físicamente cerca, no le dedican tiempo suficiente al estar tele trabajando o preocupados de los quehaceres en el hogar, explica. “Entonces, ¿en qué momento jugamos o pasamos tiempo de calidad con ellos sin sentirnos culpables que tenemos que hacer otras cosas?”, opina esta especialista.
Otro tema a discutir es la repercusión que ha tenido la vida de las parejas en esta cuarentena. Al respecto cree que nunca habíamos pasado tanto tiempo con la pareja, ni siquiera en el pololeo. “Nos pasa que llega un minuto en que ya no queremos verlo(a) y es muy normal, la cuestión es cómo manejamos esta situación. Tenemos que respetar nuestros espacios al interior del hogar. Con los niños pasa lo mismo, sobre todo con los más adolescentes”.
En cuanto al teletrabajo, aconseja que si tenemos un espacio en la mesa del comedor para trabajar, “cuando terminas ese lugar debe cerrarse, no debes volver ahí porque ya terminaste, ya que esto es muy simbólico. Tampoco hacerlo sobre la cama o en el dormitorio. No sabemos cerrar las horas laborales, no hay un quiebre, lo cual sin duda venía desde mucho antes que comenzara esta crisis”.
Pero ¿en qué momento debemos pedir ayuda?. La mayoría de las personas piden ayuda cuando ya tocaron fondo, explica Camus. En tanto, los adolescentes son mucho más conscientes de su salud mental y hoy están pidiendo ellos a sus padres poder asistir a terapia. “Tenemos que saber escuchar nuestra salud emocional y física y saber pedir ayuda, también en forma preventiva. Ahora se nos viene una pandemia bien grande en lo que es salud mental”.
UNA DIFÍCIL CONVIVENCIA
La psicóloga Cecilia Gómez, del portal Terapiamental.cl concuerda con Daniela Camus en los efectos que han experimentado las personas a raíz del confinamiento, como son la ansiedad, crisis de pánico, episodios depresivos y también el estrés, que puede verse reflejado en respuestas más alteradas, violentas y hasta agresivas de unas personas a otras. Esto puede llevar a malestares físicos como dolores de cabeza, tensión lumbar y cervical, incluso afectaciones cutáneas. Es lo que se llama somatización.
“El estrés es una respuesta natural de cualquier especie, que se activa ante la presencia de peligro. Es una respuesta adaptativa, que en ocasiones, puede generar la alteración del sistema nervioso lo cual se traduce en ansiedad. Estamos viviendo tiempos en donde la certeza no está más y hemos tenido que aprender a vivir en una incertidumbre a la cual no estábamos acostumbrados”, analiza la experta. Hoy todos estamos lidiando con distintos problemas, ya sea internos o externos, describe Cecilia, “desde los niños, que han tenido que dejar de ir al colegio, dejar de sociabilizar con sus pares y jugar, pasando por los jóvenes que también están imposibilitados, hasta adultos con hijos que tienen que hacer malabares para cumplir con todas las responsabilidades, y los adultos mayores que pasan solos”.
A su juicio, la convivencia entre cuatro paredes tampoco es fácil, porque las personas somos seres complejos, cada uno con distintas experiencias y emociones. “Si la persona no trabaja sus temas internos, propios, siempre va haber conflicto con quien se relaciona, porque lo hacemos desde nuestras experiencias, creencias, emociones, que no siempre es compartido. Hoy nos vemos obligados a convivir 24/7 con las personas con quienes compartimos el hogar”.
En la actualidad, las personas vivimos como en una olla a presión, que al explotar, puede traer consigo temas que no estaban resueltos, expone. Para evitar esto propone decir lo que nos pasa, “todos estamos pasando por algo y sentimos algo respecto a este momento. Comunicarlo y conversarlo nos hace sentir acompañados. También es importante el autocuidado, observarnos, conectar con lo que sentimos, dejar el espacio para realizar actividades que permitan distraernos de todo lo que ocurre afuera y poder mover el cuerpo para sacar toda la energía acumulada. Y en lo que a convivencia se refiere, lo ideal es poder crear rutinas, horarios, tareas dentro de los integrantes del hogar, que puedan hacer el día a día más llevadero”.
CÓMO CUIDAR A LOS NIÑOS
A los niños también les afecta la pandemia, sólo que de forma diferente a los adultos. Es por ello que la psicóloga del Hospital de Graneros, Marcela Roa, nos recalcó la importancia del rol que juegan los padres al entregar un espacio para la comunicación con sus hijos. “El estrés es la respuesta que tenemos frente a las situaciones de cambio. En nuestros niños es más complejo, porque los menores no tienen desarrollado el autocontrol”, afirma.
Con respecto a los factores que pueden incidir en este comportamiento, la profesional detalló que “el confinamiento, el acceso desmedido a las pantallas, el encierro, la falta de ejercicio físico o el no tener contacto con sus pares o familia, puede repercutir en su salud mental. Es por ello, que debemos estar atentos, ante la aparición de ciertos síntomas como afectación del apetito, problemas al dormir, mayor irritabilidad, angustia excesiva, por ejemplo”, asegura Roa.
De igual manera hace hincapié en que mantener una rutina estable y una actitud positiva son claves a la hora de superar el estrés y la ansiedad en los niños. “Es muy importante que los niños se sientan escuchados. Dejar que ellos hablen y darles una respuesta clara. Evitemos el exceso de información. Debemos lograr establecer rutinas claras, que tengan un horario para levantarse, para dormir, con las comidas. Una estructura favorecerá a que tengan su mente ocupada, para evitar los pensamientos negativos. Es importante que incentivemos el ejercicio físico, para liberar tensiones. El contacto online con los abuelos o primos, también les ayudará. A su vez, podemos fortalecer vínculos, a través de los juegos o actividades en familia”, indicó.