Por: Ximena Mella Urra
Ante estos resultados dela Tercera encuesta sobre Violencia Intrafamiliar contra la mujer, conversamos con Daniela Cáceres, académica especialista en Violencia de Género, quien nos comenta que hay cifras que permiten constatar la situación de violencia hacia las mujeres en el espacio doméstico. “Este espacio tiene larga data y tiene que ver con que se ha situado como de ‘no derecho’ de las mujeres, básicamente por su oposición a lo público. Esto nos confina a hacernos cargo de las labores de crianza, domésticas, de reproducción, en desmedro de un espacio público donde se discuten asuntos importantes políticamente. Por lo tanto, las situaciones de violencia aquí han sido mucho más agudas que en el espacio público, pero que también existen”.
Que la violencia hacia las mujeres se ha incrementado en el confinamiento, nos dice mucho, continúa la experta, “como es que esta se ha agudizado producto del encierro. Esto es muy preocupante porque nos damos cuenta cómo la violencia sube pero las denuncias han bajado respecto del año anterior. Hay más llamadas al fono 149 pidiendo ayuda tanto por violencia física como psicológica. Esto demuestra las dificultades que están teniendo las mujeres para salir de la violencia y la incapacidad del Estado para hacerse cargo”, aseguró.
Para que las mujeres logren romper estos círculos de violencia, piensa que las casas de acogida no pueden ser la solución, “ya que estas tienen requisitos que no todas las mujeres cumplen, porque es una medida que llega después y no de manera preventiva. Para eso necesitamos un cambio cultural profundo. En el caso de nuestra región, hay ciertos elementos que se pueden conjugar para definirla como una región machista como el rodeo, como la cultura huasa o minera, que por ende reproducen ciertos patrones machistas”, ejemplificó Cáceres.
Para romper con esta violencia se necesita también que las mujeres cumplan con las condiciones materiales que le permitan hacerlo, según esta académica, lo que conocemos como “autonomía económica. Hoy producto de la pandemia, es muy difícil que una mujer logre salir de la casa del agresor, sin una ayuda económica. Cómo hacemos para que logre salir adelante, para sacar al maltratador del hogar y que no deba salir ella del hogar. Se tiene que apoyar a la mujer para que logre subsistir y empoderarse”, insistió.
A su juicio, la pandemia además ha agudizado ciertos tipos de violencia que tienen que ver con la labor de los cuidados que recaen principalmente en las mujeres. “Dejamos de tener autonomía económica porque gran parte de nuestro tiempo es consumido por la labor de los cuidados. Imaginemos en esta situación a mujeres que están viviendo violencia. Es imposible que estas mujeres rompan este círculo. A eso le suma el deterioro de la salud mental en confinamiento”. Y concluye analizando que es un “panorama muy desolador, tanto por el incremento de la violencia como de las responsabilidades del Estado”.