Ayer a mediodía la Plaza de Rancagua lucía como cualquier día primaveral. Muchos jubilados sentados tranquilamente conversando, otros en parejas o grupos compartiendo una colación , muchos haciendo cola para hacer trámites , varios tomando un cafecito y varios trabajando en el jardín alrededor del monumento a Bernardo O’Higgins aún sucio por los rayados durante las muchas protestas sociales.
La bandera de la Patria Vieja junto a la actual frente al monumento parecen ser sumadas al paño negro que hondea en la Torre de la Merced los únicos testimonios del sentido histórico de esa plaza en donde un día como hoy murieron miles de patriotas y realistas junto a cientos de vecinos y vecinas de Rancagua quienes además vieron como sus viviendas fueron saqueadas e incendiadas.
Distintos prestigiosos historiadores recopilaron dramáticos relatos de la Batalla que duró dos días. Están recopiladas las órdenes y comunicados de los patriotas, como también de los realistas. Y se ha podido reconstruir las largas horas de horror que vivió la entonces Villa Sana Cruz de Triana conocida como Rancagua como la denominaban los lugareños. Los relatos de los días posteriores son dramáticos y marcaron a los vecinos por varias generaciones ya que prácticamente todos los habitantes de Rancagua y sus alrededores fueron afectados seriamente por la batalla y su recuperación material tardó varios años junto al recuerdo de los que fallecieron y que fueron sepultado en una gran fosa común junto a los caballos y animales muertos en la esquina norte de lo que hoy es la Alameda y Recreo.
No existe una definición clara del ser rancagüino , es tiempo de investigar y recrear nuestra propia identidad . En un mundo cada vez más globalizado y caótico el volver a ser personas con un cierto arraigo es cada vez más importante.
Los rancagüinos tienen mucho de héroes recilientes como el ave fénix que está en su escudo como símbolo del saber renacer de sus cenizas. Tienen mucho de la rica y profunda cultura campesina y mucho de la fuerza y solidaridad de los mineros. Mucha herencia de los migrantes del siglo pasado.
La pandemia no nos puede hacer olvidad nuestra historia . Hoy en Rancagua y en nuestra región están muriendo muchas personas y aún nos quedan muchos días por delante en los que si no nos cuidamos muchos otros van a morir y tal vez algunos de los que hoy están sentados tranquilamente conversando en la plaza.
Alejandro González Pino
Director